lunes, 18 de noviembre de 2013

MEDIA HORA

Es un poema que se tropezó conmigo, y yo con él, allá por los dieciséis años, justo cuando me sentía sobrepasado por causas no del todo ajenas a mi voluntad. Lo leí tantas veces, a modo de terapia de las emociones, que lo acabé aprendiendo de memoria. Hoy no tolero bien ninguna traducción que no sea esta (aquí la versiono en prosa) realizada por Pedro Bádenas de la Peña para Alianza Tres:

Ni te he poseído, ni nunca, creo, te poseeré. Algunas palabras, un contacto, como en el bar anteayer, y nada más... Es, aunque no lo diga, triste. Mas nosotros, siervos del Arte, en ocasiones con la intensidad del pensamiento y, desde luego, solo por poco tiempo, creamos un placer que parece casi real. Así, en el bar, anteayer -con la ayuda, por lo demás, del muy compasivo alcohol- gocé media hora de total erotismo. Y lo comprendiste, me parece, y adrede te quedaste un rato más. Era sumamente necesario, porque con tanta fantasía y el mágico alcohol, tenía que mirar tus labios, tenía que tener cerca tu cuerpo.
Constandínos Kavafis

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