El futuro no es más que presente diferido; su reino se cifra
en la paciencia de quien decide ir a su encuentro o en la resignación de quien
simplemente se sienta a esperarlo, y en ambos casos se le revela sin fuegos de
artificio, porque se le viene prometiendo desde que el tiempo es tiempo. Todo cuanto será, ya es, ya fue, verdad desnuda que advirtieron los
antiguos, obviedad que esgrimimos los modernos para, tal vez, sentirnos aún
parte de esta luz esencial que nos devora.
martes, 2 de octubre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario