sábado, 25 de noviembre de 2017

Tirado sobre la cama, convaleciendo. Otra vez el maldito lumbago, que sacude sin aviso, con esa estridencia eléctrica que sabe alcanzar el dolor físico. Ahora he logrado ponerme bocabajo, con gran suplicio en la región de los riñones. Me siento como Gregorio Samsa, inútil y culpable, dependiente, frágil. Pero hoy es sábado; quizá de aquí al lunes me habré repuesto por completo.

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