domingo, 27 de mayo de 2018

"Una decisión es una elección entre futuros simulados mentalmente".
Me crucé con tal enunciado en un volumen divulgativo de neurociencia, ámbito que me viene interesando y seduciendo desde hace algún tiempo, y lo anoté en cualquier libreta para extraviarlo y no encontrarlo hasta ahora mismo, hasta este instante en que me apresuro a copiarlo. Y he de añadir que esa "elección entre futuros simulados mentalmente" me gusta mucho más que la entrada del Diccionario de la Real Academia, en cuya acepción primera define decisión como "determinación, resolución que se toma o se da en una cosa dudosa".
Decisiones tomamos todos los días y casi a cada instante, desde la ropa que nos viste al plato que le pedimos a un camarero, unas más conscientes y otras menos, y con diversos índices de riesgo y retahíla de consecuencias; pero solo quien haya tenido que enfrentar una decisión vital, definitiva e irreversible, de esas que polarizan y eternizan un antes y un después, sabrá estar de acuerdo conmigo.

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