viernes, 19 de enero de 2018

Al saltar a los cuarenta, mientras vamos cumpliendo del cero al nueve todos los aniversarios que amenizan la década, todavía nos pertenece la ilusión de no haber alcanzado la mitad de nuestra vida. Pero solo una cifra después, ya abonados a la redondez simbólica del cinco con el cero, algo nos persuade de que acaso hace mucho tiempo que vivimos de vuelta, en el descenso, en la cuenta atrás, y es entonces cuando nos preguntamos por el año y por el mes, por el día y por la hora en que hubimos de cruzar -inadvertidamente, ajenos a ese giro impredecible- la exacta línea del ecuador. Nunca lo sabremos, no nosotros.

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