lunes, 25 de noviembre de 2019
Imagen: Mi padre, con la cabra que le regalaron a los seis o siete años.
Texto: Hay personas cuyo trato nos reconcilia a cada instante con la vida. Seguramente porque se muestran como son, sin estridencias ni falsos heroísmos, ebrias de un sentido común que ya no se estila, hechas a sí mismas, con esa inusitada virtud que cotiza a medio camino entre la humildad y el orgullo. Solo por haberlas conocido, por dejarnos asistir al cotidiano ejemplo de su discreta sabiduría, de su autenticidad y su honradez, sentimos que mereció y que aún hoy merece la pena este mundo.
Me refiero, ahora, a mi padre; pero a él nunca le he dicho lo que aquí estoy diciendo.
19XI2019
Imagen: Dos sombras que parecen abrazarse.
Texto: Parecen dos cuerpos que se palpan en la noche, la silueta de un abrazo lento y el beso eternizado al que se entregan. Pudo ser hace días o semanas, meses o quizá años que muy pronto se medirán por lustros y quién sabe si también por décadas. Sucedió entre dos cuerpos, entre dos bocas que tal vez se acercaban con la punta respectiva de sus lenguas. He aquí su certeza prolongada: donde yacen las sombras, reinó la luz.
20XI2019
Imagen: Instante de circulación en hora punta.
Texto: Cada mañana es la repetición de la anterior, salvo que toque sábado o domingo o la semana traiga una tregua extraordinaria. La misma hora y el mismo circuito y tal vez las mismas detenciones, los mismos coches con las mismas matrículas, las mismas prisas. Por un lado evaluamos el sinsentido de este ritmo que nos envuelve y nos mata, nos quejamos del semáforo y del tiempo que se emplea y del ruido y la contaminación que provocamos; por otro, nos alivia que todo sea igual, casi calcado en sus minucias, ningún percance, ninguna concesión al azar, la sacrosanta puntualidad de todos los días.
21XI2019
Imagen: Mancha multiforme en el tronco de un árbol.
Texto: En cuanto lo vi acaparó mi atención poderosamente. Era lo que era y nada más, un enigmático producto de la propia naturaleza, una amalgama de colores vivos que hubiera hecho las delicias del azar en la brocha de un pintor de la más rabiosa vanguardia. Pero su relieve, su textura expresiva -la fuerza de la sugerencia o la mera superstición-, hubieran podido remitir a otros fenómenos más improbables si el mío fuese un espíritu predispuesto al delirio religioso y a las necedades de la fe: un rostro, por ejemplo, el rostro ensangrentado de cualquier profeta.
22XI2019
Imagen: Mi propia sombra en una pantalla mientras la fotografío con el móvil.
Texto: La obsesión de la imagen es ya, en los mundos que nos habitan y en esos futuros sin porvenir que se vislumbran, una certeza inversamente proporcional a la obsesión de la lectura como fuente de placer. A más imágenes y formatos que las reproducen -inmediatos e intuitivos, fáciles y egocéntricos-, menos inquietud textual, menos índice de inmersión en la extraordinaria cultura del libro, menos ganas y menos fe en desentrañar el íntimo y secreto encuentro -intransferible y radical- con la imaginación literaria. Y las pedagogías innovadoras no saben nada de Platón ni de lo que significa su caverna. Más razones aún para el escepticismo y el silencio.
23XI2019
Imagen: Visión de la calle desde la puerta de la casa donde nací.
Texto: A mi derecha está la puerta de la casa de la que acabo de salir, y a mi izquierda el corral donde encierra sus cabras un vecino. El suelo que piso es de cemento, no de adoquines, y la distancia entre las dos aceras se me antoja más amplia porque yo soy pequeño. La Dolores la Virgen barre su escalón y la Anica la Trapitos el suyo. Ahora llamaré a mi primo Fede, que vive ahí, y juntos bajaremos la cuesta, giraremos a un lado y a otro, compraremos un dulce en la tienda de la Carlota y luego atravesaremos todo el pueblo por la calle Mayor para llegar al colegio. Vivimos en marzo de 1972; hace un par de noches que nació mi hermana.
24XI2019
Imagen: Escalinata de París, con turistas y gente que mira su teléfono móvil.
Texto: Mi resistencia a esta y a otras redes de mensajería cruzada -múltiple, global- se había mantenido incólume, a raya, hasta comienzos del último verano. Fue entonces cuando caí en la dulce tentación y me apliqué a colgar a diario, disciplinadamente, sin una sola mella, esa imagen y ese texto que se exigen entre sí y se retroalimentan, procurando no sucumbir del todo -o eso entiendo, pero quién sabe- al vasto surtido de frivolidades y de vanos narcisismos que acompañan a este medio. Hasta hoy...
Fuera de la pantalla, al fondo, abajo, a nuestra espalda, el maravilloso pulso de la vida, la realidad que fluye y se escapa, ciudades para andarlas y sentirlas y mirarlas. Como París.
lunes, 18 de noviembre de 2019
Imagen: Luz matutina desde una ventana con barrotes.
Texto: Se mire desde donde se mire, e incluso aunque no se mire, el Sol suele aparecer todos los días del mundo con puntualidad cósmica, felizmente ajeno a nuestros velos y desvelos, a nuestros aires y desaires, a nuestro vivir y a nuestro sinvivir. Ilumina y calienta las mismas extensiones de ayer y de siempre, las mismas que alumbraba y calentaba cuando no había un solo cuerpo humano sobre la Tierra. Ahí está de nuevo, al otro lado de los barrotes, posándose en el paisaje y en las cosas con vocación de eternidad, ebrio de luz cálida como el primer día. Lo que pasa es que hay días... y días.
12XI2019
Imagen: Nota manuscrita: "Una coartada para el fracaso".
Texto: Aunque mis voluntades tienden al orden y a la aplicación de un cierto criterio de simetría, la evidencia -acuciante y terrible para mí, lo sé- es que cada día soy menos dueño, no ya de mi espacio y de mi tiempo, sino sobre todo de mis textos, de lo que escribo y extravío y olvido casi sin transición. Mi mente, creo, se ha dejado arrastrar por el torbellino de la inmediatez, lo que le impide someterse a la constancia de cualquier método o disciplina.
Revolviendo en mis papeles me sorprende un absurdo bazar de títulos probables, de recortes que juzgué necesarios, de atisbos que no prosperarán, de versos inconclusos y aislados, de notas crípticas sin fecha de nacimiento ni estirpe que las reclame. Y es abrumador.
13XI2019
Imagen: Visión de mi madre, con la mirada ya perdida entre el suelo y el cielo.
Texto: La vida es lo que fuimos o creemos haber sido, lo que aún seremos o el sueño que nos resta, ese paréntesis de luz entre dos cifras; y es también lo que oímos y vemos y nombramos, cuanto nos ama y cuanto amamos. Sin ella -sin la vida- no obraría en nosotros la conciencia del tiempo y su milagro, el misterio íntimo de una fuga enloquecida que más pronto que tarde devorará el olvido. Sin embargo, el ahora que somos siempre acaba encontrando su razón.
Es urgente regresar al silencio.
14XI2019
Imagen: Aula vacía.
Texto: En la ciudad que elegí o me eligió para ver crecer a mis hijos, dos de cada diez electores han votado a la ultraderecha. En una cafetería, en un paso de peatones, en la cola del supermercado, en un atasco circulatorio, en una sala de urgencias, en un concierto de música, en el ascensor de mi edificio y, potencialmente, en cualquier aula de un centro de secundaria, dos de cada diez ciudadanos y vecinos han votado la xenofobia y la homofobia, la intolerancia fascista, el nacionalismo excluyente y la nostalgia del franquismo, el machismo, el racismo, el rechazo y la criminalización de la pobreza, el odio... O acaso uno de cada diez ha votado eso y el otro ni siquiera sabe muy bien lo que ha votado. Últimamente miro más alrededor y hago cálculos inquietantes: no es improbable que dos de cada diez me odien simplemente porque tengo nómina de funcionario público. Últimamente me pregunto en qué saco roto han caído mis sueños y desvelos por enseñar a leer a varias generaciones de alumnos.
15XI2019
Imagen: Gaviotas en Essaouira, en la costa atlántica de Marruecos.
Texto: La amplitud del cielo es a menudo la mejor alegoría de la libertad. Los poetas del mundo lo saben y lo cantan, pero son las gaviotas las que lo experimentan con su batir de alas o el planeo grácil sobre la superficie marina en busca de comida.
Algunas veces, sin embargo, todo cobra de repente un tono plomizo, todo se impregna de augurios malos y de turbias señales, y el trasiego de las aves enloquece y se torna caótico, se ensaña con la luz y con el propio espacio, y rasga el aire su escándalo de alas que amenazan.
Entonces es legítimo el miedo, y es noble guarecerse.
16XI2019
Imagen: Escalera metálica con niño en lo más alto.
Texto: Si el tiempo nos hace adultos, la vida que lo contiene nos adultera sin remedio. Poco poco nos salimos de nosotros, nos apartamos, nos alejamos, nos disfrazamos de otro, extraviamos la perspectiva de aquella inocencia primigenia en la que tal vez aún persista la verdadera identidad. Y llega un día en que querríamos regresar pero no damos con las señales, se han borrado o no sabemos verlas porque vivimos aturdidos. ¿Cuántos peldaños hemos de subir para volver a ser nosotros, para ser al fin el rostro inconfundible que nos dieron?
17XI2019
Imagen: Dentro del vagón, en una línea del metro de Madrid.
Texto: Las infraestructuras de transporte masivo de pasajeros fueron y serán un fascinante campo de experiencias para la imagen fotográfica. Todo cabe en ese marco detenido que captura con su dedo el azar, y todo cobra en ese marco un repentino prestigio de metáfora viva, de verdad efímera. La poesía evocadora de un simple raíl y la innegable sugestión de objetos en movimiento preconiza el vértigo inmediato, la incertidumbre colectiva, la dulce promesa de mudar de sitio para -oh ingenuos- creernos convertidos en otros. La velocidad hace el resto.
viernes, 15 de noviembre de 2019
Imagen: En el retrovisor, los dos picos de la sierra de los Frailes.
Texto: Me fui del pueblo a los dieciocho, y desde entonces no hago otra cosa que regresar para volverme a ir. Llevo casi dos tercios de mi vida yéndome y volviendo, volviéndome y yendo, arrastrando conmigo emociones cada vez más contradictorias pero rigurosamente lógicas, como en aquel verso cuyo ritmo se instala en mi cerebro cuando tomo la primera curva a la izquierda y necesito echar un último vistazo por el retrovisor: "Me voy, me voy, me voy, pero me quedo"... Hay paisajes que viajan en nosotros.
05XI2019
Imagen: Esqueleto de un modesto rascacielos que no llegó a concluirse.
Texto: Hice esta fotografía como casi todas las que hago: guiado por el generoso impulso de la intuición, sin plan previo ni discurso que desencadenase mi objetivo, pero con la ligera certeza de que detrás de esa estructura detenida en sus veinte plantas de cemento acechaba un determinado ánimo, una emoción secreta y contenida, un disgusto íntimo. Ahora la contemplo de nuevo y sé que, inconscientemente, cuando la hice, en realidad estaba justificando una palabra que no acababa de encontrar: "sórdido", "sordidez".
06XI2019
Imagen: El libro más antiguo de mi biblioteca, en Cátedra.
Texto: Este ejemplar de "Verso y prosa" en edición de su autor, Blas de Otero, fue, si no me engaño, el primero que entró de mi mano en la casa paterna, el que inauguró mi modesta biblioteca allá por el año 1979. Poco a poco fueron llegando más, al principio con moderación presupuestaria, después con avaricia de bibliófilo, compulsivamente, y desde hace un tiempo con renovada sobriedad y criterio. De aquel libro aún me emociona tocar su cubierta, acariciar sus páginas. De él podría recitar unas cuantas estrofas de memoria.
