domingo, 2 de febrero de 2014

DE TIENDAS

No es lo mismo ir a comprar que ir de compras: si en la primera fórmula uno advierte la voluntad consciente de desplazarse hasta un establecimiento concreto para adquirir aquellos productos que se necesitan, aquellos que habrán sido previamente consensuados en una lista pensada o escrita al efecto, en la segunda se sobrentiende una actitud menos práctica, que ya no acota los tiempos ni limita los espacios susceptibles de ser visitados, pues se trata de dejarse llevar por un número indefinido de comercios o de plataformas comerciales a los que se acude bajo la consigna de un extraño ritual, para pasar el rato, para igualarse a los iguales o para transitar y mirar. En otro estadio que todavía no ha sido suficientemente estudiado por la ciencia del psicoanálisis se sitúa el "ir de tiendas", giro lingüístico resuelto y liberador y sin duda con plenos poderes terapéuticos que, si no me engaño, utiliza casi en exclusiva y con hábito excluyente buena parte de la población femenina, de cualquier clase y condición, y que aúna la necesidad imperiosa de poseer las cosas que se ofertan y el placer infinito de mostrarse al mundo bajo tal apariencia.
Oh, cómo me duele esa subespecie de la cultura basada en el ocio consumista.

1 comentario:

Juan Ballester dijo...

¡¡Tu sigue por ese camino que te la estás jugando!!