jueves, 25 de febrero de 2016

Doy la vuelta a mis bolsillos y caen algunas cosas, calderilla del pensamiento o garabatos sin porvenir que no sé ni cuánto tiempo llevarán ahí, escondidos, al acecho:

¡Cuántas cosas que hacemos por amor se convierten, más tarde, en un lastre para ese mismo amor!

"Dante es uno de los precursores de la dolce vita, que es el género que se llevaba por entonces en esa época" (de un examen de Selectividad corregido en 2015).

De joven, solo una cosa me aterrorizaba más que perder el tiempo: desperdiciarlo.

Día tras día,
el sol se tensa en arco
para bastarse.

El dulce vértigo de las decisiones drásticas, definitivas.

"En el rostro del tiempo permanece
una sonrisa, aún, de gratitud" (Joan Margarit).

Hasta que los sorprendió -era inevitable- el ocioso cáncer de las comparaciones.

"Las novelas cuentan lo que ni la Historia ni el Periodismo pueden contar" (Juan Gabriel Vasques).

No concibo el final y no lo admito.
Cada pieza del puzle de la vida
encontrará el lugar de su certeza
y en él la llave del amor, su triunfo.

"[...] y que nunca sabré cuál de mis caras
escogerás un día al recordarme" (Joan Margarit).

2 comentarios:

Juan Ballester dijo...

Día tras día,
el sol se tensa en arco
para bastarse.

Precioso, inmenso, cierto.

Anónimo dijo...

Completamente de acuerdo con Juan.
A ver si van filtrándose algunos versos más a tu pluma y, de paso, a tus retales.