jueves, 19 de diciembre de 2013

CASA EN VENTA

Días atrás, de visita en el entorno de la Alpujarra almeriense, nos alojamos en un hotel rural ubicado a las afueras de un pueblecito típico. La zona era grata para el paseo de montaña y también para pisotear la nieve, unos kilómetros más arriba. A media tarde dejamos caer nuestros pasos por esas callejuelas laberínticas, frías y desiertas como las de mi tierra, donde solo existía alguna pareja de adolescentes manejando sus móviles como una extensión de la palma de sus manos. Al bajar, en un recodo propicio, la fachada de una casa con balcón y planta única anunciaba en amplio cartel su oferta de venta, e incorporaba un número de contacto. Al acercarme vi, incrustada en la pared por el consistorio, una vistosa placa de cerámica donde se declaraba que en ese lugar había nacido nada menos que Francisco Villaespesa, el poeta modernista que frecuentara los ambientes bohemios del Madrid finisecular y de los primeros años del XX, el que conoció a Rubén Darío y quiso ser su discípulo, el que compadreó con Eduardo Marquina, con Salvador Rueda y con otros, el mismo que viajó varias veces a Sudamérica como empresario teatral y recitador de sus propios versos. En algún papelito que se me extravió en el instante, apunté el teléfono, quizá impelido por la curiosidad de averiguar cuánto valdría esa casa y quién la vendía. No sé por qué llaman tanto mi atención estos azares, estas casi minucias de regusto dudosamente fetichista.

1 comentario:

Juan Ballester dijo...

Seguramente por una necesidad de convertirte en personaje de tu propia novela.