07XI2019
Imagen: ¡Buenos días, buenos días!
Texto: Recuerdo con bastante pulcritud que estaban jugando sobre la jarapa de su cuarto, verosímilmente a finales de 2001. A Helena la tumbé de espalda, y Federico, que aún no se mantenía en pie, se lo senté encima con la advertencia de que lo tuviera bien sujeto. Busqué el ángulo propicio, les dije que me miraran y apreté el botón de aquella cámara traída desde Tenerife. Ahora esa fotografía impremeditada y esos ojos de entonces que me miran y sonríen son los que me saludan cada mañana, cada despertar, cuando se hace la luz en el lado izquierdo de la cama.
08XI2019
Imagen: Escalera de acceso a un parque de Turín.
Texto: Es un misterio la inspiración -esa eterna aliada de la oportunidad y del talento-, pero lo es más su permanencia sostenida. En alguna página de Kafka y en alguna nota autobiográfica de Pessoa se desvela el trance definitivo de cierta noche irrepetible, el delirio perfecto de unas pocas horas en que, sin transición, se insinuó la idea y se gestó la obra.
Hoy, con fulgor inefable, mientras preparaba desayunos, se me encendió una luz con hechuras de novela: no una trama, no aún, sino una tesis simbólica que solo aguarda la excusa de unos personajes que la ejecuten, de una peripecia digna. Como aquella otra que imaginé hace lustros y que no me decido a escribir, también esta merecería el pulso y la tenacidad, o tal vez la ciega convicción, de algún Saramago.
09XI2019
Imagen: Parra podada de la casa de mis padres, figurando cornamenta.
Texto: Me preguntas si votaré mañana, y qué voy a votar. Te digo que sí, que votaré mañana, y que depositaré mis papeletas con mucha más inquietud que otras veces. Creo que la madurez política se logra cuando uno termina de saber dos cosas que ya intuía: de qué mundo viene, en lo personal y en lo social, y qué mundo y qué clase de país sueña para sus hijos.
Así que votaré, y lo haré según principios que para mí son o deberían ser universales. Votaré contra la intolerancia y la exclusión, contra los privilegios sin escrúpulos, contra la falacia identitaria, contra el totalitarismo represivo y regresivo, contra la sospecha y la amenaza y la persecución, contra la ignorancia bárbara, contra la fuerza bruta. Votaré contra los muros, contra las alambradas, contra el horror y contra el miedo. Votaré contra el olvido.
Votaré, sí, aunque solo sirva para, por unas horas, contrarrestar mi pesimismo.
10XI2019
Imagen: Lámpara esférica en un restaurante de moda.
Texto: La realidad tiene demasiadas caras, demasiados puntos de vista, ángulos, perspectivas, recovecos, lagunas, pliegues, apariencias, engaños, invenciones. No se muestra tan fácil, no se quiere fija en un lugar concreto, y a menudo incluso se camufla en la ficción, su mejor aliada. O quizá existe en todas partes a un tiempo y se alimenta de sus mil matices, de sus contrastes y antagonías, de sus íntimas contradicciones, de la excitante amalgama de promiscuidades que, al cabo, inopinadamente, la consagran como Verdad.
lunes, 11 de noviembre de 2019
Imagen: Dos ciervos en la transición del día a la noche.
Texto: Parecían sombras chinescas sobre la línea horizontal del suelo, mostrándose a contraluz en el lienzo celeste de un anochecer de otoño. De repente sentí mi cuerpo atravesado por el frío amable de la creación, suspendido en la nostalgia de la eterna quietud, esa que siempre fue anterior a mí y que será, también, sucesora de mi ser, para siempre. Tomé la cámara, apunté al objetivo, posé el índice, se oyó un chasquido lejano y ajeno.
Imagen: Cometa típica moratallera, fabricada por mi padre.
Texto: Todo era artesanal, todo fabricado a mano y con materiales baratos y sostenibles.
Cuando llegaba la época de las cometas (creo que a finales de agosto, pero no lo hago cierto), los muchachos buscábamos las cañas, las arreglábamos a medida y las armábamos con hilo bramante; luego, en la tienda, comprábamos papel de color, lo cortábamos y lo adheríamos cuidadosamente con una masa de agua y harina; por fin, le añadíamos flecos de adorno alrededor, le anudábamos una larga cola de jirones de tela pesada y, con una buena madeja de hilo enrollado en un palo, peregrinábamos al cerro más próximo.
Y volaban, ya lo creo. A veces se alejaban cientos de metros y permanecían horas en lo alto, serenas y orgullosas; o bien cesaba el viento de repente y teníamos que correr a la contra para elevarlas y que no cayeran.
Imagen: Esperando a mi hijo.
Texto: Las horas muertas.
La silenciosa espera delante de una taza, de unos ojos ausentes, de un libro olvidado de poemas, de un paisaje sin alma.
La suma exacta de los sucesivos tiempos envasados al vacío, de los tiempos quirúrgicos y ajenos, de los tiempos incautados a la nada, de los tiempos que nunca vuelven, de los tiempos que por su peso caerán en saco roto, de los tiempos perdidos a conciencia y sin excusa, de los tiempos que sueñan a rebufo del destiempo, de los maravillosos tiempos sin tiempo.
Las horas muertas que, jugando, se pueblan de palabras.
Las horas vivas.
Imagen: Luces de neón: "La città era piena di rumore"...
Texto: El ruido está en todas partes, cada vez más ensordecedor, más incisivo y más déspota. Se cuela por cualquier rendija, con permiso o sin él, huracanado o susurrante, y todo lo contamina y lo pervierte. Está en las calles, en los platós de televisión, en cada post de cada red social; pero también existe al margen del sonido, en las miradas, en las manos, en los gestos obscenos. A veces, sutilmente, se adueña del silencio, lo chulea y lo prostituye, lo devora como un cáncer, lo maneja y lo anula. El ruido se instaló hace tiempo muy dentro de nosotros.
Imagen: Desde la arcada del horno techado, en el huerto de mis padres.
Texto: Me gustaría que, cuando deje de ser, cuando mi respiración no se nutra de este oxígeno y mi cuerpo abandone por siempre su espacio en este mundo, alguien se encargue de reducirme a ceniza y que esa ceniza se mezcle de nuevo con la tierra de algún lugar que me sea próximo; por ejemplo, con la tierra de este huerto de modestas vistas que inspira buena parte de mis afectos y memorias.
Me gustaría ahora, sí, mientras lo pienso. Pero sé ciertamente que desde el instante en que deje de ser ya todo me dará lo mismo; es decir, nada, o incluso menos que nada.
Imagen: A los abogados asesinados en la calle Atocha, con balcón.
Texto: Me apena esta hornada de jóvenes cuya mejor disculpa es que son hijos de sus progenitores.
Caminan enredados en cables de auricular, como zombis de un tiempo errático; todo lo encuentran a mano y todo les entretiene y todo les aburre; víctimas de los incontables reclamos, su pereza neurológica y su apatía apenas conciben el adoctrinamiento consumista al que son sometidos, el tramo fronterizo entre la verdad y la mentira, el factor anestesiante de su mundo virtual. Por no hablar de su desmemoria histórica, de su orgulloso desdén del pasado, de su ignorancia satisfecha y complaciente.
Y los padres, sí, somos cómplices necesarios de su extravío irremediable.
Imagen: Paisaje de carretera con curva y nubes.
Texto: Nubes de ayer, nubes de otoño ya; sin embargo, la templanza preside días confusos y ambiguos, días que no terminan de definirse en el calendario de las estaciones. Pero ese intenso azul y esos cúmulos algodonados que amenizan el horizonte, y esta luz que cae sobre los olivos en el principio de la tarde, son ya un anuncio del cambio inmediato, un guiño de la naturaleza que se respira en cuanto vemos y escuchamos, la pudorosa sinestesia que hará suya cualquier observador de la belleza, cualquier artista receptivo, cualquier poeta.
miércoles, 6 de noviembre de 2019
Imagen: Estatua de Pío Baroja en lo alto de la cuesta Moyano, en Madrid.
Texto: Visto así, parece un estratega o un soldado de cualquier bando que hubiese combatido en la primera o en la segunda gran guerra o, acaso más verosímil, en la contienda entre españoles de las dos Españas, y que hubiera sobrevivido al terror de los bombardeos y a las cunetas de la vergüenza; pero no, se trata apenas de la efigie de un viejo vasco y cascarrabias, de un hacedor de personajes que dialogan, de un hombre pesimista y escéptico que escribió a mano millares de páginas que otros leerán y otros les practicarán su autopsia analítica y otros memorizarán sin entusiasmo para rendir cuentas en el examen de pasado mañana.
22X2019
Imagen: Mi boletín de calificaciones de 2º de BUP.
Texto: Qué fácil es hoy sospechar de cualquier desliz, publicitar sin reparo aquel lejano devaneo seguramente inoportuno, denunciar ante las hienas del mundo una solicitud vergonzosa, una indiscreción sin cálculo, un error ya olvidado, una falta prescrita. Se acusa y se condena en un mismo instante, sin que medie ningún trámite, sin que asista una pizca de empatía, sin piedad.
¿Quién no guarda un recuerdo indecoroso? ¿Quién no lleva una mancha en su expediente más secreto?
23X2019
Imagen: Mujer mirando el cristal fijo de la ventanilla, en un vagón de tren.
Texto: La ventanilla del vagón es un vivero de imágenes y mundos, un lienzo constante de paisajes que no cambian de sitio, de reflejos interiores que llevan al cristal la magia evocadora y la poesía. La vida que transcurre está impregnada de fugacidad y quietud al mismo tiempo. El afuera y el adentro se resuelven en un plano único, inclusivo.
No es lo que miras: es lo que piensas, lo que sientes...
24X2019
Imagen: Composición con reloj-despertador y disco "La Mandrágora".
Texto: Escuché que españoles Franco ha muerto cuando yo tenía ocho años. A los dieciocho descubrí y escuché La Mandrágora, aquel disco, aquella letra de un tal Joaquín que versionaba el entierro apoteósico del caudillo y dictador por la gracia de Dios: "Adivina, adivinanza".
Impasible, hoy el mismo reloj dibuja sus horas.
El tiempo esgrime, siempre, sus razones.
25X2019
Imagen: Mis padres, de espaldas, caminando hacia el olivar.
Texto: Entre luces y sombras, la vida sigue su camino, a veces recto y liso como una pista de velocidad, otras intrincado y pedregoso como una prueba de obstáculos; y sin que nos demos cuenta se va adentrando, recodo a recodo, pasito a pasito, en esos paisajes de otoño que tan lejanos nos parecían. El sentido último, como quería Machado, solo se encuentra caminando. Caminando, tal vez, de la mano de alguien.
26X2019
Imagen: Flecha de azul recortada por tres edificios.
Texto: Cuando alguien ve o cree ver una señal del cielo, yo apenas intuyo, aprecio y, en su caso, constato un fenómeno de la naturaleza, el desenlace simple o complejo de mi percepción, de mis sentidos. Y si no me asiste la ciencia, me doy un generoso margen de ignorancia o descreimiento o de mero escepticismo. Definitivamente, ando muy perdido en el camino de la fe; mucho me temo que arderé en cualquiera de los infiernos de este o del otro mundo.
27X2019
Imagen: Panorámica del Paseo Alfonso X de Murcia, ahora peatonal.
