viernes, 23 de noviembre de 2018

Cuando Saramago publicó su primera novela saramaguiana por derecho (Levantado del suelo, 1980) tenía 57 o 58 años. Supongo que la pensó y la proyectó y la empezó a redactar a los 55 o 56, pero no tengo noticias al respecto. A esa la siguieron, con una productividad asombrosa, cuatro más en la década de los ochenta (Memorial del convento, El año de la muerte de Ricardo Reis, La balsa de piedra, Historia del cerco de Lisboa), tres en la de los noventa (Evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera, Todos los nombres) y seis entre 2000 (La caverna) y 2008 (Caín); hasta que acaeció su muerte en 2010. Casi en el ecuador de esos tan aprovechados treinta años se le otorgó el Nobel de Literatura.
Casualmente, también don Quijote echó a andar por los caminos y por las conciencias de La Mancha cuando su venerado autor sumaba 57 o 58 años; pero no me consta cuándo lo pensó y lo proyectó y lo empezó a redactar.
Dos referentes de tenacidad, dos faros en la noche.

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