miércoles, 11 de abril de 2018

Hay una cita de Flaubert que Maurice Nadeau recoge en su biografía del autor francés: "Sería bonito poder publicar de golpe las Obras Completas". Hoy he recordado esa frase que subrayé hace siglos y me ha asaltado con su alivio íntimo la dulce, dulcísima tentación del anonimato. ¿Habrá destino más honesto para el artista que hacerse y crecer midiéndose en la sombra, consigo mismo, sin distorsiones que vienen de afuera, brillando al fin, de una sola vez, a la luz de su testamento definitivo, total, inamovible? Pero el sueño -reo de las urgencias mundanas, rehén del moderno agravio de la inmediatez- se diluye en el veneno de querer ser ya, y de serlo sin transición, sin Ítaca que aguarde, triste pugna que apenas goza los dones de la actualidad ya le remuerde su espejismo.

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