domingo, 21 de junio de 2015

El verano de los astros se adelanta entre sudores. De pie en la acera, un grupo de jóvenes airea la última conversación estridente antes de disolverse y matar la juerga. Una chica se aparta, se recoge el vuelo del vestido, se baja las bragas y se agacha un minuto, entre dos coches aparcados en batería. Son las cuatro y media, las cinco de una madrugada cálida, con más tráfico de lo normal. Pensamientos insomnes detrás de la ventana. El domingo se presume largo.

1 comentario:

Juan Ballester dijo...

qué vivo estás, Pedro