martes, 30 de junio de 2009

CON LA VENIA

"Se dice que hay varias maneras de mentir; pero la más repugnante de todas es decir la verdad, toda la verdad, ocultando el alma de los hechos. Porque los hechos son siempre vacíos, son recipientes que tomarán la forma del sentimiento que los llene". La cita la extraje de El pozo (1939), la novela de Juan Carlos Onetti que, según la crítica especializada, abrió la puerta a la explosiva fabulación de los maestros sudamericanos de la segunda mitad del siglo XX. En este fragmento, según creo, habla de la sutileza de la falacia, a menudo tan suya que sabe jugar la baza de su oponente apropiándose de sus armas y usándolas con saña.
Igual que la justicia -basada en un principio de verdad vs. mentira-, también la democracia -esa obsesión por la estadística, definirá Borges- nos conduce a veces por caminos tortuosos, si no torticeros, mostrándose a sus anchas en la tiranía ilimitada de las verdades a medias. Ayer mismo fui testigo, no diré cómo ni dónde ni entre quiénes. Y es que se extiende por ahí un prejuicio -democrático donde los haya, mas nada inocente- que consiste en tachar de "prejuicio" -esto es, enjuiciar por inducción, no por deducción- cualquier idea o parecer contrarios a los de quien se arroga la razón del "juicio" desde la falacia transitoria del poder -especie común en las comunidades de vecinos, en las comunidades escolares y en otras comunidades-, y es entonces cuando el individuo, ahí encaramado, maravillado de haberse conocido, ostenta su ostensiva sinrazón (¡valga!) cual títere penosamente reconvertido en destino de sí.
El fascismo tiene muchas caras, y una de ellas podría ser determinada interpretación de lo que llamamos democracia.

3 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

¡Me encanta Pedro! Todavía me aguanta la sonrisa en la boca... Realmente me gusta muchísimo, más que la original; has conseguido, una vez más, sorprenderme y aniquilarme con una sóla frase.
Sencillamente genial.
Y no tengo más que añadir.

Pedro López Martínez dijo...

Para evitar confusiones de quienes por aquí pasáis, aclaro que el comentario de Marta no se corresponde con esta entrada, sino con el comentario que a mi vez hice yo en su blog. Merece la pena traerlo aquí (con tu permiso, Marta): ella transcribió la celebérrima frase "Cuando soy buena, soy muy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor". Y a mí se me ocurrió rizar el rizo con esta variación canalla: "Cuando soy malo, soy muy malo; pero cuando soy bueno, soy mucho peor".
Y eso es todo, amigos...