domingo, 29 de noviembre de 2015

Un baño de sol es lo más parecido a una sesión de meditación trascendental. La desnudez completa, la tregua del pensamiento, el abandono dichoso de que hablaban los místicos, el silencio del ser que se sabe y se quiere sólo y solo, aquí y ahora. Por estos parajes transitaban las musas de otros tiempos.

lunes, 23 de noviembre de 2015

ABISMO

Cuando nadie las mire,
henchido de preguntas,
¿qué será de la Luna y las estrellas,
qué criatura o dios
las dispondrá en su cielo?

Cuando la Tierra sea
un olvido arrasado,
una ficción del tiempo y del espacio,
un rescoldo de nada,
¿quién cifrará el abismo?

viernes, 20 de noviembre de 2015

Lo primero sería elaborar un catálogo de distracciones, y luego, paulatinamente, aislarlas, analizarlas y extirparlas.

domingo, 15 de noviembre de 2015

La casualidad no conoce límites, y en ello en parte radica su prestigio.
La noticia de los atentados de París, la noche del viernes, me sorprende por la página 32 de una novela que me llegó de rebote (nunca la hubiera buscado) y que voy leyendo entrecortadamente, a ratos muy esporádicos. Hoy la he cogido con más empeño (hasta la página 109), sin duda alentado por el singular paralelismo, casi vaticinio, entre los derroteros de la trama y los sucesos terribles de la capital francesa. En la contraportada se informa, además, de la circunstancia no menos casual de que Sumisión se puso a la venta en Francia el mismo día que unos terroristas consumaron su matanza en la redacción del Charlie Hebdo.
No sé qué desenlace me aguarda al final de la historia (que discurre en un futuro próximo), como no sabemos qué dosis de sinrazón y de fanatismo nos deparará el día de mañana. Ni siquiera Michel Houellebecq puede saberlo.

viernes, 13 de noviembre de 2015

Apenas cuando escribe recupera su verticalidad como hombre, la talla humana que a todos se nos supone, la realización parcial de su destino o el espejismo de una pretendida plenitud. Porque en el acto de escribir piensa, formula emociones, aprende a reconocerse, habita en sí, está consigo. Pocos parecen entenderlo a su alrededor; acaso nadie. ¿Y qué?

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Volví a soñar con mi primo después de mucho tiempo. Fue, creo, en la madrugada del jueves al viernes, o acaso la anterior, no lo sé. Lo que importa es que él conservaba exactamente el mismo rostro, el mismo semblante desavisado y próximo, la misma despreocupación que le recuerdo a casi veintiún años desde que nos dijéramos adiós para no volver a vernos. En el seno del sueño aparece siempre igual, siempre confiado, como si no pudiera sospechar ni de lejos que la tragedia lo acecha y que acabará engulléndolo una noche inmediata y que ya han transcurrido dos décadas completas. Todo en él se detuvo en un instante inamovible que ignora cualquier forma de futuro y que para mí se confunde, ahora, entre el pasado y la ficción, breve salto entre la memoria y el olvido. Él no lo sabe, pero ahí sigue. Y seguirá mientras yo lo sueñe.

lunes, 2 de noviembre de 2015

"La muerte es el tema principal de la poesía lírica. La poesía lírica nos recuerda que vivimos en el tiempo. Nos dice que somos mortales. Celebra o reconoce los estados de ánimo, las ideas y los acontecimientos solo en la medida en que existen en el tiempo. ¿Qué significado tendría nada fuera del tiempo? Aun cuando la poesía esté celebrando algo alegre, porta consigo la noticia de que esa alegría en concreto se ha terminado. Es un largo epitafio, un adiós a nuestra discreta estancia en la tierra. Pero su poder difiere de aquello que celebra, ya que no se trata solo de que lamentemos el paso del tiempo, sino también de que de alguna manera nos preservamos de su peso, y cuando leemos poesía, durante esos breves momentos de ensimismamiento, la idea de la muerte parece indolora, incluso bella".
Mark Strand, Sobre nada y otros escritos

domingo, 1 de noviembre de 2015

Muchas ideas confusas. Dispersión, aturdimiento, falta de voluntad, desánimo, casi entrega. Rencillas continuas con el dios del tiempo, con el dios del espacio, con el dios del orden, con el dios de los imprevistos.
A mi alcance, con una señal por el capítulo 18, Biografía del silencio de Pablo d'Ors, que remueve dentro de mí el antiguo discurso de las distracciones (todo cuanto nos aparta del camino trazado, o lo que es lo mismo, de la búsqueda del ser que somos) y la urgencia de barrer alrededor para que en el horizonte solo se muestre lo único, lo esencial, lo que da sentido a todo.
Barrer, sí, pero... ¿cómo?, ¿con qué ímpetu?, ¿con cuánta fe? Y sobre todo, ¿a qué precio?