domingo, 14 de septiembre de 2008

EL SÉPTIMO DÍA

Tender la ropa al sol es una actividad cotidiana. Un hombre tendiendo la ropa en la terraza de un edificio (no así una mujer) invita a escarbar en el misterio de su vida, en los porqués recónditos de ese manejo torpe de pinzas y prendas de colores, como si de repente toda su existencia pudiera explicarse en la simpleza inusitada de esa acción. Pero dos hombres (no así dos mujeres) que de nada se conocen y que cuelgan su ropa respectiva en la terraza común de un edificio ponen nombre a la mañana soleada del domingo.

2 comentarios:

Sebastián Mondéjar dijo...

¿Eras tú uno de ellos? ¡Qué estampa, qué viñeta sin palabras! ¡O qué cortometraje neorrealista!

Pedro López Martínez dijo...

Claro que era yo. Pero me he salido de mí para observar mejor el desvalimiento infinito de esa pareja de desconocidos y concluir en esa sentencia: dos hombres que tienden ropa hacen una mañana de domingo en la ciudad.