lunes, 25 de septiembre de 2017

Tras sugerirme una archiconocida cadena norteamericana de comida rápida que dispensa sus productos a más de medio mundo, yo hice un gesto ostensivo que equidistaba entre el asombro y el asco.
-Tío, te estás aburguesando peligrosamente -fue su dardo de veneno cordial.
Entonces, la bondad del idioma vino en mi auxilio casi sin forzar ningún resorte, inmediata y mordaz, ingeniándoselas por sí misma, satisfecha de su juego saludable:
-Mejor aburguesado que hamburguesado, ¿no?
Y ahí se zanjó cualquier disputa.

No hay comentarios: