jueves, 21 de noviembre de 2013

DE PUNTILLAS

Hubo una mujer sin nombre que se lanzó al río mientras Raskólnikov la miraba absorto, sin voluntad, una mujer a la que rescataron de las aguas para continuar su camino...
Como en las historias que me va deparando la propia vida, no conozco una sola novela en la que no pase de puntillas algún personaje ocasional -ni siquiera secundario, ni terciario-, tallado en la fugacidad de un renglón o de un triste párrafo, y que luego, al cabo de muchas páginas o incluso de otras lecturas y de estaciones o de años sin acordarme, no vuelva de repente a mi memoria con el único propósito de tentarme para que indague su porqué, y me reta a imaginar su identidad truncada, y me obliga a recrear los pormenores anteriores y posteriores a aquella escena lejana, de apariencia trivial, única, en que su breve existencia de papel se cruzó con la del protagonista, también de papel, y rozó la gloria en la eternidad del instante. Ahí hay otra novela, me digo, y la dejo pasar, contemplándola con un poco de soberbia, encaramado al extraño regocijo de los vagos propósitos.

1 comentario:

Juan Ballester dijo...

Me encantaría que en los blog también existiese el icono famoso del "me gusta" con el dedo pulgar alzado. Uno simplemente quiere expresar que le gusta, o que está de acuerdo y nada más, porque piensa que no hay nada más que decir.