martes, 4 de noviembre de 2008

A INÚTIL MODO DE DEFENSA INÚTIL (I)

Tengo para mí que empeñarse en defender las supuestas bondades de un texto literario, más aún si nos referimos a un texto con la presunción formal de poema, es acaso la actividad más estéril en que puede emplear su tiempo quien tan a menudo se queja de que no lo tiene; pero si además se da la circunstancia de que la identidad personal del defensor coincide exactamente con la del autor del engendro, entonces el empeño se complica hasta rozar la truculencia, y tanto el abogado como su consabido diablo terminan metiendo los pies en las embarradas lindes de lo patético. Quiero decir bien alto que la literatura se ha de defender sola, en su trato íntimo con cada uno de los lectores, y que la vasta estirpe de los mediadores, sean más o menos reputados y honestos y capaces -estoy pensando en Bruno, el perseguidor de aquel relato de Cortázar-, con frecuencia roba protagonismo y disfrute a quien, lo repito muchas veces, es y debe ser soberano en su criterio. De ahí el disparate de postularse como juez y parte cuando el objeto de la disputa es la creación artística, lo que denota un síntoma inequívoco de carencias aún más graves, debilidad en la estela del pecado que las legiones de versificadores sin duende aguantan sobre sus hombros con actitud penitente. No he conocido a ningún escritor presuntuoso que no fuera mediocre, ha escrito en alguna parte Muñoz Molina. En efecto, lo sensato es que el autor desaparezca de la escena lo más rápido que pueda, es un estorbo hasta en el dobladillo de solapa, hay que tirar la piedra y esconder la mano para que sean otros quienes juzguen la estética y la ética de la pedrada, la parábola que describe y el efecto que produce. En suma, pues, yo me quedaría con aquella atinada imagen del mensajero al que hay que dar muerte, o al menos, si no queremos participar de la figura cruel, pidámosle al mensajero que tenga la prudencia de hacerse el muerto.
El penúltimo recado que puse en este blog en el mes de octubre, una ristra de versos que titulé Encuentro intergeneracional de poesía muy actual, desató, cuando ya no esperaba tal cosa, casi de rebote, cierta perplejidad en los leales comentaristas -Sebastián, Orfeo, Mamen-, los mismos que, por lo común, festejan mis retales sin calcular los serios peligros de envanecimiento que ello acarrea: el adulado siempre es víctima del adulador, lo quiera o no. Fiel a la premisa del párrafo previo, yo ahora debería detener mis falanges sobre las teclas y aceptar simplemente la sanción o veredicto: lo que el poema cuenta no es nuevo; peca de aquello que denuncia y, en su afán de desmarcarse, destila también cierta arrogancia; el asunto deviene tedioso y la resolución que propone, anodina; por no hablar de su prepotencia paternalista y misógina... Pero sucede que esto que vuestra benevolencia llamó poema no es más que una broma con marchamo de crítica encubierta, y que como tal lo hilvané para dar pábulo a quienes me seguís en esta travesía, y que no es disculpa si admito que conozco esas carencias mías (la principal, aquí, que es un desahogo y se nota mucho) que me empujan hacia donde la gran literatura no quisiera, y que, en resumidas cuentas, me tomo la respuesta que daré a este desatino como un mero divertimento que sirva de complemento a la bagatela-artefacto, o lo que es igual, como un providencial reto para sacar del desván mis nunca lo bastante ponderadas habilidades argumentativas. Después de todo este lío (que, no nos engañemos, algo de vidilla le dará a nuestro rincón virtual), el tosco texto que propició aquellos reparos tan saludables y que hoy desencadena mi inútil réplica seguirá colgado ahí, ajeno al alboroto, y cada lector será de nuevo soberano en sus juicios, y yo ya me podré morir o hacerme definitivamente el muerto como el mensajero que fui, mas con la conciencia tranquila por haber puesto la cara y el tiempo que no tengo por defender a un hijo tan insulso, fruto de un discreto devaneo "sin condón ni esperanza".

(Continuará)

2 comentarios:

carmen dijo...

Alguien que asegura estar en pleno uso de sus facultades mentales afirma que por un indeterminado y breve lapso de tiempo pudo leer en este blog A INÚTIL MODO DE DEFENSA INÚTIL II.
Ruego al autor del blog aclaración sobre este aunto por si tengo que pedirle a Superviviente que lleve cuidado con lo que se fuma

Pedro López Martínez dijo...

Superviviente lleva razón; pero el "cuelgue" duró escasamente diez minutos, y fue además a una hora imprudente. Lo borré porque no me satisfizo el resultado (demasiado hermético?), pero guardo borrador y tal vez lo retoque muy pronto. Estoy sorprendidísimo de que hubiera alguien deambulando por aquí justo en ese intempestivo lapso convertido en lapsus.
Salu-dos!