lunes, 18 de noviembre de 2019

11XI2019
Imagen: Luz matutina desde una ventana con barrotes.
Texto: Se mire desde donde se mire, e incluso aunque no se mire, el Sol suele aparecer todos los días del mundo con puntualidad cósmica, felizmente ajeno a nuestros velos y desvelos, a nuestros aires y desaires, a nuestro vivir y a nuestro sinvivir. Ilumina y calienta las mismas extensiones de ayer y de siempre, las mismas que alumbraba y calentaba cuando no había un solo cuerpo humano sobre la Tierra. Ahí está de nuevo, al otro lado de los barrotes, posándose en el paisaje y en las cosas con vocación de eternidad, ebrio de luz cálida como el primer día. Lo que pasa es que hay días... y días.

12XI2019
Imagen: Nota manuscrita: "Una coartada para el fracaso".
Texto: Aunque mis voluntades tienden al orden y a la aplicación de un cierto criterio de simetría, la evidencia -acuciante y terrible para mí, lo sé- es que cada día soy menos dueño, no ya de mi espacio y de mi tiempo, sino sobre todo de mis textos, de lo que escribo y extravío y olvido casi sin transición. Mi mente, creo, se ha dejado arrastrar por el torbellino de la inmediatez, lo que le impide someterse a la constancia de cualquier método o disciplina.
Revolviendo en mis papeles me sorprende un absurdo bazar de títulos probables, de recortes que juzgué necesarios, de atisbos que no prosperarán, de versos inconclusos y aislados, de notas crípticas sin fecha de nacimiento ni estirpe que las reclame. Y es abrumador.

13XI2019
Imagen: Visión de mi madre, con la mirada ya perdida entre el suelo y el cielo.
Texto: La vida es lo que fuimos o creemos haber sido, lo que aún seremos o el sueño que nos resta, ese paréntesis de luz entre dos cifras; y es también lo que oímos y vemos y nombramos, cuanto nos ama y cuanto amamos. Sin ella -sin la vida- no obraría en nosotros la conciencia del tiempo y su milagro, el misterio íntimo de una fuga enloquecida que más pronto que tarde devorará el olvido. Sin embargo, el ahora que somos siempre acaba encontrando su razón.
Es urgente regresar al silencio.

14XI2019
Imagen: Aula vacía.
Texto: En la ciudad que elegí o me eligió para ver crecer a mis hijos, dos de cada diez electores han votado a la ultraderecha. En una cafetería, en un paso de peatones, en la cola del supermercado, en un atasco circulatorio, en una sala de urgencias, en un concierto de música, en el ascensor de mi edificio y, potencialmente, en cualquier aula de un centro de secundaria, dos de cada diez ciudadanos y vecinos han votado la xenofobia y la homofobia, la intolerancia fascista, el nacionalismo excluyente y la nostalgia del franquismo, el machismo, el racismo, el rechazo y la criminalización de la pobreza, el odio... O acaso uno de cada diez ha votado eso y el otro ni siquiera sabe muy bien lo que ha votado. Últimamente miro más alrededor y hago cálculos inquietantes: no es improbable que dos de cada diez me odien simplemente porque tengo nómina de funcionario público. Últimamente me pregunto en qué saco roto han caído mis sueños y desvelos por enseñar a leer a varias generaciones de alumnos.

15XI2019
Imagen: Gaviotas en Essaouira, en la costa atlántica de Marruecos.
Texto: La amplitud del cielo es a menudo la mejor alegoría de la libertad. Los poetas del mundo lo saben y lo cantan, pero son las gaviotas las que lo experimentan con su batir de alas o el planeo grácil sobre la superficie marina en busca de comida.
Algunas veces, sin embargo, todo cobra de repente un tono plomizo, todo se impregna de augurios malos y de turbias señales, y el trasiego de las aves enloquece y se torna caótico, se ensaña con la luz y con el propio espacio, y rasga el aire su escándalo de alas que amenazan.
Entonces es legítimo el miedo, y es noble guarecerse.

16XI2019
Imagen: Escalera metálica con niño en lo más alto.
Texto: Si el tiempo nos hace adultos, la vida que lo contiene nos adultera sin remedio. Poco poco nos salimos de nosotros, nos apartamos, nos alejamos, nos disfrazamos de otro, extraviamos la perspectiva de aquella inocencia primigenia en la que tal vez aún persista la verdadera identidad. Y llega un día en que querríamos regresar pero no damos con las señales, se han borrado o no sabemos verlas porque vivimos aturdidos. ¿Cuántos peldaños hemos de subir para volver a ser nosotros, para ser al fin el rostro inconfundible que nos dieron?

17XI2019
Imagen: Dentro del vagón, en una línea del metro de Madrid.
Texto: Las infraestructuras de transporte masivo de pasajeros fueron y serán un fascinante campo de experiencias para la imagen fotográfica. Todo cabe en ese marco detenido que captura con su dedo el azar, y todo cobra en ese marco un repentino prestigio de metáfora viva, de verdad efímera. La poesía evocadora de un simple raíl y la innegable sugestión de objetos en movimiento preconiza el vértigo inmediato, la incertidumbre colectiva, la dulce promesa de mudar de sitio para -oh ingenuos- creernos convertidos en otros. La velocidad hace el resto.

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