Texto: Importa menos lo que se mira -desde un paisaje a un objeto, incluso si se trata de una persona y de su rostro- que la perspectiva que adoptamos, el ángulo que buscamos al mirarlo. Y entonces nuestra percepción inventa otro rostro, intuye o crea otro objeto, descubre otro paisaje. Así, como otra manera de mirar lo mismo, entiendo el arte en cualquiera de sus formas.
martes, 5 de noviembre de 2019
Imagen: Entramado de ramas y cables con la torre de la Mole de Antonelli.
Texto: De las ciudades en las que estuve, Turín es la única a la que siempre estoy queriendo volver -y solo he vuelto dos veces en veinticinco años-, aunque sepa de antemano que se trata de una vuelta enfermiza, morbosa, casi ficticia, henchida de toda la inmadurez y de todas las contradicciones que hoy, en la distancia de los años, me atraen como un abismo. Allí fueron el tormento de Salgari, la locura de Nietzsche, los suicidios de Pavese y Primo Levi..., pero también mi cumbre de soledades, mi melancólico oasis de libertad.
15X2019
Imagen: "La fiscalía del TSJ investigará la muerte de miles de peces".
Texto: Cuando de repente algo se convierte en noticia -y sube a las cabeceras de los telediarios y a las portadas de los periódicos y a las pantallas nerviosas de los móviles- eclipsa la realidad, la tergiversa, porque su ser insaciable rápidamente la sustituirá mañana por otra y atemperará el estupor, o -insensibles consumidores de noticias- nos la acabará haciendo tolerable. Tiempo al tiempo, parece decirnos entre líneas, casi con una sonrisa cínica en los labios. La actualidad corre más rápido que la verdad, aunque no llegue tan lejos.
16X2019
Imagen: Alfombra de hojas secas en un parque de Turín.
Texto: Los parques, sobre todo si son urbanos, fueron pensados para pasearlos en otoño, a una hora quizá vespertina, sintiendo el crujir de hojas secas bajo las suelas y un rumor de soledades en los bolsillos, testigos de un silencio solemne que tal vez, si nos acompaña la magia, se impregnará de versos muy leídos hace tiempo -de Rubén o de Machado, o acaso de Hölderlin, o acaso de Leopardi-, y de otros novísimos, impredecibles, versos humildes que pugnan y se arremolinan a nuestros pies.
17X2019
Imagen: Primer fotograma de la película Mientras dure la guerra (2019).
Texto: Entrar a una sala de cine y salir de ella, dos horas después, sobrecogido por una lúcida desazón, ebrio de un extraño regocijo intelectual, devuelto a esa paradójica gratitud de las emociones más primarias, como si en ese paréntesis suspendido entre imágenes bárbaras y adhesiones cerriles, entre discursos incendiarios y estruendos y miedos y fantasmas del ayer que no cesa, se hubiera renovado en mí un discreto baño de convicciones.
Extraordinario pulso a la Memoria y a la Historia.
Sutilísimo Amenábar.
18X2019
Imagen: Cientos de libros adosados en un stand al aire libre.
Texto: Cuando a un escritor respetado por la actualidad le entregan un cheque de 601.000 € a cambio de una novela que ha escrito y, con astucia y alevosía, se apresura a decir que es "el primer premio literario al que me presento", miente dos veces; o miente una (porque al menos a este no se ha presentado en competencia con nadie) y desahoga una ridícula vanidad en la otra (porque a nadie le importa ya si antes se presentó a premios).
Es un misterio el éxito; qué poco tiene que ver con la posteridad o con la gloria, casi nada con el prestigio o con el mérito.
19X2019
Imagen: Castillo de Moratalla visto desde la casa donde nací.
Texto: La casa donde nací tenía un bajo y dos plantas. En la más alta, en un humilde cuarto de techos inclinados, estuvieron mi cama de adolescente y mi mesita de estudio y mis primeros libros. Cuando me asomaba al ventanuco veía el tejado de enfrente y la terraza de un vecino, y si giraba la cabeza a mi izquierda, al fondo, la mole perpetua del castillo. Los días de tormenta mi madre y yo nos acurrucábamos para mirar desde ahí cómo caía el agua de las canaleras, mientras ella le rezaba a santa Bárbara y entre los dos nos comíamos los terrones de flores con azúcar (en la ciudad lo llaman palomitas de maíz, pero no es lo mismo) que había preparado para gozar del espectáculo.
20X2019
Imagen: Tablón vertical para colgar llaves.
Texto: Donde algunas personas solo vemos un surtido abundante de llaves que cuelgan de un panel numerado, otras presentiremos de inmediato el misterio que desprenden aquellas que no están, la aventura insensata de las llaves que acaso alcanzó una mano temeraria; y ahora cualquiera de esas llaves, o una muy concreta, abrirá la cerradura de una puerta prohibida, chirriante, y el silencio denso de dentro se mezclará con la luz intrusa de fuera, y un cuerpo sin culpa avanzará confiado en la penumbra, y de repente el sollozo de una sombra sin cuerpo...
En las llaves, quién lo duda, alienta un ebrio caudal de fantasía.
viernes, 1 de noviembre de 2019
Imagen: Visitantes en un zoo, observados desde dentro de la celda acristalada.
Texto: Aquí paso mis días y mis noches. Aquí descargan a diario toneladas dosificadas de comida, un macho me busca y me encuentra en época de celo, ciertos doctores revisan mi cuerpo y me ponen inyecciones. No tengo que preocuparme de la caza ni de defender un territorio ni de proteger a mis crías. Cuando me apetece tomo el sol, o bien me sumerjo en el estanque. A veces vienen grupos de personas que me señalan con el dedo y hacen gestos de asombro desde el otro lado del cristal. La vida pasa lenta aquí.
08X2019
Imagen: En la terraza de la casa de los padres.
Texto: Cada cual tiene su atalaya, un paisaje propio que despliega la modestia de sus alas, el punto exacto desde el que solemos celebrar cuanto nos fue dado. Para los otros no significará mucho, apenas nada, una baranda y tras ella una calle y unas casas y unos cables eléctricos, y luego unos árboles y el atisbo de una sierra y un cielo que oscilará entre el azul radiante y el gris plomizo, entre la dicha de ser -de estar aquí, de haber vuelto- y el dolor que a veces trae la vida. El alma se regocija de este espacio.
09X2019
Imagen: Fotografía de mi rostro en una carta de póker.
Texto: Nunca supe si las cartas están marcadas, si hay una conciencia que las baraja y las reparte dejándonos a nosotros, tristes mortales, la ilusión del azar, de los hados favorables, de la diosa Fortuna. Lo llamamos Fatalidad y, en algunos casos, Destino, que no son sino dos maneras de humillarnos frente a la nostalgia de un orden supremo, premeditado e insobornable, escrito en las estrellas con mano firme. Tal es el tamaño de la superstición, a la que tal vez habría que poner, también, la mayúscula.
10X2019
Imagen: Calle estrecha con arco moruno y niños jugando.
Texto: En una callejuela de Marrakech, en los primeros años del siglo XXI, dos niños juegan a la pelota. Entonces un turista con trazas de turista se asoma a ese espacio de silencio prehistórico y capta la imagen.
Yo pude ser cualquiera de esos chicos y de algún modo lo fui, hace ya cuatro décadas, en una calle sospechosamente familiar, angosta como esta pero con leve inclinación, curvada por las fachadas aleatorias de las casas vecinales, con zócalos. Era la calle del Palomar, en un pueblecito de Europa con raíces también árabes, en un recóndito enclave fronterizo al sureste de la Península Ibérica.
11X2019
Imagen: Cartel pegado en el interior de la puerta de un retrete de hombres.
Texto: Demasiado a menudo, el mensaje que leemos no se corresponde con la realidad que percibimos en la lectura; y entre esa realidad intuida y el yo que mira e interpreta las palabras suele interponerse una imagen paralela, amable o no, un mundo oculto y soterrado al que continuamente nos remite. La literalidad nunca es óptima. Lo referido siempre puede ser otra cosa.
12X2019
Imagen: Bandera española ondeando en un esablecimiento a pie de playa.
Texto: Puedo entender el deseo de pertenencia de algunos, la turbia amalgama de azares que sustenta el principio de identidad colectiva, el acopio emotivo de vivencias y memorias y olvidos que condensa lo que soy y lo que somos en un himno común, en un símbolo que ondea sobre una tela de colores pactados. Lo que no me cabe en la cabeza es la ostentación gratuita y cerril, el regodeo cómplice, la fanfarronería exclusiva, esa especie de orgullo patrimonial que algunos gastan y que, además, me exigen a mí como garante de lealtad.
¡Ay, las banderas...!
13X2019
Imagen: Retrato de juventud, con barba, y libro de Cernuda en las manos.
Texto: Me desconozco, no parezco yo, pero verosímilmente lo soy, debo serlo, detenido en el umbral de una década -los noventa- tan decisiva como todas, con el pelo en punta y una barba que nunca me he tolerado más allá de dos meses. En mis manos, abierto tal vez al azar o tal vez por una página premeditada, "La realidad y el deseo" de Luis Cernuda, ese volumen del Fondo de Cultura Económica que había recibido en préstamo, de manos amistosas, y que luego se quedó a vivir conmigo, habitando conmigo las casas que yo habito.
martes, 29 de octubre de 2019
Imagen: Usuario de teléfono móvil con cigarrillo en el callejón del Gato.
Texto: Hace un siglo, los héroes clásicos se pasearon por la calle de Álvarez Gato, en Madrid, para verse deformados en sus espejos cóncavos y servirle en bandeja a Valle-Inclán la teoría del esperpento, esa constante de la realidad española. Hoy no hay espejos, o no como aquellos endulzados de miserias grandilocuentes y castizas bohemias, pero esta España nuestra continúa igual de esperpéntica, igual de mediocre y cicatera y turbia que la que vio agonizar a Max Estrella.
Imagen: Lance futbolístico, con Federico salvando la entrada de un rival.
Texto: Vivir junto a instalaciones municipales de uso deportivo afina extraordinariamente mi oído, de manera que muchas tardes de sábado y sobre todo los domingos a mediodía sé intuir las escenas de un evento -ellos lo llaman "fútbol-base"- sin asomarme siquiera a la ventana: los gritos desesperados de un entrenador, las paternas descalificaciones hacia un árbitro, las maternas amenazas a un muchacho rival, el entusiasmo orgiástico de un lance que quedó en un casi, la unánime jauría que emerge con un gol, la desolación silenciada del portero... Yo también, muchas veces, en otro tiempo, acompañé a mi hijo -de rojo en la foto- a distintos campos de juego. Yo también...
Imagen: Cuadro parcial de mujer negra mirando la Luna.
Texto: Un marco delimita, acota el espacio en el que hemos de poner la mirada, fija la linde exacta entre lo que es mundo y lo que es traslación particular de mundo, señala el corte seco entre un fragmento de realidad -esto es, un producto para consumo estético, proclive al fallo despiadado de un crítico de arte y de cualquier curioso que pasa por ahí- y lo que carece de otra pretensión que ser la humilde pared de una casa o la pared privilegiada de un museo.
Mi pequeña rebeldía consiste en salirme, en buscar otro enfoque, en inventar otro ángulo.
Imagen: Instantánea en fuga de puente sobre vía de tren.
Texto: Hay días que se tuercen con vocación unánime. Principian como de costumbre, envolviendo cada cosa en su color de promesa; pero poco a poco sentimos que su hechizo se disipa, y surgen nubarrones altos que truenan y se acercan, y las horas se tornan peligrosas y turbias, y el misterio sencillo de la vida urde su red compleja, su terrible amenaza. Entonces solo sirve abandonarse, dejar que pase hasta extinguirse, esperar a mañana.
Imagen: Debajo de "El Pensador" de Rodin, emulando su pose.
