sábado, 19 de octubre de 2019

02IX2019
Imagen: Toma de la espalda de un usuario tomando a su vez una foto de grupo.
Texto: Mirar al que mira, focalizar al que enfoca, capturar la imagen inclusiva de quien captura y de quien se sabe capturado: un sano ejercicio de distanciamiento que nos sitúa más allá o más acá, pero en un lugar de privilegio, especie de observador pasivo que ignora si a su vez, también, estará siendo mirado y focalizado y capturado por otro u otros que se alinean a su espalda.
Los espejos repetidos de Borges no son indiferentes a este vértigo.

03IX2019
Imagen: En un cristal, cartel con flecha hacia la derecha: "CITA DIARIA".
Texto: Tengo el secreto hábito de descontextualizar, una inclinación que poco a poco, con el desarrollo de ciertas técnicas no menos secretas y el olfato que otorga la experiencia, se ha convertido en un talento. A veces mi percepción juega con las posibilidades poéticas de un anuncio o de un simple letrero, mientras que otras muchas intuye una perspectiva sorprendente, una vuelta de tuerca, un rizar el rizo. En el vasto reino de las analogías puedo ser un perfecto cínico. O un incomprendido.

04IX2019
Imagen: Escenario de un concierto con múltiples líneas cegadoras de luz.
Texto: De Bob Dylan fue el penúltimo concierto que presencié en directo. Se puso tras el piano, interpretó parte de su viejo repertorio (casi sin pausas para el aplauso) y desapareció como una sombra de sí mismo, evitando cualquier guiño de complicidad. Nada de pantallas gigantes ni juegos de luces: apenas un par de focos traseros iluminaban la escena. El uso de teléfonos móviles, prohibido.
El último concierto fue el de un grupo imprescindible de los ochenta y acaso de los noventa. En imagen -si no lo digo reviento- "Los Secretos", lo que de ellos y nosotros queda.

05IX2019
Imagen: Retrato a lápiz de Paco Ñíguez, de 1995.
Texto: En la jerga de la enseñanza, un claustro es la reunión -previa convocatoria- de la plantilla de profesores que integra un centro educativo.
En uno de mis primeros claustros -instituto de Mula, hace casi un cuarto de siglo-, un compañero con inquietudes y habilidades pictóricas improvisó en poco más de diez minutos un retrato a lápiz, bastante fiel, de mi rostro de entonces. Lo conservo en marco, colgado en la casa de mis padres, y cada vez que regreso a ella y lo miro me pregunto qué permanece en mí de aquel muchacho inexperto que empezaba a dar más clases de literatura que de lengua.
Hace muchos años que no he vuelto a cruzarme en el camino de Paco Ñíguez, el desinteresado autor de aquella obra.

06IX2019
Imagen: Avenida de entrada a la ciudad, por Ronda Norte.
Texto: Durante los meses de verano cunde en el homo urbanitas, lo mismo en la hembra que en el macho, la necesidad fingida o sincera de huir adonde sea, a la playa o al campo o a cualquier otra ciudad que lo redima de su hastío. Para ello, restaura expresiones del tipo "recargar pilas" o "desconectar", pero en el fondo escapa de su cotidianeidad para, probablemente, reinventarla en otro lugar. He aquí una de las puertas del regreso.

07IX2019
Imagen: El planeta Tierra: globo para decorar despachos y aulas.
Texto: ¿Desde qué ángulo nos mirará Dios?
Pero, de serlo -si es que Dios necesita ser para ser-, no adoptará un solo ángulo, sino todos a la vez. Y, verosímilmente, tampoco tendrá que mirar para ver ni tendrá que ver para saber, como no tendrá que distraerse con un puntito azul extraviado en alguna de las galaxias que a lo largo de la eternidad se le ocurriera o se le está ocurriendo o se le ocurrirá crear. Dios no necesita vernos porque ya lo abarca y lo es todo, incluso lo que no es, incluso el más absoluto olvido.
¿Desde cuánto tiempo atrás -si es que el tiempo significa algo para Él- nos habrá olvidado Dios?

08IX2019
Imagen: Farola de cuatro focos, con paloma imprevista.
Texto: Según la ley de la causalidad -tan soberana como cualquier otra que quiera postularse- ningún azar es caprichoso, de donde infiero con la misma legitimidad que ningún azar es inocente. Entonces, pues, hay una red casi infinita, un compromiso universal que a nada y a nadie salva.

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