jueves, 15 de junio de 2017

Leí Contra la historia, de Cioran, en octubre de 1990. Ahora me asiste mi caligrafía de entonces con algunas citas inevitables:
"Las fuentes de un escritor son sus vergüenzas; aquel que no las descubre en sí mismo, o que las escamotea, está abocado al plagio o a la crítica";
"Todo acto exige un combate contra los mil motivos que tiene para no ejecutarlo";
"Dejarse morir es un acto de debilidad; aniquilarse, de fuerza";
"La inacción es divina".

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