viernes, 21 de septiembre de 2012

CONSEJO ENTRE PARÉNTESIS

Estamos de acuerdo en que para todo hay una primera vez, y esa primera vez suele asentarse en un lugar preferente de la memoria. La primera vez que supe del dicho "no es lo mismo predicar que dar trigo" fue en una carta manuscrita de un editor y escritor, o viceversa -Luis T. Bonmatí-, al que le remití unos cuentos que él tuvo a bien leer y comentarme con su grafía espantosa a vuelta de correo ordinario, porque en aquel entonces la comunicación electrónica estaba aún por instaurarse. Después han llovido los consejos, personales o no, bienintencionados o no, pero hay uno que me gusta recordar y que hice mío cuando se lo leí a José Saramago, verosímilmente en alguna página de sus Cuadernos de Lanzarote. El portugués irrepetible lo expresaba como la anécdota vivida en el coloquio desatado tras una conferencia, cuando un chico muy joven -tan joven como lo era yo cuando leí esos diarios- le pidió consejo para mejor sobrellevar las incertidumbres de su vocación literaria, y él le respondió con dos obviedades cuyas aclaraciones paradójicas, consolidadas entre sendos paréntesis, ilustran maravillosamente aquel dicho del trigo y del acto de predicar: "Mi consejo es que no tengas prisa (como si yo no la hubiera tenido) y que no pierdas el tiempo (como si yo no lo hubiera perdido)".

No hay comentarios: