lunes, 9 de junio de 2008

BORGES Y EL OTRO

Hace un par de noches, navegando sin brújula por ese supermercado de laberintos virtuales que nos regala internet, donde la simple voluntad del índice te lleva de un blog a otro como en un infinito azar de cajitas chinas, me di de bruces con un foro de debate sobre temas literarios, en uno de cuyos mensajes aprovechaba un lector para reivindicar a Mujica Lainez -nunca me quedó claro si estos apellidos llevan tilde, ni dónde-, sin duda "un escritor grandísimo", y añadía que "muy por encima del aburrido y pedante Borges, por citar a uno de los más sobrevalorados". Después la diatriba se animaba con réplicas a favor y en contra, no tanto para sumarse o restarse en la defensa del autor de Bomarzo como para tomar parte en la inusitada depreciación del otro, argentino también, extremo que de paso salpicó a la inocente legión de borgianos ("Borges suele gustar a esos lectores a los que nunca les pasa nada", leí boquiabierto). Ganas me dieron de escribir algo, previa adopción de un alias, y procurando huir de cualquier especie de acritud redacté mi mensaje y lo puse en la botella, tal vez otros navegantes sin brújula se paren a leerlo y compartan mi recelo:
1º Cuestionar la universalidad literaria de la obra de Jorge Luis Borges es un juicio de valor sin valor de juicio, mas deviene atrevimiento soportable, pues si algo hay que no admite disputa es la soberanía, objetiva y subjetiva, de quien se llama lector; así que las maneras y los temas de Borges pueden gustar o no gustar, en esto no hay pecado ni cabe penitencia, pero que quede bien claro que lo que a unos les aburre y les parece pedante, a otros les divierte y estimula su imaginación (y no sólo en los libros).
2º Me pregunto por qué, cuando arman la defensa de una obra o de su autor, algunos necesitan de otro autor y de su obra para resaltar los méritos de aquél. Tasar la virtud literaria de Mujica Lainez en comparación y competencia con la de Borges se me antoja un desacierto crítico de alcance imprevisible, una trampa para quien la pone -¿quién usaría otro apellido de escritor para elevar la tasación de Borges?-, no porque admita el supuesto de que uno sea peor que el otro, sino porque al decantar el juicio entre dos de su calibre agredimos al principio de conciliación que subyace en el disfrute estético.
3º Entiendo que éste no es el momento de colocar en dos platillos lo que a mí me gustó y me disgustó de Bomarzo cuando lo leí, pero si lo hiciese jamás peregrinaría por el ancho mundo de los argumentos que discurren fuera de las seiscientas y pico páginas de la edición de Seix Barral que manejé en su día.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es indiscutible la calidad literaria de Borges...pero es necesario decirlo con tanta floritura y pedantería, mira que te has cogido tres parrafadas para decir algo que, a todas luces, todo el mundo debería entender...y qué es eso de "Hace un par de noches, navegando sin brújula por ese supermercado de laberintos virtuales que nos regala internet, donde la simple voluntad del índice te lleva de un blog a otro como en un infinito azar de cajitas chinas"...oohh jajaja...hombre, también se puede decir "el otro día, navegando en ese laberinto de cajas chinas que es internet" y queda igual de mono...jajaja

Anónimo dijo...

Ninguna 'floritura', ni demás; y, de pedantería, la suya. Digo suya: pretender corregir un estilo bien logrado, eficaz y elocuente sin sobra. - L.