martes, 14 de agosto de 2018

Tras una peripecia de celos, desagradable, todavía dentro del sueño, alguien parecido a mí pero que está enfrente de mí y lo contemplo a distancia advierte que cada Emma Bovary, con su reclamo morboso, su moderna rebeldía y su indudable atractivo literario, mítico, presupone la existencia callada de un Charles Bovary tal vez silenciado, relegado, pero no menos interesante para un examen psicológico. Entonces brota un aplauso de manos cansadas que no acabo de entender cuando ya estoy despierto.

No hay comentarios: