domingo, 21 de enero de 2018

"Olvidé por completo que tenía que escribir la página dedicada a este día y ahora no me acuerdo de lo que hice. Apenas conservo algunas ideas, fragmentos para pasajes de obras en marcha".
Qué rebuscado, para quien lleva un diario, tener que admitir en el propio diario que olvidó por completo que tenía que escribir la página dedicada a tal día y que ahora no se acuerda de lo que hizo, que apenas conserva algunas ideas, fragmentos... Lo hizo Fernando Pessoa un viernes 28 de febrero, hace más de un siglo, seguramente en la hoja de un cuaderno tan pudoroso y sombrío como su propio dueño. Y qué absurdo -para él, si levantara la cabeza y el resto de sus miembros- descubrir que alguien señala y registra aquella impronta de autodisculpa al cabo del tiempo, como si la forzara a propiciar algún mensaje oculto, algún designio; como si solo aquí se realizara el eco que justificará su olvido, la venganza póstuma de su desmemoria.  

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