domingo, 15 de noviembre de 2015

La casualidad no conoce límites, y en ello en parte radica su prestigio.
La noticia de los atentados de París, la noche del viernes, me sorprende por la página 32 de una novela que me llegó de rebote (nunca la hubiera buscado) y que voy leyendo entrecortadamente, a ratos muy esporádicos. Hoy la he cogido con más empeño (hasta la página 109), sin duda alentado por el singular paralelismo, casi vaticinio, entre los derroteros de la trama y los sucesos terribles de la capital francesa. En la contraportada se informa, además, de la circunstancia no menos casual de que Sumisión se puso a la venta en Francia el mismo día que unos terroristas consumaron su matanza en la redacción del Charlie Hebdo.
No sé qué desenlace me aguarda al final de la historia (que discurre en un futuro próximo), como no sabemos qué dosis de sinrazón y de fanatismo nos deparará el día de mañana. Ni siquiera Michel Houellebecq puede saberlo.

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