martes, 13 de junio de 2017

Me dice su madre que Darío, esta tarde, en mi ausencia, mientras leían poemillas y canciones de un volumen para niños, ha completado él solo una rima en aguda. Nos miramos y nos admiramos: una rima en aguda puede ser fatalmente el principio de una vocación, de un destino. Y dudamos entre congratularnos de su talento espontáneo o alarmarnos de su precocidad extraordinaria.

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