lunes, 28 de noviembre de 2011

BRUTAL

Es un adjetivo que venía oyendo con frecuencia creciente en los ámbitos de la cotidianeidad, aplicado a menudo a cosas y situaciones que no transigen con el sentido primigenio del vocablo, pero que uno admite y consiente a pesar de todo, especie de superlativo que se pliega a cualquier objeto y cuya contundencia fija sin fisuras la apreciación subjetiva del interlocutor. Lo que no me esperaba era escucharlo en boca de periodistas y de otras gentes formadas para dirigirse a un público, y ello fue durante la emisión de los debates televisivos que amenizaron el recuento de votos en la noche electoral: parece ser que ya en las encuestas a pie de urna se vislumbraba el resultado "brutal" de los comicios, "brutalidad" que luego confirmaron los datos. Me acordé entonces de los dardos agudísimos que lanzaba en sus columnas don Fernando Lázaro Carreter, aquel lingüista y académico, pero sobre todo aquel profesor, que con su elegancia pedagógica interceptó y denunció los malos hábitos y el mal ejemplo de quienes se suben al micrófono y dicen sin saber. Aquella labor resultó tan encomiable como inútil: basta escuchar una retransmisión deportiva cualquiera, por radio o por televisión, para entender que todo sigue en el mismo sitio, si no peor; y las previsiones de futuro, lo escribo a pie de aula, son todavía más "brutales".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Te sigo, y siempre encantado de leerte y de aprender.

Juan Ballester

Pedro López Martínez dijo...

Juan, es un honor que andes por ahí, proyectando la luz de tu lectura en estos retales.
Salud!

ÁcidoPúblico dijo...

Las previsiones de futuro son, ciertamente, desalentadoras. Ayer mismo era insultante la subtitulación que se hacía en LaSexta3 de la película "Drácula" de Francis F. Coppola, en la que se confundía constantemente la acentuación de que/qué y como/cómo.

Un saludo.