martes, 15 de abril de 2014

DEPENDENCIA DIGITAL

Pocas cosas me exasperan más que el que cualquiera de mis hijos, rehenes de ese victimismo tribal que a menudo acusa la edad adolescente, venga a decirme que se aburre. Me aburro, papá…, y al pronunciarlo para mí apenas se percata de que el dardo de su aburrimiento, su formulación expresa, se clava con todo su veneno en la conciencia protectora del vocativo, que soy yo. Cómo es posible que te aburras, y qué culpa tengo yo. Aburrirse, para ellos, se traduce en un estado transitorio de intolerable quietud, en un paréntesis de inacción forzosa, en una quiebra de la expectativa inmediata, en un atisbo de orfandad que hoy por hoy solo acallan con éxito esas maquinitas del demonio que colman el mapamundi de sus dependencias. Tantos libros por leer, tantas películas por ver, tantas canciones por escuchar, tanto que aprender y tanto que disfrutar, tantos proyectos aguardando la hora dulce de su imaginación, tanta energía para sentir o para pensar o para no hacer absolutamente nada, y sin embargo ahí está la moderna fiebre del aburrimiento, y ahí están para anestesiarla esos monstruos digitales, se apropian de su voluntad y de sus dedos y de muchas cosas más, ya casi son indisociables de la palma de esa mano que consultan a cada instante para no aburrirse, para existir en el mundo global y virtual con el que han nacido, y cuyos efectos sobre su sistema nervioso y sobre sus neuronas ya circulan fatalmente por la sangre de las generaciones futuras.

1 comentario:

Manuel Fortaleza dijo...

He escuchado muchas veces eso de "me aburro", frase que siguen diciendo hasta que cae una tablet en sus manos.

Por desgracia, parece que para muchos padres es un alivio tener a los niños ensimismados mirando una pantalla, porque es un rato que no están pisoteando el parqué,jejeje.

A mí últimamente, si voy por la calle y veo un grupo de niños jugando con una pelota, un trompo o lo que sea, me entra buen rollo. Pero cada vez es más infrecuente.

Y con los mayores también pasa, porque no hay más que ir a un bar para ver a grupos de personas sentadas en una mesa, con platos llenos de comida, bocas calladas y ojos clavados en un smartphone. Desde luego, a veces pienso que hay que agradecer que la foto principal de facebook tiene tanto peso social,porque si no fuera por ella, la gente directamente dejaría de preocuparse por moverse un poco y hacer ejercico físicoXD