lunes, 30 de octubre de 2017

En el preámbulo a los diarios de Fernando Pessoa que inesperadamente merqué la semana pasada, me cruzo con unas "notas sobre lectura", sin fecha expresa, que no conocía, pero que en varios renglones siento como si las hubiera escrito yo mismo.
El autor dice haber abandonado el hábito de leer, habiéndose desentendido casi por completo de cualquier libro con ambición literaria; dice que de Shakespeare ya no puede aprender a ser sutil ni de Milton a ser íntegro; dice que en la dirección hacia la que se mueve, "erizado de angustia", ningún libro puede ayudarle, y que ha perdido interés por escritores como Wells, Chesterton o Shaw, que solo son inteligentes, porque sus ideas se parecen a las de muchas personas que no escriben; dice haber descubierto que la lectura es un sueño esclavo y que es mucho mejor que uno sueñe sus propios sueños.
Y se despacha con esta agudeza compartida: "En el pasado creo que sabía leer. Ahora me extravío mientras leo".

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