viernes, 31 de enero de 2014

GRANDE Y PACHECO Y GELMAN

Se mueren los poetas, se retiran con asombrosa discreción, casi invisibles para esa actualidad en la que no caben. En pocos días se han ido Juan Gelman y José Emilio Pacheco, y hoy me entero casi de rebote de la marcha definitiva de Félix Grande, a quien tuve próximo algunas veces, en ámbitos literarios y en ámbitos flamencos; una de ellas incluso me acerqué tímidamente para ofrecerle en medio minuto un libro mío que él recibió con similar timidez: "Ya ves que no era tan difícil", observó. En esta hora no olvido que las semanas previas a la última guerra de Irak llevé a menudo a mis clases un poema suyo que comentábamos con la exaltación pacifista de aquellos tiempos. Se mueren, sí, pero nos dejan su verdad, su quehacer perdurable, la estela de su alma.

RECUERDO DE INFANCIA

Hoy el periódico traía sangre igual que de costumbre
venía chorreando como la tráquea de un ternero sacrificado

he visto chotos cabras vacas durante su degüello
bajo el agujero del cuello una orza se va llenando de sangre
los animales se contraen en sacudidas cada vez más nimias
de pronto ya no respiran por la nariz ni por la boca
sino por la abertura que la navaja hizo en la tráquea
en la cual aparecen burbujas a cada nueva respiración
a menudo parece que están completamente muertos
y no obstante aún se agitan una o dos veces suavemente
ahora sus ojos ya no miran tienen como una niebla
un teloncillo de color indeterminado que recuerda al ceniza
entonces el carnicero se incorpora con las manos manchadas
y procede a desollar y trocear el animal cadáver
para después pasearlo venderlo en porciones hacer su negocio

hoy el periódico traía sangre lo mismo que otros días
acaso unos cuantos estertores más que de hábito
pero cómo saberlo hay países que no especifican
por ejemplo el departamento de estado no da las cifras de sus 
[ bajas
únicamente les agrega apellidos
bajas insignificantes bajas ligeras bajas moderadas

hoy el periódico traía sangre en volumen considerable
y mientras leo pacientemente civilizadamente el intento
de justificación de esos destrozos escritos de sutil manera
recuerdo vacas cabras chotos la gran orza en el suelo
y recuerdo imagino pienso que unos cuantos carniceros
continúan desollando troceando pesando en sus básculas
haciendo sus negocio mediante esos pobres animales 
[ sacrificados.

Félix Grande

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