jueves, 3 de septiembre de 2009

RELACIONES INTERMITENTES (2)

Entró secándose el sudor con el faldón de la camisa. Vino hacia la barra tanteando en el vacío y pidió una cerveza que tomó en dos tragos. Luego me hizo una reverencia cómplice y caminó firme hacia la mesa de billar. Susurró algo a la mulata más joven, la del tatuaje en el cuello, y fue ella la que lo guió de la mano, casi altanera, hasta que ambos desaparecieron tras la cortina de canutillos por donde se accede a la planta de arriba. Del ámbito del billar llegó una risotada impúdica que rápidamente fue absorbida por un clásico de Los Chichos.

1 comentario:

El color del viento dijo...

También me he preguntado por estos lugares y por tantos relatos ocultos que guardarán...