jueves, 8 de diciembre de 2011

JORGE, ARTISTA VERDADERO

Pasó la jornada del 30 sin que hallara el ánimo para sentarme a redactar la efeméride que tenía prevista en recuerdo de Jorge. Ese día se cumplieron diez años de su muerte -acaecida, en efecto, el último de noviembre de 2001, casualmente a la hora en que yo disfrutaba de una comida académica como colofón a la lectura de mi tesis doctoral-, pero lo cierto es que no conocí el triste desenlace hasta que hubieron transcurrido un par de semanas, acaso tres. Fue su hermana Mariola quien me informó por teléfono, y fue ella quien me transmitió su deseo de concertar una entrevista cuanto antes. El 3 de enero la visité en la finca familiar de Trieta, donde casi sin transición me hizo partícipe de la herencia inusitada: Jorge había dejado archivados con sus correspondientes indicaciones un montón de cuadernos y un manojo de papeles sueltos, además de una novela frustrada (así rezaba a mano, en la portada del mecanuscrito) y dos libros de poemas que tuve el honor de leer. Asumido el encargo de la albacea Mariola, me puse a trabajar con entusiasmo y en menos de un año había reunido y organizado en un volumen de casi doscientas páginas aquel compendio de reflexiones y de notas de diario que aún sigue en la sombra. Llevará por título, si conseguimos editarlo, El verdadero artista. Su autor, aquel chico con quien compartí inquietudes en la universidad y que supo admitirme como amigo: Jorge Martínez de Paco. In memóriam.

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