martes, 9 de enero de 2018

Puntual como un reloj, como el destino, me he apostado en el cruce de vías de Santiago el Mayor y he esperado al hombre, al personaje de carne y hueso cuyo argumento es un misterio para mí. Y ahí ha surgido, impenetrable y conciso, fiel a su estela de sombra vertical bajo el frío. Qué alivio.

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