Texto: ¿Que qué estoy pensando? ¿Cuándo, ahora mismo o en aquel instante en que posaba bajo la obra de Rodin? ¿Y qué pensaba el artista cuando intuyó el motivo y le dio forma y le otorgó un título definitivo? ¿Cómo se piensa la belleza, el impacto de esa masa de bronce en un jardín a cielo abierto en el centro de París, el volumen congelado sobre el pedestal en ese paréntesis de contemplación gozosa? ¿Qué pensamos cuando no sabemos que pensamos?
Imagen: Captura de actores a orillas del Sena (marzo de 2014).
Texto: En el teatro de la vida, no siempre es fácil distinguir entre quienes se ponen la máscara y actúan esgrimiendo su protagonismo y quienes, también disfrazados aunque apenas visibles, dictan el guion y preparan cada escena y reparten órdenes y filman, o quienes, todavía más allá, con extraordinaria lealtad, desde su apariencia pasiva, simplemente hacen el papel de público.
Pero, el ojo y el dedo que hace años capturaron este insólito grupo a orillas del Sena, ¿pertenecen a la imagen o están fuera de ella?
06X2019
Texto: Cuando Helena, mi primogénita, saltó la cerca de los dieciocho años, cedí a la tentación de perpetrar un poema conmemorativo. Mientras lo hacía, entregado a la desnuda aventura creativa, disfruté de un éxtasis paradójico, de un algo que me trascendía como padre y como hombre. Llevaba demasiado tiempo sin emocionarme de tal modo al escribir unos versos, demasiado que no escribía unos versos tan sentidos, tan plenos de mí, tan ciertos. Creí que tocaba con la punta de los dedos mi trocito de techo literario, mi cielo poético, mi gloria.
domingo, 27 de octubre de 2019
Imagen: Paso de peatones y, detrás, fachada de la estación de Atocha.
Texto: Mucha, demasiada gente en todas partes, torrente de cuerpos que se esquivan sin mirarse, que avanzan decididos hacia cualquier cita o hacia cualquier catástrofe, que contagian su prisa a las aceras, que visten auriculares o portan maletas ruidosas o esgrimen su smartphone con una sola mano. Que no vuelven atrás porque no hay tiempo que perder. Que nunca se detienen si no es ante un semáforo. Que huyen de su instante.
Imagen: Cuatro "testigos de Jehová" apie de calle, junto a su expositor portátil.
Texto: Llevan horas de pie. Arribaron al punto acostumbrado, desplegaron sendos expositores con promesas y folletos bíblicos, se echaron unos pasitos atrás y ahí siguen, hablando tal vez de nimiedades domésticas, exhibiendo su apostura amable y risueña, pacientes -iba a poner "impertérritos", pero hay palabras de plural insufrible-, sin un solo ademán de captación o reclamo, casi ajenos al cuadro que protagonizan en esta calle céntrica donde nadie se acerca. Mañana volverán con su misterio.
Imagen: Llave de luz doméstica, presentada en un marco.
Texto: Entre los debates que más me tientan, que más provoco cuando el foro se presume proclive, hay sobre todo uno que acapara mi voluntad y zarandea mis neuronas: ¿Qué se ha de entender por "arte"? ¿Qué ley objetiva o criterio inmutable permite acotarlo y definirlo? ¿Cómo distinguir el "arte" de la mera artesanía, y cómo lo que es "arte" del producto que se oferta como tal y sin embargo no lo es? ¿Dónde empieza la impostura, la farsa consentida, el traje nuevo del emperador? Ahí es nada...
Imagen: Vista a ras de suelo de flecha de circulación pintada sobre el asfalto.
Texto: Desde que nacemos nos señalan el camino -y es verdad que ya nacemos con buena parte del camino señalado-, nos encauzan por aquí y por allá y nos dicen continuamente que no, que por ahí no, que no hagas eso, que no te duermas todavía, que ya es hora de despertarse, que ese mueble o ese objeto no se tocan, que esa puerta debe mantenerse cerrada para ti. Y al cabo de los años somos nosotros los que señalamos y encauzamos y decimos continuamente que no. Hasta que un día, en un segundo...
Imagen: Manifestación legal contra el cambio climático.
Texto: Me temo que la del calentamiento global del planeta es otra de esas guerras que sabemos perdidas antes de librarlas.
Las gentes que ahí vemos, sobre todo familias con niños, se echaron a la calle de una ciudad del sur para gritar que no, que algo habrá que cambiar para que nuestros hijos y nietos hereden un espacio digno donde vivir. Hace dos semanas cayeron aquí mismo cantidades históricas de agua, y hoy, acabando septiembre y siendo las 20:00 horas, el marcador digital de la izquierda no miente: 31 grados centígrados.
Evidentemente, la izquierda progre se habrá confabulado con la comunidad científica internacional.
Imagen: Dos dinosaurios de Darío se contemplan en un escenario de playa.
Texto: En aquel tiempo de supremacía y terror todos los esfuerzos se empleaban en sobrevivir: se luchaba para comer, para aparearse y prolongarse, para defender unas crías y un territorio, para ser temido y respetado, para no morir tan pronto. De sol a sol y de luna a luna, el único descanso era el sueño, pero incluso ese sueño lo ocupaba a menudo la pesadilla de la extinción.
Así, en parte, nuestro tiempo, el tiempo que viene. La humanidad -y lo que el hombre llama la Historia, por tanto- es solo un paréntesis, un breve parpadeo en el insondable ojo de lo que no comprende principio ni fin.
Imagen: Cassettes con canciones que uno escuchaba a mitad de los ochenta.
Texto: La mayor parte de nosotros ya no cumpliremos los cincuenta o estaremos a punto de cumplirlos. "El cambio" y "la movida" nos pillaron mirando las nubes desde la ventana del instituto, escribiendo eslóganes rebeldes en el cuaderno de latín, suspendiendo las malditas matemáticas, emborrachándonos con cubalibres de pobres o accediendo a tientas, clandestinos, al reservado de una discoteca. Grabábamos nuestras propias cassettes o las buscábamos en bazares baratos. Ahora, si volvemos a escucharlas, nos asalta la sospecha agridulce de que nada de aquello fue en vano.
sábado, 26 de octubre de 2019
Imagen: Candado con leyenda sentimental en una barandilla pública.
Texto: Querer, como amar, son dos verbos que solo pueden tomarse en serio si se conjugan en presente, porque el pretérito es siempre desleal y doloroso y elegíaco, y el futuro lo sabemos frágil y voluble, pues confunde cualquier promesa firme con la más descarnada ingenuidad.
Quien ama, fluye, como fluía el socorrido río de aquel Heráclito; o como este otro río de aguas turbias que hace un rato contemplábamos -tú y yo- desde el candado olvidado de ese puente.
17IX2019
Imagen: Primera visión de Moratalla al entrar en la recta, viniendo de Caravaca.
Texto: Cuando hablo de volver no me refiero solo a desandar una distancia para recobrar determinada geografía, determinado espacio. En el viaje de vuelta al pueblo -sobre todo cuando tomo la última curva y lo vislumbro a lo lejos- se activa una íntima conmoción, una especie de salto anímico que remonta mi yo actual y me devuelve a aquellos años en que la vida fluía en su instante perpetuo, despojado de tiempo. Me sobrecoge un apaciguamiento momentáneo, un remanso de paz que trasciende cualquier promesa.
18IX2019
Imagen: Jugada de dominó truncada por dos fichas de seis en los extremos.
Texto: En el diálogo político, como sucede a veces en el juego, es preciso que los adversarios se conviertan en aliados eventuales, sacrificando medios pero salvando fines, para que el verdadero horizonte siga estando ahí, alto y visible en su conjunto. Malo si las partes se revuelcan en el lodo de las fichas marcadas, si son incapaces de indagar aquello que debería unirlas en beneficio de la comunidad, aquello para lo que, ni más ni menos, fueron designadas. Alguien, sabiéndolo, ha cerrado a destiempo esta partida.
19IX2019
Imagen: Efecto del agua en una fuente urbana.
Texto: Primeras clases y primeras líneas en el agua. He notado que la experiencia, por más que presuma de serlo, no redime sin embargo de la incertidumbre que supone enfrentarse a nuevos rostros que, o bien te observan sin ninguna emoción, o bien te retan desde una apatía profunda. Muy pocos son los que, ya desde el principio, se elevan sobre su altura para llenarse de palabras, de augurios, de inquietudes. Esa magia única que se siente y se palpa en unos pocos alumnos es y será, al fin, la mejor recompensa, el impagable privilegio de este oficio nuestro.
20IX2019
Imagen: Mi madre, a mediados de la década del cincuenta.
Texto: Les propongo, para ir abriendo paso al pensamiento crítico, que rebatan la frase "una imagen vale más que mil palabras", que indaguen argumentos o inventen situaciones que la revoquen, que aboguen en su contra por escrito. Como ejemplo previo, les muestro la fotografía antigua, en blanco y negro, de una joven que posa tal vez para un retratista itinerante, con un fondo de pared humilde. Ninguna emoción, nada de particular, una mujer de tantas... Entonces se me quiebra la voz con dos palabras -no mil, ¡tan solo dos!- y leo el efecto en sus miradas: "Mi madre".
21IX2019
Imagen: Expositor de libros en la cuesta de Moyano, en Madrid.
Texto: Siempre me ha fascinado el destino de los libros, sobre todo el de esos ejemplares que cada día se exponen a la curiosidad o al capricho del transeúnte y existen en promiscuidad, apilados a veces sin criterio, bajo el rigor de la intemperie, devaluados por el paso del tiempo, a la espera de unas segundas o unas terceras o cuartas manos que se decidan a tomarlos de nuevo, a hojearlos, a encariñarse con ellos, a llevárselos a una tranquila y bien aclimatada estantería de acogida.
22IX2019
Imagen: El actor argentino Ricardo Garín posando junto a una admiradora.
Texto: Qué impostora es la fama, qué celosa de su propia imagen, qué engreída y qué frágil y qué estúpida, qué incómoda cuando baja a la calle y busca la soledad de un café con vistas a una plaza, cuando su presencia se anticipa a su rostro y todos la señalan, le ofrecen sus manos y sus besos, la requieren para perpetuar la fortuna de haberla visto tan cerca, de haberla tocado incluso. Y, de la otra parte, qué sutiles los hilos de la admiración, de la adhesión instantánea, qué endebles las estructuras emotivas que sostienen el mito.
lunes, 21 de octubre de 2019
Imagen: Recodo urbano con casa antigua, deshabitada
Texto: Va uno ensimismado, caminando por la acera de la ida o por la acera de la vuelta en su itinerario habitual, tan repetido y tan cercano que el solo gesto de ver lo que ahora ve y sorprenderse de repente y detenerse para buscar un encuadre con su teléfono móvil y apropiarse de tres o cuatro fotografías le produce un pudor anacrónico.
La amalgama de abandono y herrumbre -no siempre reñida con la belleza de la imagen- firma cuadros sublimes en el recodo más insospechado de cualquier barrio de cualquier ciudad.
10IX2019
Imagen: Individuo con patines y antebrazos rosas, en calle Floridablanca.
Texto: Queremos creer que no: que no todo se nos escapa, que no todo se nutre de la insaciable fuga del tiempo, que no todo huye de nuestro yo de ahora buscando una rendija que en un futuro nos abastezca de recuerdos, que no todo lo que aquí sentimos y nombramos se está yendo irremisiblemente hacia la boca del olvido para que al fin lo engulla el torbellino de la nada.
Queremos creerlo. Y atrapamos instantes -silencios, miradas, versos, melodías, atardeceres...- para fingir su eternidad.
11IX2019
Imagen: Entrada a la catedral por plaza de los Apóstoles, con efecto de luz.
