jueves, 28 de septiembre de 2017

En la modorra de la siesta, una noticia crepuscular se sale de la pantalla del televisor y eclipsa al resto de titulares previsibles: escucho que Biri Biri vuelve de visita a Sevilla, y lo veo sonreír con su atuendo exótico, y la sola mención de aquel futbolista africano -no hago cierto si de Camerún o de Gambia- me lleva a galope por las galerías de la memoria hasta reencontrarse en la mirada del niño que fui.
Era la década del setenta y yo cumplía seis, siete u ocho años. En mis manos se movían cada temporada, por estas mismas fechas, los cromos con la foto en pose individual, con o sin pelota de cuero, y por detrás la breve reseña biográfica de cada uno de los jugadores de los equipos de la liga española. No necesito demasiado esfuerzo para que aparezcan las páginas de un álbum, y en él los colores de las camisetas y los rostros casi anacrónicos de los dieciséis elegidos de cada club, todavía fijos al papel con aquella masa líquida que hacíamos a base de agua y harina. El Granada y el Elche y el Hércules y el Salamanca y el Santander y Las Palmas eran los habituales de aquel tiempo, junto a los consabidos, a los de siempre: el Atlético y el Atlétic y el Valencia y el Español y el Zaragoza y el Betis. Hay nombres que habitan en mi conciencia como si no hubieran pasado más de cuarenta años: Iríbar, Alessandro o Carnevali; Arrúa, Solsona, Ayala, Aragonés, Cardeñosa, Guisasola, Rubén Cano, los hermanos Rojo, Amorrortu, Esnaola, Sol...
Pero los todopoderosos de entonces eran ya los todopoderosos de ahora, y, al menos en mi barrio, desde muy temprano el azar o la fatalidad determinaban la adscripción vitalicia, inmutable, la eterna antagonía entre el Real Madrid y -más minoritario- el Fútbol Club Barcelona. En las alineaciones blancas solían estar García Remón, Camacho, Breitner, Del Bosque, Macanás, Pirri, Santillana, Amancio o Netzer, mientras que las blaugranas sonaban a Sadurní, Rifé, Migueli, Marcial, Asensi, Neeskens, Rexach, Tomé o Cruyff.
El holandés de Amsterdam, Johan Cruyff, fue precisamente quien decantó mis querencias, o eso creo. Hasta hoy, como ya saben ciertos versos de los que no abdico.
Y ahora resulta que Biri Biri vuelve a Sevilla, de visita...

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