miércoles, 14 de diciembre de 2011

EL MÓVIL

Después de comentar dos significativas frases que la habilidad de García Márquez inserta en su novela Crónica de una muerte anunciada (una: "me resistía a creer que la vida terminara por parecerse tanto a la mala literatura"; otra: "nunca le pareció legítimo que la vida se sirviera de tantas casualidades prohibidas a la literatura"), se me ocurrió indagar opiniones sobre la complicidad múltiple del coro de personajes en la ejecución del sacrificio, y también, cómo no, les pregunté por el móvil de los asesinos. Y sus respuestas me sorprendieron casi hasta el delirio, como si buscaran emular el chiste de cualquiera de esos monólogos de humor que amenizan nuestras veladas de domingo. Algunos advirtieron que no había ningún móvil, por la razón de que en el tiempo de la historia todavía no se había inventado o no había llegado a los pueblos pequeños; otros, más sutiles, apreciaron que tal vez se lo había requisado el juez y que precisamente el rastreo de las llamadas le ayudó a determinar por dónde habían pasado durante aquella larga noche los hermanos Vicario. Pero la más enigmática de todas admitía que el móvil era la principal clave de la historia, porque Ángela, la hermana repudiada, afirmó que se lo había robado Santiago Nasar aunque no pudiera demostrarlo, no tenía pruebas pero estaba segura de que pudo ser él, y de ahí el desarrollo de la trama y su fatal desenlace.

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