Texto: La tarde agonizaba cuando me fijé en la bicicleta y luego en la figura de su dueño, apostado en pose mendicante junto a la puerta del templo. Salieron dos cuerpos que no nos vieron y detrás otro que tampoco, mientras yo retrocedí unos pasos a la izquierda fingiendo que, como a cualquier turista, solo me interesaba la fachada. Entonces, providencial, una ráfaga que venía de dentro sesgó la imagen, eclipsó mi objetivo. Pensé que basta un haz de luz para que el mundo recobre su equilibrio.
12IX2019
Imagen: Simetría gris de la torre de la catedral de Murcia.
Texto: Abrí los ojos con la perezosa fe de escribir unas palabras con motivo de la lluvia, y casi sin transición me paralizó el acento próximo de Borges, recitando que "la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado".
Sin embargo, pese a los abundantes avisos oficiales, el agua todavía no llegaba -tampoco mi antojadiza musa-, como si quisiera desmentir al poeta argentino desde cualquier atalaya del inminente futuro.
Arriba, la faz adusta, impasible y siniestra, de la torre.
13IX2019
Imagen: Nubes negras sobre línea de edificios, anocheciendo.
Texto: La humanidad está abierta a la exploración de inauditas tipologías o series de elementos, sean estas más o menos sensatas, originales, absurdas o manidas. Eso sí, para patentar una nueva clasificación de hombres y mujeres resulta imprescindible establecer previamente un criterio: por ejemplo -se me ocurrió ayer, esta mañana-, según el modo en que se contempla el fenómeno de las torrenciales lluvias. Y hay dos: quienes miran el agua en el cielo, quienes miran el agua en el suelo.
14IX2019
Imagen: Niño mirando a cámara desde un ojo de buey.
Texto: En un siglo saturado de incesantes reclamos exteriores, de pantallas imbecilizadoras y de ingenios reproductores de ultimísima generación, la única resistencia -por ética y por estética- todavía posible es la propia contención, el autocontrol del individuo o, más allá, el escepticismo radical y la perplejidad combativa.
No somos lo que vemos, ni siquiera nos consta su verdad: somos lo que interpretamos y aprehendemos a partir de lo que creemos haber visto.
15IX2019
Imagen: Cartel de festejos en el vallado y puerta de la plaza de toros de Murcia.
Texto: El maltrato animal elevado a la categoría de espectáculo público, de festejo patrio que autorizan y avalan los propios municipios; o peor: un bien de alta cultura -dicen- para dispendio de las elites refinadas, un arte presunto que se glorifica en la arena de una plaza y que algunos todavía legitiman al amparo de las sacrosantas leyes de la tradición y las costumbres, al parecer irrefutables.
No hay debate donde no hay derecho.
sábado, 19 de octubre de 2019
Imagen: Toma de la espalda de un usuario tomando a su vez una foto de grupo.
Texto: Mirar al que mira, focalizar al que enfoca, capturar la imagen inclusiva de quien captura y de quien se sabe capturado: un sano ejercicio de distanciamiento que nos sitúa más allá o más acá, pero en un lugar de privilegio, especie de observador pasivo que ignora si a su vez, también, estará siendo mirado y focalizado y capturado por otro u otros que se alinean a su espalda.
Los espejos repetidos de Borges no son indiferentes a este vértigo.
03IX2019
Imagen: En un cristal, cartel con flecha hacia la derecha: "CITA DIARIA".
Texto: Tengo el secreto hábito de descontextualizar, una inclinación que poco a poco, con el desarrollo de ciertas técnicas no menos secretas y el olfato que otorga la experiencia, se ha convertido en un talento. A veces mi percepción juega con las posibilidades poéticas de un anuncio o de un simple letrero, mientras que otras muchas intuye una perspectiva sorprendente, una vuelta de tuerca, un rizar el rizo. En el vasto reino de las analogías puedo ser un perfecto cínico. O un incomprendido.
04IX2019
Imagen: Escenario de un concierto con múltiples líneas cegadoras de luz.
Texto: De Bob Dylan fue el penúltimo concierto que presencié en directo. Se puso tras el piano, interpretó parte de su viejo repertorio (casi sin pausas para el aplauso) y desapareció como una sombra de sí mismo, evitando cualquier guiño de complicidad. Nada de pantallas gigantes ni juegos de luces: apenas un par de focos traseros iluminaban la escena. El uso de teléfonos móviles, prohibido.
El último concierto fue el de un grupo imprescindible de los ochenta y acaso de los noventa. En imagen -si no lo digo reviento- "Los Secretos", lo que de ellos y nosotros queda.
05IX2019
Imagen: Retrato a lápiz de Paco Ñíguez, de 1995.
Texto: En la jerga de la enseñanza, un claustro es la reunión -previa convocatoria- de la plantilla de profesores que integra un centro educativo.
En uno de mis primeros claustros -instituto de Mula, hace casi un cuarto de siglo-, un compañero con inquietudes y habilidades pictóricas improvisó en poco más de diez minutos un retrato a lápiz, bastante fiel, de mi rostro de entonces. Lo conservo en marco, colgado en la casa de mis padres, y cada vez que regreso a ella y lo miro me pregunto qué permanece en mí de aquel muchacho inexperto que empezaba a dar más clases de literatura que de lengua.
Hace muchos años que no he vuelto a cruzarme en el camino de Paco Ñíguez, el desinteresado autor de aquella obra.
06IX2019
Imagen: Avenida de entrada a la ciudad, por Ronda Norte.
Texto: Durante los meses de verano cunde en el homo urbanitas, lo mismo en la hembra que en el macho, la necesidad fingida o sincera de huir adonde sea, a la playa o al campo o a cualquier otra ciudad que lo redima de su hastío. Para ello, restaura expresiones del tipo "recargar pilas" o "desconectar", pero en el fondo escapa de su cotidianeidad para, probablemente, reinventarla en otro lugar. He aquí una de las puertas del regreso.
07IX2019
Imagen: El planeta Tierra: globo para decorar despachos y aulas.
Texto: ¿Desde qué ángulo nos mirará Dios?
Pero, de serlo -si es que Dios necesita ser para ser-, no adoptará un solo ángulo, sino todos a la vez. Y, verosímilmente, tampoco tendrá que mirar para ver ni tendrá que ver para saber, como no tendrá que distraerse con un puntito azul extraviado en alguna de las galaxias que a lo largo de la eternidad se le ocurriera o se le está ocurriendo o se le ocurrirá crear. Dios no necesita vernos porque ya lo abarca y lo es todo, incluso lo que no es, incluso el más absoluto olvido.
¿Desde cuánto tiempo atrás -si es que el tiempo significa algo para Él- nos habrá olvidado Dios?
08IX2019
Imagen: Farola de cuatro focos, con paloma imprevista.
Texto: Según la ley de la causalidad -tan soberana como cualquier otra que quiera postularse- ningún azar es caprichoso, de donde infiero con la misma legitimidad que ningún azar es inocente. Entonces, pues, hay una red casi infinita, un compromiso universal que a nada y a nadie salva.
jueves, 10 de octubre de 2019
Imagen: Diarios de Cesare Pavese y análisis de sus cartas, ambos en italiano.
Texto: El 17 sale de la casa a la que ya no volverá. En la estación Porta Nuova duda entre subir a un tren u hospedarse en el céntrico Albergo Roma. El 18 escribe en su diario: "Todo esto da asco. Una palabra. Un gesto. No escribiré más". Todavía saca fuerzas para hilvanar a la desesperada unas cuantas cartas: a su hermana, a una muchacha, a varios amigos... La noche del 26, en la cima del éxito literario pero en el infierno íntimo de la soledad y el desamor, en su cuarto de hotel, Pavese se atiborra de somníferos e invoca los ojos de la muerte. Fue en Turín, agosto del 50.
27VIII2019
Imagen: Señales de tráfico flanqueadas por palmeras.
Texto: Algunos días veo señales en todo lo que miro, mientras que otros me ensimismo y me invade un profundo desinterés, una apatía cegadora. Pero las señales siguen ahí, más o menos obvias, más o menos crípticas, esperando que alguien las identifique y las descifre. Ellas se insinúan y se yerguen con su vasta carga de significados: imperativas a veces, otras flexibles, a menudo confusas y contradictorias. Solo la interpretación crítica nos redime de su asedio.
28VIII2019
Imagen: Ruinas de un cortijo en la sierra de Moratalla.
Texto: Fotografía del viernes pasado realizada sobre otra fotografía que revelé en papel hace nueve años.
La frondosidad del árbol, la evocación romántica de las derruidas paredes de piedra y hasta el azul del cielo me trasladan, sí, nueve veranos atrás; pero también a los domingos innumerables de la niñez y la adolescencia en que mis padres preparaban lo necesario para disfrutar del día en ese paraje de monte donde no faltaba el manantial de agua fresca. Y siempre, elevada en la distancia, cerca del camino, la imagen perenne de la "casa de la muerte". Qué tiempos...
29VIII2019
Imagen: Mi larga sombra matutina entre las vías del ferrocarril.
Texto: Ya propicien la nostalgia o el ansia de aventura, ya remitan a las incertidumbres que jalonan el destino o a las fantasías con que se entretiene la memoria, es indudable el prestigio de los raíles ferroviarios y su imperio en la órbita de las evocaciones poéticas. Difícil no mirarlos, al cruzar, con una sensación de fragilidad y gratitud, como si en ellos pudiera leerse un fragmento de nuestro albedrío, unas líneas que no sabremos descifrar pero que de algún modo nos incumben.
30VIII2019
Imagen: Pose de mi padre en mitad en su huerto.
Texto: A mediados de agosto me mostraba con orgullo los dos primeros tomates. Desde hace lustros se reserva la mejor simiente, la pone a secar sobre papel de periódico, la planta en minúsculos cubículos que humedece a diario con un spray, luego lo traslada todo al espacio en el huerto que rota de año en año, abona con estiércol que le procura algún vecino, pone cañas cruzadas para elevar barracas donde se apoyen los tallos, riega cuando lo cree necesario... Los tomates maduran -dice- en las noches de luna; le salen grandes y algo deformes, pero su sabor no se parece en nada a los del mercado. Con suerte, el milagro se prolongará hasta noviembre. Es mi padre.
31VIII2019
Imagen: Mano de mi hijo sosteniendo un dinosaurio, su esqueleto de juguete.
Texto: Me pregunto qué será de este mundo cuando la coherencia práctica y las bendecidas leyes de las ideologías de derecha triunfen definitivamente sobre las consabidas utopías y las elementales contradicciones inherentes a la izquierda.
01IX2019
Imagen: Tarde luminosa de lluvia y sol.
Texto: Con frecuencia, en un solo día e incluso en una sola hora (y a veces en fracciones más cortas, como un abrir y cerrar de ojos) algo nos desliza de la luz a la oscuridad o de la alegría a la tristeza, y viceversa, sin que ninguna señal externa ni interna, nada perceptible ni imperceptible a través de los sentidos, nos insinúe siquiera el atisbo de una causa razonable, de un desencadenante sensato, de un porqué.
¿Habría arcoíris cuando no existían aún hombres u otros seres para mirarlos?
martes, 8 de octubre de 2019
Imagen:Torre de catedral entre dos edificios altos.
Texto: Atardecer de verano en la ciudad. Precoces luces de neón ciegan aquí y allá la hegemonía del crepúsculo, que sin embargo se abre paso edificios arriba y sube como un río de cielo vertical entre laderas de balcones. La torre catedralicia incrusta su aguja afilada en las alturas mientras yo la miro como todos la miran, mientras yo la veo como nadie la ve.
20VIII2019
Imagen: Grafiti sobre cemento a ras de suelo: "Los animales sienten".
