martes, 8 de diciembre de 2009

RELACIONES INTERMITENTES (6)

Me disponía a consumir mi café cortado en el bar de siempre cuando aquella belleza tocó mi hombro e hizo la pregunta:
-¿Eres Luis?
Yo no era Luis, desgraciadamente, pero se me ocurrió contraatacar sin demasiada convicción, sólo por probar el sabor de la aventura en su fase más primaria:
-¿Y qué si lo soy?
La mujer se presentó como Tania, hizo el ademán de besarme la mejilla, acercó el taburete y pidió un refresco. Me confesó que ésta era la primera vez que se citaba a ciegas, pero que mis palabras en el chat, mi manera de decir las cosas y de argumentar los sentimientos, la habían convencido de que tenía que intentarlo. Incluso, ahora le parecía que todo esto alcanzaba un punto de morbosa excitación. Después sacó un cigarrillo, agitó el mechero y, todavía sin activar el encendido, insistió, como si no acabara de creerlo:
-¿Seguro que eres Luis, Luis Menárguez?
-Me llamo Luis –mentí de nuevo-, pero mi apellido no es Menárguez, ya me gustaría…
Se excusó con cierto azoramiento, cogió su vaso y caminó como extraviada, barra adentro.


No hay comentarios: