Vida intelectual nula, salvo que hablo en clase para unos alumnos. Ya ni siquiera me visitan indicios de posibles poemas, ni fantaseo con títulos de novelas que nunca escribiré, ni imagino desenlaces.
Y luego me sorprendo de que mi madre enferma, desmemoriada, a veces no me reconozca.
sábado, 22 de septiembre de 2018
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