Texto: Si reaccionan al frío y al calor, al hambre y a la sed, a las caricias y a los golpes, al dolor físico y al otro, es obvio que sienten. Pero la cuestión de fondo, antigua, es determinar al fin si los animales también tienen alma. En un insólito episodio de la historia de la filosofía, el loco Nietzsche, inspirado por un personaje de Dostoievski, abrazó un caballo para, probablemente, oponerse al juicioso y racional Descartes. A lo mejor, pensándolo bien, el alma no se tiene: el alma se gana.
21VIII2019
Imagen: Fachada urbana con pintadas superpuestas, con efecto de espejo retrovisor.
Texto: Desde Altamira y quizá desde antes, el hombre y quizá la mujer han sentido la necesidad de representar sus sueños y sus miedos, su orden y su caos, su percepción del mundo, en suma, para invocar a cualquier dios o simplemente para sorprender a sus semejantes.
Esta pared fotografiada ayer en una calle céntrica de Murcia no es -siéndolo- más asocial y deplorable y vomitiva que los cientocuarentaytantos caracteres que algunos líderes cuelgan en su "muro" para excitar la intolerancia y el odio de la masa, más manipulable cuanto más inculta.
22VIII2019
Imagen: Pasarela metálica sobre las obras de soterramiento vial.
Texto: Era el último abril. Me hallaba en las inmediaciones de un aeropuerto esperando a mi hija cuando el teléfono registró un correo: "Ha fallecido nuestro antiguo compañero (...) El entierro es esta tarde, a las siete, en el tanatorio (...)". Él y yo sintonizábamos, creo; solíamos hablar de lecturas y autores; fue él quien me descubrió los diarios de Ribeyro, por ejemplo. Supe de su destructiva enfermedad, al poco de jubilarse, pero no habíamos vuelto a encontrarnos.
Abracé a mi hija pensando que esas serán las mismas o parecidas palabras que alguien usará para informar a otros cuando el muerto sea yo.
23VIII2019
Imagen: Vieja construcción en un espacio que fue de huerta.
Texto: Esas casas que envejecieron en la carne viva del ladrillo, destinadas (por dejadez ajena o por su propio infortunio) a una indigencia perpetua, anacrónica, sin que su hacedor o sus sucesivos moradores se decidieran a vestirlas con una pudorosa veta de yeso o de cemento, con una humilde capa de pintura barata.
Así, como esas casas, tantos hombres y mujeres que pasan por el mundo...
24VIII2019
Imagen: Concierto de jazz en un recodo de la calle Mayor de Moratalla.
Texto: La belleza -hablo del arte, de la singularidad que alegra el mundo, de la música entendida como extensión del alma- cobra su naturaleza en el rincón más insospechado, donde menos se la espera. Ellos llegaron con sus bártulos, probaron y probaron el sonido, interpretaron sus temas ante un público desacostumbrado y se fueron sin más. Pero ese espacio hasta entonces insensible quedó bañado en luz, henchido de la eternidad que todo instante implora. Hace, hoy, un año.
25VIII2019
Imagen: Evocación de terraza y mar, con cigarrillo en primer plano.
Texto: No creo, como sostiene cierta filosofía, que nuestros sentidos nos engañen en la percepción del mundo: al revés, prefiero pensar que el mundo es una multiplicidad de realidades subjetivas que, en su conjunto, acaso configuran eso que entendemos como la verdad objetiva. Me seduce la idea de que el paisaje es una prolongación íntima del ser, un cristal más o menos diáfano que recoge y devuelve el "ánima" de quien lo observa.
viernes, 13 de septiembre de 2019
Imagen: Cojín con letrero: "LO IMPOSIBLE sólo tarda UN POCO MAS".
Texto: Va uno distraido, apreciando o rechazando cada reclamo del fantástico bazar de muebles y otros objetos aledaños (a menudo inútiles o meramente decorativos), y de pronto se topa con esa frase que alguien tuvo que pensar para que otro la aprobase y otro la imprimiese, multiplicándola en serie sobre el tejido del producto. Ninguno de ellos imagina que esa frase así escrita provocará meses después, en el salón de una casa de un país lejano, una riña mortal entre dos cuñados. La causa, el viejo debate de las mayúsculas y las tildes.
13VIII2019
Imagen: Tres palmeras, un ciprés y un edificio de varias plantas.
Texto: "Alto soy de mirar a las palmeras", cantó la musa hernandiana, el genio solidario del hombre de las tres heridas. Inevitablemente -ya se alcen de un triste jardín de asfalto o surjan en la linde de un camino de huerta-, no habrá vez que al descubrir estos árboles del sur no acudan a mi memoria las once sílabas de ese verso proverbial, invicto, majestuoso y humilde al mismo tiempo.
14VIII2019
Imagen: Página de un ejemplar con el dibujo sugerido de un revólver.
Texto: Es el poema con el que se cerraba Libro ciudad (XXIII Premio Vicente Gaos), editado por Renacimiento en 2006. Desde entonces, nadie -ningún lector, ningún miembro del jurado, ningún entrevistador ni reseñador ni crítico- se ha detenido sobre el efecto visual que quise imprimirle y que casi se anticipó a las palabras y a la factura premeditada de los versos. ¿Era tan difícil? Con qué poco se hubiera satisfecho mi vanidad y desencadenado mi empatía. Pero nadie, nadie.
15VIII2019
Imagen: Vista de la calle Trapería, casi desierta, desde una de las puertas de la catedral.
Texto: El ecuador del mes se materializa en la huida casi unánime de la ciudad hacia la costa o a los pueblos de montaña. Los que aquí quedamos figuramos torpes sobrevivientes tras una profecía bíblica. En España lo santifica una de tantas vírgenes; allá en Italia usan "ferragosto" (vacaciones de Augusto), término laico que extiende su significado a los días centrales del mes. Desde mañana empieza el lento, prolongado regreso.
16VIII2019
Imagen: Visión lunar sobre los edificios de enfrente, con baranda.
Texto: Luna de ayer, en mi balcón. Es la misma Luna de hoy, también la misma de mañana. Es la misma Luna que vio el primer homo sapiens, la misma que iluminó las noches de los dinosaurios, la misma que hechizará con su embrujo al bisnieto de un niño cuyo bisabuelo de su bisabuelo soy yo. Se contemple desde una terraza en Tokyo o desde un fiordo en Escandinavia, desde una duna saharaui o desde el balcón de mi casa, todas las lunas fueron y serán las misma Luna. Al menos mientras haya quien la nombre.
17VIII2019
Imagen: Manos de mi madre haciendo pan por última vez.
Texto: Disolver la levadura y preparar la creciente, cubrirla de calor para que suba, aguardar un tiempo, hacer nueve o diez pelotas que serán nueve o diez panes, espolvorear el hule y heñir cada una clavando los nudillos, darles forma y voltearlas sobre la artesa, marcarlas con un signo en el centro... Caldear el horno con la leña apropiada, barrerlo con un trapo húmedo, tirar un puñado de harina para ver si está a punto, introducir las piezas con la pala... Hoy hace un año que estas manos obraron el milagro; no imaginaban que sería su último amasijo.
18VIII2019
Imagen: Homenaje a Federico García Lorca, en el aniversario de su muerte.
Texto: Ya no se trata -no solo- de un ser humano al que se le arrebata la vida en nombre de un dios sectario y vengativo y de una patria patrimonializada. Ahora, a 83 años del asesinato, el símbolo se eleva sencillamente sobre la barbarie intolerable y gime aún desde un barranco o desde una cuneta, y clama contra el olvido desde los innumerables barrancos y cunetas de la geografía del odio. Me pregunto cuántos versos y escenarios, y qué metáforas de la dignidad, la libertad y la justicia fueron aniquilados con él en aquella hora siniestra.
viernes, 30 de agosto de 2019
Imagen: Poema sobre mi madre.
Texto: Aunque en borrador lo titulé "Lejanía", luego he dudado entre "Nada y todo", "Hacia el abismo" o "Mi madre". Sé que es muy triste, casi me ahogo en el charco de sus versos, pero me apetece compartirlo: la tristeza, si uno acierta a expresarla, a universalizarla, puede ser bella y reconstituyente. O quizás no; quizás ni lo uno ni lo otro.
06VIII2019
Imagen: Mi hijo mayor saltando de cabeza al pozo de Somogil.
Texto: Yo nunca aprendí a volar, no de tal modo, y ahora lo miro como todos lo miran: con admiración, con cierta envidia, siguiendo la perfecta inercia del cuerpo que se eterniza ahí, entre el impulso y el impacto, protagonista absoluto de la escena. Si hay una edad para la audacia -también para la incertidumbre, también para la desmesura emocional-, esa es la adolescencia.
07VIII2019
Imagen: Libros de viaje apretados en el estante.
Texto: Nuestro mundo entiende el viaje como destino de placer y de consumo, como simple desplazamiento o "tour", y a la postre lo sublima como ineludible sello de clase. Si uno admite que no gusta de viajar -esto es: proveer reservas, acarrear bultos, cumplir trámites, transitar con iguales, trasladar las propias costumbres y manías, patear ruinas y museos, filmar reliquias y eventos, volver...-, a su alrededor se hace un silencio embarazoso que pone en riesgo su reputación, su actualidad.
08VIII2019
Imagen: Escultura de arena realizada en la playa de La Llana.
Texto: Nadie sabe si duerme, si toma un baño de sol y arena o si es cadáver de náufrago ilegal arrastrado por las olas hasta una playa del sur de Europa, del sur de España, este mediodía, ante la indiferencia o la vergüenza de la comunidad internacional. Dentro de un rato se diluirá en la eternidad de la que vino, como si nada.
09VIII2019
Imagen: Mis abuelos maternos, María Cruz y Jesús.
Texto: Ahí están, reunidos falazmente en un solo retrato, acotados sus rostros en un marco sin duda pretencioso. Ella con todas sus manías, maldades y rencores; él con su vanidad fanfarrona, sus aires de grandeza y su error último, definitivo. Existieron seis décadas bajo el mismo techo, pero nunca convivieron. De aquella larga e inútil desavenencia hoy nada queda; apenas, sí, el apunte intempestivo del mayor de sus nietos.
10VIII2019
Imagen: Torre de la catedral de Murcia con muchísimo cielo.
Texto: El Mediterráneo, siglo XXI después de Cristo, un barco en misión humanitaria, 121 refugiados sin refugio pero todavía vivos, algún vocero desarmado que ejerce de ministro, algún voxero que esgrime su intransigencia y su vileza.
Ahora, pues, que cada cual entienda lo que entienda, y que asuma su sitio en esta historia mirando a los ojos a sus hijos, a sus nietos.
Desde la periferia, el cielo es mucho más amplio y más cierto.
11VIII2019
Imagen: Cromos con la plantilla completa del F. C. Barcelona (1974-75 y 1975-76).
Texto: Qué lejos de aquel tiempo, de aquel mundo en que todo era comienzo y promesa -ni siquiera futuro-, de aquella demorada inocencia que se alimentaba de cromos de colores y nombres vitalicios.
Y, sin embargo, qué vívidas aún las sensaciones cuando el recuerdo las revuelve y las toca, las huele y las recrea, a partir de un objeto que se creía olvidado o de su imagen ya borrosa.
Algunas veces somos donde fuimos.
miércoles, 21 de agosto de 2019
Imagen: Instantánea (robada al televisor) con dos políticos sentados en acto oficial.
Texto: ¿En qué consiste el poder? ¿Por qué se materializa de ese modo y se anuda corbatas elegidas tal vez por sesudos asesores de imagen? ¿Qué piensa o qué maquina o de quién se ríe mientras la actualidad sucede tan cerca de su ambición, tan tocada por su empeño insaciable? ¿Por qué se aburre tanto de sí mismo y de la farsa que continuamente representa? Y sobre todo, ¿por qué pone las manos así?
