jueves, 16 de enero de 2014

ENTRE LA NIEBLA

Estoy enfermo. Estornudo sin control y arrojo un pañuelo y tomo el siguiente y la mesa se va llenando de formas arrugadas y húmedas. Cuando estoy enfermo no estoy enfermo para ninguna otra cosa que para estar enfermo, me susurra incansable cualquier heterónimo de Pessoa. Deliro. Me muevo en un estadio de semiconciencia, casi levito, y me pongo a escribir y escribo que me gustaría escribirlo todo, abarcar en un rato de escritura las innumerables opciones de mi imaginación creadora, pero lo que en realidad acabo escribiendo es que no se me ocurre nada, que no sé por dónde empezar a tirar del hilo, que hoy no me asiste el equilibrio entre la voluntad y el oficio para ensartar una palabra tras otra. Estoy enfermo y deliro y noto la espesura de los pensamientos que pugnan por abrirse paso entre la niebla siempre metafórica que ocupa mi cerebro y que se licúa hasta alcanzar las fosas nasales y circula incesante por sus conductos. Y estornudo y busco otro pañuelo y escribo lo que me dicta el resfriado y lo borro todo de la pantalla  y vuelvo a empezar. Estoy enfermo.

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