lunes, 5 de agosto de 2019

15VII2019
Imagen: Exclusiva del hombre de la reja en Moratalla.
Texto: Nunca he compartido eso de que una imagen vale más que mil palabras; en todo caso, dependerá de la imagen y, cómo no, de las palabras. Por mi parte sé decir que en alguna ocasión sí he sentido que una sola palabra valía tanto o más que mil imágenes. Ahora, el microrrelato al que me referí ayer, que viene a completarse con la foto.

16VII2019
Imagen: Pozo de Somogil desde el sendero de llegada.
Texto: Hay marcos, encuadres y miradas por los que el tiempo no pasa. Ese de ahí permanece fijo en la retina de mi infancia; mejor dicho, en el recuerdo sublimado de aquella infancia que hoy rastrea el hombre que he venido a ser. Nada vuelve, todo se desliza en su universal fugacidad; pero a veces, durante una fracción de segundo, puedo sentir la emoción de un instante que no se ha movido de su sitio.

17VII2019
Imagen: Orla de alumnos y profesores de Filología Hispánica, promoción de 1985-1990.
Texto: El rompecabezas del azar -la casualidad o la causalidad o lo que algunos llaman pomposamente "el destino"- cruzó nuestras juventudes durante un lustro completo. De algunos nunca supe más allá de su rostro; de otros me llegó alguna noticia irrelevante; con muy pocos mantuve contacto amistoso, hasta que casi se extinguió en cualquier recodo del camino. A veces me pregunto qué otras vidas no vividas acechaban al alumno de la cuarta fila, segundo por la izquierda.

18VII2019
Imagen: Baldosas con lluvia en el patio de abajo de la casa.
Texto: No me canso de mirarlas, como si en el desorden aparente que tan bien conoce mis pisadas se escondiera algún mensaje oculto, alguna clave con que descifrar el ser que soy y el ser que seré y, sobre todo, el insondable no-ser, ese que antecede a la fecha exacta de mi nacimiento y que retomará su eternidad y su nada a partir de esa otra fecha no menos exacta, definitiva pero incierta.

19VII2019
Imagen: Foto de rigor vestido de parvulito, con un bolígrafo prestado.
Texto: No hay día que no sienta que necesito escribir, o lo que es lo mismo: el tiempo y la soledad de la escritura. Sé que hay quienes me juzgan egoísta y quienes me tachan de extravagante; y sé que el grueso de los que ni me tachan ni me juzgan no lo entenderían aunque vivieran mil años. Los días que no escribo me derrumbo en un abismo íntimo, imperdonable.

20VII2019
Imagen: Luna llena en la palma de mi mano.
Texto: Cuando hace cincuenta años dos americanos pisaron la Luna, yo tenía solo dos, así que no me enteré de aquella gesta. Más tarde leí la novela de Julio Verne y, esporádicamente, varias veces (la vida da mucho de sí) he tocado la Luna con mis dedos. Para conmemorar la efeméride dejo aquí unos versos (cosecha propia, claro) de la serie "Haykus lunares":

¿Sabe la Luna
que la luz que la llena
da en mi ventana?

El primer hombre
miró la misma Luna
que yo contemplo.

Luna gozada,
¿en qué tregua del tiempo
guardas mi instante?

21VII2019
Imagen: Perfil de mi madre, su rostro, en la terraza de la casa.
Texto: No es solo quedarse poco a poco sin recuerdos, existir en la zozobra de un tiempo caótico, sin horarios ni fechas, la extrañeza dolorosa de rostros familiares, el olvido de sí... Lo peor del Alzhéimer es que nos arrebata la mirada, la verdad limpia del otro, la emoción sin palabras.

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