30VII2019
Imagen: Jóvenes divirtiéndose con un animal astado, con público en balcones.
Texto: Pasarán décadas, acaso algún siglo más, no muchos. La mujer y el hombre se beneficiarán de los avances tecnológicos, añorarán otras formas de vida más originaria y primitiva, buscarán y hallarán otro lugar al que trasladar su inteligencia y su prepotencia, su creatividad artística y su vergüenza como especie, sus miedos ancestrales, sus deseos más limpios y sus dioses únicos y verdaderos. Pero hay una porción de la realidad que el ser humano, por más que se prolongue, nunca va a entender de sí mismo.
31VII2019
Imagen: Ristra artesanal con 43 cabezas de ajos, flanqueada por otras dos de panochas.
Texto: La mía es una generación bisagra, un salto infinito entre el tiempo de mis padres y el de mis hijos. Nací sin ducha en el aseo, sin televisor ni lavadora, sin un solo libro. Puse pellas de comida a las gallinas del corral, partí olivas con mazo sobre una banqueta, me senté en amplio círculo a pelar almendras y a echar tomates en conserva, vi amasar el pan y preparar el horno de leña, conviví con ristras de pimientos y cabezas de ajo y panochas de panizo. Esta imagen -tomada ayer, en la casa del pueblo, obra efímera de mi padre octogenario- refleja por sí sola un mundo antiguo, prehistórico, imposible.
01VIII2019
Imagen: Reflejado en el amplio espejo de una peluquería del barrio.
Texto: Esperando -ahora, aquí- bajo la mirada icónica de Elvis en el ángulo superior izquierdo. Esperar a otros llena una parte incalculable de nuestro tiempo, lo que a menudo se traduce en fastidio y nos impulsa a gesticular la desesperación que nos domina. Lo que no sabemos es cuánto hacemos esperar a los otros; lo que ni siquiera sospechamos es si alguien nos está esperando ya en alguna remota posibilidad del más incierto de los futuros.
02VIII2019
Imagen: Porche de la residencia de verano de la familia Rabal, hoy cerrada.
Texto: Si Miguel Delibes no hubiera reaccionado ante la injusticia más elemental para evidenciarla en una novela; si Mario Camus no hubiera sentido la llamada imperiosa de las palabras para convertirlas en imágenes; si Paco Rabal no hubiera interpretado como nadie al más inocente de los santos; si el Azarías no hubiera alimentado y visto morir a su milana bonita en un instante que singulariza y simboliza todo el horror de una época... Entonces yo no me hubiera detenido ante una casa baja de Calabardina para sorprender la fotografía que buscaba.
03VIII2019
Imagen: Pino asomado al dominio del valle de Murcia y otros pueblos colindantes.
Texto: "Lo que más hay en la tierra es paisaje": con este endecasílabo (así traducido del portugués) echa a rodar la novela que inaugura el singularísimo estilo narrativo de José Saramago, el mismo que a mí me deparó tantas páginas de felicidad como lector. En efecto, miremos adonde miremos, el mundo está impregnado por todas partes de esas líneas y colores y de esa armonía inexplicable -de esa belleza, en suma- con la que solo el arte compite a veces. A este árbol no le faltan vistas.
04VIII2019
Imagen: Atardecer de primavera en Cehegín.
Texto: Parecía como si todo en la terraza hubiera sido preparado siglos atrás: la mesa y los cubiertos, la postal decadente con tejados de antaño y una torre de iglesia, la lenta sinfonía del crepúsculo. Hasta la Luna había descendido para posar su redondez, su magia. Solo faltábamos nosotros, la aventura del dos.
sábado, 17 de agosto de 2019
Imagen: Mi hijo pequeño con su colección de animales de plástico.
Texto: Sabemos que el sentido del orden no se ciñe a una fórmula universal, que todo depende del criterio y la intención, y que lo que para unos es el desarrollo perfecto otros lo interpretan como un simple juego de simetrías o de secuencias geométricas que disimulan el caos. Pero la duda que me ronda esta tarde es si se hereda la percepción individual del orden, si de padres a hijos se transmite un modo concreto de disponer una serie de objetos en un espacio dado.
23VII2019
Imagen: Vieja construcción derruida en un paraje de monte con pinos.
Texto: Siempre ha llamado mi atención el abandono y la ruina de esos cortijos y caserones que, en otro tiempo de carencias y miserias de toda índole, debieron ser privilegiados y prósperos. ¿Cómo pasaban los dueños sus días y sus noches, en invierno y en verano, con sol y con lluvia? ¿En qué ocios y quehaceres cíclicos se les fue yendo poco a poco la vida lentísima de entonces? ¿Cómo acabaron sus hijos y los hijos de sus hijos y los que habrán llegado después? La decadencia es un tejado hundido, una pared de piedra derribada, una pintada gamberra.
24VII2019
Imagen: Yo en una calle de Granada, abril de 1990.
Texto: Hace casi treinta años, con la carrera casi terminada y una bolsa de sueños literarios, aquel muchacho de pelo largo e indumentarias de vaquero se dejaba hacer una fotografía (portada indefinida para un disco de sones rebeldes y letras protestonas) en una calle de Granada. Hoy es apenas un tic de mi memoria, el instante y mi pose detenidos, congelados en una imagen que nació melancólica y que tal vez nunca sospechó una reflexión así, tantos años después.
25VII2019
Imagen: Inspirada en la serie de cacas y mierdas de mi buen amigo J. J. Ballester.
Texto: A fe mía que cuando abrí esta ventana, hace menos de un mes, me hice el propósito de no hablar de políticas ni de políticos. Pero lo del otro día en La Rioja (de sonrojo subido), lo de hoy en Madrid (ahora mismo, en el Congreso de los Diputados) y lo de mañana en Murcia (léase la triple alianza de los balcones y las banderitas, esto es, la caricia indiscreta de la derecha más rancia con la más modernita y guay y con la más de siempre jamás por dios y por España) han doblegado mi voluntad y alterado mis sufridas vísceras. Lo siento...
26VII2019
Imagen: Esquina de comercio "low cost" con persiana bajada.
Texto: Cuando la visualicé, yo llevaba las manos en el volante, pero inmediatamente supe que quería esa composición, ese encuadre, ese reparto de colores y textos, ese revoltijo urbano de una realidad cada vez más artificiosa y ajena. Así que urgí a quien iba en el asiento de al lado -mi hijo, el mayor- y en tres segundos manipuló su teléfono, y en otros tres la reenvió al mío. Ahora, convertida en objeto enmarcado y ávido de público, cada cual verá una motivación distinta donde antes -antes de ser foto- acaso no hubiera visto nada que mereciera verse.
27VII2019
Imagen: Horizonte con asfalto y líneas de velocidad por delante.
Texto: Como todo el mundo sabe, el viaje suele ser un periplo de ida y vuelta. Aunque un mismo destino y una misma carretera se hayan repetido en uno y otro sentido durante casi una vida; aunque se ejecute la conducción ya mecánicamente, sin pensar, sin paisaje, dejándote llevar por la inercia motora del vehículo, hay algo que todavía preside y distingue lo más recóndito de mis percepciones: la sensación de expectativa al ir, la sensación de alivio al volver.
28VII2019
Imagen: Grupo de siete amigos con reses bravas pastando por detrás.
Texto: Todo se nos evidencia de repente muy azaroso y sin sentido, muy accidental, muy trágico. De izquierda a derecha, de pie: Pepe, Quines y Diego; agachados: Elías, Fede, yo y Andrés. Fotografía tomada en la finca La Canaleja, un 10 de julio por la tarde, quizá en 1990 o 1991. Hace casi veinticinco y no sé si otros quince años o más, respectivamente, que dos participantes de ese instante faltan ya en el partido de la vida.
lunes, 5 de agosto de 2019
Imagen: Exclusiva del hombre de la reja en Moratalla.
Texto: Nunca he compartido eso de que una imagen vale más que mil palabras; en todo caso, dependerá de la imagen y, cómo no, de las palabras. Por mi parte sé decir que en alguna ocasión sí he sentido que una sola palabra valía tanto o más que mil imágenes. Ahora, el microrrelato al que me referí ayer, que viene a completarse con la foto.
16VII2019
Imagen: Pozo de Somogil desde el sendero de llegada.
Texto: Hay marcos, encuadres y miradas por los que el tiempo no pasa. Ese de ahí permanece fijo en la retina de mi infancia; mejor dicho, en el recuerdo sublimado de aquella infancia que hoy rastrea el hombre que he venido a ser. Nada vuelve, todo se desliza en su universal fugacidad; pero a veces, durante una fracción de segundo, puedo sentir la emoción de un instante que no se ha movido de su sitio.
17VII2019
Imagen: Orla de alumnos y profesores de Filología Hispánica, promoción de 1985-1990.
Texto: El rompecabezas del azar -la casualidad o la causalidad o lo que algunos llaman pomposamente "el destino"- cruzó nuestras juventudes durante un lustro completo. De algunos nunca supe más allá de su rostro; de otros me llegó alguna noticia irrelevante; con muy pocos mantuve contacto amistoso, hasta que casi se extinguió en cualquier recodo del camino. A veces me pregunto qué otras vidas no vividas acechaban al alumno de la cuarta fila, segundo por la izquierda.
18VII2019
Imagen: Baldosas con lluvia en el patio de abajo de la casa.
Texto: No me canso de mirarlas, como si en el desorden aparente que tan bien conoce mis pisadas se escondiera algún mensaje oculto, alguna clave con que descifrar el ser que soy y el ser que seré y, sobre todo, el insondable no-ser, ese que antecede a la fecha exacta de mi nacimiento y que retomará su eternidad y su nada a partir de esa otra fecha no menos exacta, definitiva pero incierta.
19VII2019
Imagen: Foto de rigor vestido de parvulito, con un bolígrafo prestado.
Texto: No hay día que no sienta que necesito escribir, o lo que es lo mismo: el tiempo y la soledad de la escritura. Sé que hay quienes me juzgan egoísta y quienes me tachan de extravagante; y sé que el grueso de los que ni me tachan ni me juzgan no lo entenderían aunque vivieran mil años. Los días que no escribo me derrumbo en un abismo íntimo, imperdonable.
20VII2019
Imagen: Luna llena en la palma de mi mano.
Texto: Cuando hace cincuenta años dos americanos pisaron la Luna, yo tenía solo dos, así que no me enteré de aquella gesta. Más tarde leí la novela de Julio Verne y, esporádicamente, varias veces (la vida da mucho de sí) he tocado la Luna con mis dedos. Para conmemorar la efeméride dejo aquí unos versos (cosecha propia, claro) de la serie "Haykus lunares":
¿Sabe la Luna
que la luz que la llena
da en mi ventana?
El primer hombre
miró la misma Luna
que yo contemplo.
Luna gozada,
¿en qué tregua del tiempo
guardas mi instante?
21VII2019
Imagen: Perfil de mi madre, su rostro, en la terraza de la casa.
Texto: No es solo quedarse poco a poco sin recuerdos, existir en la zozobra de un tiempo caótico, sin horarios ni fechas, la extrañeza dolorosa de rostros familiares, el olvido de sí... Lo peor del Alzhéimer es que nos arrebata la mirada, la verdad limpia del otro, la emoción sin palabras.
domingo, 4 de agosto de 2019
Imagen: Alguna nube en el cielo azul.
Texto: Si para algo sirve la fotografía es para detener el instante efímero, que a veces parece arte aunque no lo sea. Siempre he preferido los museos al aire libre.
Imagen: Siete caracoles hacia línea de meta.
