viernes, 22 de agosto de 2014
UN POCO DE ORDEN
Para quienes hemos transcurrido media vida mirando a la pizarra y la otra media dándole la espalda, el ciclo de los años se corresponde con el curso escolar. Es irremediable: el mundo, para nosotros, se crea fatalmente en las primeras semanas de septiembre, y luego va escribiendo trimestre a trimestre los renglones más o menos azarosos de su historia, hasta doblegarse ante la agonía repetitiva y previsible de cada mes de junio. Para nosotros, que fuimos bendecidos con sesenta soles y sesenta lunas de vacación consecutiva, las últimas jornadas de agosto se postulan como una bisagra estúpida, tierra de nadie en que se evidencia el antiguo desencuentro entre el calendario de los hechos y lo que los modernos han dado en llamar reloj biológico. Ahora urge limpiar la casa, cambiar o restaurar algunos muebles, atemperar el hábito de la holganza, renovar ciertos proyectos, acomodar cuerpo y espíritu a esa especie de la disciplina que solo triunfa en los espacios cotidianos. Y todo para hacernos la ilusión de que seguimos creciendo, de que todavía es posible.
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2 comentarios:
Pedro, no sé a los demás. A mí me emocionan tus palabras. O sea, gracias.
¡Ay amigo, qué seria de los autores sin éxito si no tuviéramos de vez en cuando el generoso aliento de lectores como tú!
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