viernes, 5 de enero de 2018

Los espejos que nos miran con afán obsesivo al salir de casa o en el hueco del ascensor, los escenarios urbanos o campestres que se van insinuando a nuestro paso, la tentación de posar para uno mismo, la docilidad del artilugio que continuamente se esgrime en la palma de la mano, el envío inmediato y masivo con un simple golpe del índice. He aquí otro gran logro de la alta tecnología digital: la socialización del narcisismo.

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