Texto: La fragilidad, la lentitud, el tiempo: todo es tan relativo y tan insignificante si acotamos cualquier imagen y la interpretamos desde parámetros cósmicos...
Imagen: Iglesia de Moratalla desde el cerro de San Jorge.
Texto: Tener un pueblo al que volver (como aquel Ulises, como don Quijote). Tener una referencia que no se mueve, un punto fijo donde alguien o algo aún te esperan.
Imagen: Gente en balcones con efecto distorsionado.
Texto: ¿Cuántos pedazos de nosotros habrá en los otros? La vida es un puzle a menudo grotesco donde las piezas solo encajan -o nos parece que encajan- cuando ya es demasiado tarde -o nos parece que ya es demasiado tarde.
Imagen: Interior de hotel y mujer que se aleja.
Texto: Un pasillo interminable y muchas puertas a uno y otro lado, y acaso solo una que se abrirá para ti. No sabes si vas o vuelves mientras miras en tu móvil una imagen de ti misma -ahora, de espaldas- avanzando por este mismo pasillo interminable. El instante teme que te gires y malogres el hechizo, que sorprendas el dedo inmediato que flexiona, que destruyas la foto que observas y te observa, que todo se evapore.
Imagen: Portada de Primeras impresiones, libro inédito.
Texto: Escribí mis textos iniciáticos, que alternaban prosas y versos, entre los quince y dieciséia años. Los mecanografié con la olivetti, en cuartillas dobladas; confeccioné luego unas tapas de cartulina y lo encuaderné todo con pegamento Imedio. Todavía puedo hojearlo y ojearlo, milagrosamente indemne, con una punzada anacrónica de vanidad. Es el único ejemplar de aquella artesana vocación literaria.
Imagen: Vaca mirando reja con tres personas.
Texto: A menudo la imagen busca las palabras, pero otras veces son ellas las que permanecen como huérfanas, a la espera de un trazo o de una ilustración que, mal que bien, las apadrine y justifique. Hace dos años escribí y divulgué un microrrelato al que hoy (esta mañana, móvil en mano) le he hallado maridaje.
miércoles, 3 de julio de 2019
Hago cuentas de mis correrías crepusculares durante el primer semestre del año. Lo desgloso aquí con ánimo de presunción, para recrearme en la constancia y en sus frutos, y confío en que los tres lectores -tres- que todavía intuyo en este sitio excusen la debilidad de los datos. Añado que prefiero correr solo, por un circuito fijo que no me distrae ni me obliga a corregir azares, sin ninguna ortopedia ni ingenio auricular, sintiendo en plenitud el ritmo de mi cuerpo y el ciclo de mi respiración, pensando.
Entre el 7 de enero y el 25 de junio salí a correr treinta y dos veces: siete en enero y siete en febrero, seis en marzo, tres en abril, cinco en mayo y cuatro en junio. Los días 12 de abril y 6 de junio alcancé mi tope: dos horas completas sin detenerme. En total he cubierto 2557 minutos, esto es, 42.6 horas, a una media de ochenta minutos por sesión. De la distancia recorrida no sabría decir, salvo que calculo, grosso modo, que cada vuelta de diez minutos equivale a unos 1700 metros, lo que supone unos 10.2 kilómetros por hora. Entonces son... ¿434.5 kilómetros en seis meses? No sé si es mucho o poco, pero no esperaba más de mis fuerzas ni de mi maltrecha perseverancia.
martes, 2 de julio de 2019
Entre el domingo y el lunes despaché, tras incontables aplazamientos, la conocida Novela de ajedrez. Y lo que más llamó mi atención dispersa no fue el reclamo de ese juego para intelectuales, según se dice, ni la astucia narrativa para cruzar los sucesivos planos llevándonos de un personaje a otro y volviendo luego, sin estridencias, a la situación de partida; lo que más me agarró y me subyugó como lector fueron esos párrafos en que el enigmático señor B., tras permanecer aislado y sometido a la tortura de la soledad y a los interrogatorios de la Gestapo, mientras espera órdenes superiores bajo vigilancia de un guardián, repara en algo que al cabo conseguirá sustraer y que a la postre significará su salvación: "[...] ¡Un libro! Mis piernas empezaron a flaquear: ¡UN LIBRO! Hacía cuatro meses que no tenía un libro en las manos y ahora la sola idea de un libro con palabras alineadas, renglones, páginas y hojas, la sola idea de un libro en el que leer, perseguir y capturar pensamientos nuevos, frescos, diferentes de los míos, pensamientos para distraerse y para atesorarlos en mi cerebro, esa sola idea era capaz de embriagarme y también de serenarme. Mis ojos quedaron suspendidos de aquel bulto que formaba el libro en el bolsillo, como hipnotizados, con una mirada tan ardiente como si quisiera perforar el tejido. Finalmente no pude controlar mi avidez; involuntariamente me fui acercando. [...]"
El desenlace, significado en la última partida con el campeón del mundo de ajedrez, ya me pareció menos efectivo que esta secuencia completa.
lunes, 1 de julio de 2019
domingo, 30 de junio de 2019
Me colé en varias clases de Gianni Vattimo hacia 1993, en la universidad de Turín, en un aula-hemiciclo cuya mesa sobre el estrado se llenaba de grabadoras de voz. Una de esas mañanas lo dibujé en una página de mi cuaderno de apuntes, incapaz de seguir los meandros conceptuales del italiano, pero sintiendo que asistía a instantes memorables de mi vida. Ahora leo una entrevista reciente y me voy quedando con fragmentos de su inteligencia y su ironía, de su lucidez ya escéptica, de su voluntad de vuelta de todos y de todo: "La verdad es un tejido de interpretaciones y no una suma de datos"; "Como yo creo más en la Iglesia que en Dios, cuando dudo de la Iglesia es peor"; "Yo solo imagino núcleos de resistencia, como aquellos monasterios medievales que copiaban manuscritos (...) La única forma de resistencia política es incomodando al mecanismo de producción de nuestro mundo industrial". Y el dardo de un deseo fácil (ya suma ochenta y tres años) convertido en titular: "Espero morir antes de que reviente todo".
sábado, 29 de junio de 2019
Tras más de treinta años, acaso treinta y cinco, alimentando el sueño literario de proyectar ideas y empezar libros que casi nunca terminaba, anotando en infinitos cuadernos nuevos argumentos y quimeras, dando lustre, en fin, al verdadero rostro del fracaso; después de tan dilatada trayectoria en la región del humo, ahora me conformaría con disponer de uno o dos lustros para volcarme exclusivamente en el insaciable objetivo de rematar aquellos libros, de salvar de su nada unas cuantas de las tantas ideas que anoté sin fruto, de atemperar la frustración -acaso ya irredimible- y otorgarle una definitiva apariencia de dignidad.
lunes, 10 de junio de 2019
Extraños días e inexplicables sueños imbuidos de una oscura reminiscencia literaria.
Dentro de la vaga trama onírica, leo, al paso, un recorte de periódico perfectamente entrecomillado que se muestra con una pinza en un caballete de pintor: "Es oportuno afirmar que, tras arduas indagaciones, en un futuro, alguien descifrará la verdadera trama del universo". Mientras, él, el escritor José Saramago, me acompaña en un paseo breve por una casa-museo-huerto que no reconozco como la que años atrás visité en Lanzarote, pero que verosímilmente podría serlo.
Sin salir de la escena me da tiempo a pensar que la afirmación es acaso más propia de cualquiera de los laberintos de Borges, a quien ya conocí en otro sueño antiguo y, para mí, legendario.
Nada más despertar, celoso de mi insólito tesoro, busco un papel y transcribo el recorte, esas palabras exactas y sus comas que mi memoria visualiza sin esfuerzo.
sábado, 23 de marzo de 2019
Según designación de instancias internacionales, el Día Mundial de la Poesía fue jueves, anteayer.
Por la mañana intenté conmemorarlo de algún modo con mi alumnado, dentro y fuera del aula, y al final, creo, concluimos entre todos que este mundo nuestro sería más habitable si las mujeres y los hombres leyéramos más poemas.
Después, inesperadamente, recibí en mi teléfono el mensaje de un amigo autodesterrado, un poeta enorme cuyo contacto se me extravió dos meses atrás. Me saludaba con un hayku (suyo, supongo) que luego, paladeándololo, se me ocurrió modificar hasta convertirlo en otro hayku (mío, supongo). He aquí el modelo:
Preso en su jaula,
no encuentra dicha el pájaro,
pero la canta.
Y he aquí mi osada variación:
Libre en su cielo,
no encuentra espacio el ala
para ser viento.
A la tarde acudimos a la lectura poética de tres autores conocidos, en el floreado enclave del Museo Gaya. Darío permaneció más o menos atento a la novedad, escuchando y aplaudiendo, observando el misterio de palabras y silencios; hasta que lo venció la hora y tuvimos que abandonar para que no se nos durmiera en el camino de vuelta.
Al regreso, tuve aún voluntad para equiparme y salir a restaurar por segunda vez la increíble marca de 105 minutos dando vueltas a mi circuito habitual, bajo el signo de una luna que se alzaba en el horizonte, orgullosa y ajena, impasible.
No fue mal día el jueves.
martes, 26 de febrero de 2019
Entró el año dubitativo, remolón, como si viniera desengañado de sí mismo antes de fijar su cifra en el calendario; y ya han transcurrido casi dos meses, y las tardes se alargan con una codicia térmica impropia, primaveral, y dentro de nada saltaremos de abril a junio y de julio a septiembre y lo veremos -o lo verán otros- extinguirse.
Mi hija regresó a su destino en tierras de Italia, a sus afanes y a su vida. Yo me volví a citar con un amigo al que no veía hace años (vive en otra ciudad, en otro país, en otro continente). Y poco después me volví a citar con otro amigo al que tampoco veía hace años pese a vivir en el mismo continente, en el mismo país y en la misma ciudad.
Un día supimos que había muerto Fermín, el dueño de la bodega de Jumilla de la que mi padre fue cliente fidelísimo durante más de medio siglo: camiones de vino que llegaban a la taberna y a la tienda en grandes toneles y que luego mi madre y él distribuían parsimoniosos, cuartilla a cuartilla, litro a litro.
Otro día visitamos la casa y mi padre nos sorprendió a todos con su bigote recién rasurado, ese bigote persistente que le habíamos visto encanecer en los últimos cuarenta años.
¿Más novedades? Dejé de tomar café, de fumar un triste cigarrillo diario, de dormir con el teléfono móvil al alcance de mi mano. Ah, y en este tiempo he salido a correr hasta trece veces, las primeras con cautela, asegurando resistencia, forzando poco a poco hasta igualar y superar mis sucesivas marcas: 45', 50', 55', 60', 75', 80', 90', 95', 60', 75', 95', 100' y 30'. No está mal para un hombre sin vocación competitiva que acaba de sumar dos años a sus cinco décadas.
El 8 de enero me decidí a leer la novela de Aramburu, Patria, y el 7 de febrero la concluí. Una historia inquietante, inolvidable, que me ha mantenido en vela, a la espera de sus páginas. Está narrada con pulso abierto y expansivo, sin inmiscuirse, celoso de la distancia de la trama, nada tendencioso pese a incrustarse en la entraña llagada del terrorismo, de lo que se llamó el "conflicto vasco". Ciertamente, me ha reconciliado con la ficción novelesca.
En cuanto a mis inclinaciones... No, no escribo. Tampoco reescribo. A veces revolotea alguna idea, alguna asociación de palabras que pudieran decir algo, expresar un estado, una emoción, pero procuro mirar hacia otro lado y -es curioso- no insisten, se marchan sin remover ni un ápice de mi conciencia. Ahora -he aquí el peor de los cinismos- casi me regodeo en la renuncia.