viernes, 31 de julio de 2015
Referido a la lengua, un adjetivo sinónimo de "escueto" que no sea "conciso". No, no es "parco". Existe, sé que es una esdrújula que pugna en la consabida punta de la lengua. Más de media hora para encontrar la palabra, extraviada en cualquier laguna de la memoria. Al fin llega, poderosa como un vaticinio cumplido: "lacónico".
lunes, 27 de julio de 2015
domingo, 26 de julio de 2015
sábado, 25 de julio de 2015
El paréntesis de varios días en el pueblo -pendiente de hijos y de padres, con poco espacio y con menos tiempo, sin buen acceso a los recovecos cotidianos de internet- dejó a medias la lectura de esa novelita de Stefan Zweig con
la que he querido comenzar el volumen que recauda diez títulos del autor
suicida. Se trata de Miedo, la historia de una burguesita que encarna una especie de híbrido entre Emma Bovary y Rodión Raskólnikov, salvando la obviedad de las distancias. Mientras despachaba las últimas páginas se me ha ocurrido, con
la nitidez de las imágenes urbanas y la certeza de la banda sonora, que la
perspicacia de Woody Allen sabría adaptarla a la época actual y reconvertirla en una de sus comedias, bajo el inconfundible hechizo de sus diálogos.
viernes, 24 de julio de 2015
Como decíamos ayer... sigo desautomovilizado, y ya va para tres semanas. Entre el coche que feneció y el que el destino me reserve, a ratos me siento enorme, desposeído pero extrañamente libre, como en la cita aquella que citaba la Yourcenar al final de las Memorias de Adriano: "Cuando los dioses ya no existían y Cristo no había aparecido aún, hubo un momento único, desde Cicerón hasta Marco Aurelio, en que solo estuvo el hombre". Una cita espléndida, purísima, creo que de Flaubert, que perdura en mí desde que una mujer me la dijera de memoria en el fragor infame de los diecisiete años.
jueves, 9 de julio de 2015
Entre la tarde de ayer y el mediodía de hoy, Se pierde la señal, penúltimo libro publicado por Joan Margarit. El tono memorioso abre brechas en mi pensamiento, casi me solicita, como un eco, los poemas que jamás creí que escribiría. Ganas de marcar las páginas donde aparecen "La bandera", "Altamira" o "Canción adversa", de subrayar muchos renglones de ese epílogo honesto que su autor fecha en el verano de 2012. Queda la resaca de unos versos, su enigma: "El sol se pone. Estamos siempre lejos / de donde de verdad nos encontramos".
miércoles, 8 de julio de 2015
Salgo temprano para gestionar un trámite administrativo. A la vuelta, no sé si llevado por la inercia o por el deseo de atajar, busco la sombra interior del campus de La Merced. Mientras lo atravieso de lado a lado, acude a mí la ligera esperanza de tropezarme con algún viejo profesor, con algún director de tesis, con algún antiguo becario aventajado, solo para acechar en la distancia sus pasos cansinos, solo para registrar sus andares estancados en la proverbial monotonía que media entre el despacho y la cátedra. Pequeños grupos de alumnos manipulan sus teléfonos móviles, echados sobre los bancos y los escalones, esperando tal vez la hora del último examen o de la penúltima recuperación. De nuevo en la calle, un meteorito de júbilo recorre mi espina dorsal. Regreso pronto, a buen ritmo, sudando.
martes, 7 de julio de 2015
Libertad es disponer de un automóvil particular para que te lleve y te traiga por donde tú quieras, cuando tú quieras. Puedes elegir entre costear su encierro diario o dejarlo a la intemperie, expuesto a mil padecimientos. Debes llenarle el depósito cada semana, ordenar que le revisen los distintos niveles cada tres o cuatro meses, cumplir el trámite anual de chequearlo en la ITV mientras rezas para que no le descubran ningún desperfecto, domiciliar el pago automático del impuesto de circulación y renegociar el seguro de accidentes, limpiarlo de tarde en tarde por fuera y por dentro. Además de aceptar con estoicismo una raya malintencionada, un roce propio o ajeno, la cólera de un golpe inoportuno, la desgracia de un pinchazo en mitad de la autovía, una carta certificada que viene de la Dirección General de Tráfico.
Eso que te libera es también, en igual o superior medida, lo mismo que te esclaviza.
Eso que te libera es también, en igual o superior medida, lo mismo que te esclaviza.
domingo, 5 de julio de 2015
Por qué no decir que me alegro de que la democracia griega
haya dicho no a las exigencias de las altas estructuras del poder
económico. O lo que es lo mismo, fortalece mi ánimo que una notable mayoría de
helenos en situación de pobreza decida anteponer su dignidad como persona,
frente al atropello continuado de un sistema que se debe al capital y que,
disfrazado de demócrata, solo atiende a los intereses sin fin de los que se
denominan acreedores, que son los que atesoran nuestro dinero para luego
prestárnoslo y así generar más dinero que los enriquece a nuestra costa.
Me pregunto qué porcentaje de síes y de noes saldría de las urnas si los democráticos gobiernos europeos se atrevieran a indagar de los ciudadanos su democrática opinión sobre el caso de Grecia.
Es un símbolo ese no, y me encanta.
Me pregunto qué porcentaje de síes y de noes saldría de las urnas si los democráticos gobiernos europeos se atrevieran a indagar de los ciudadanos su democrática opinión sobre el caso de Grecia.
Es un símbolo ese no, y me encanta.
sábado, 4 de julio de 2015
viernes, 3 de julio de 2015
Maldito día irrepetible. El Megane de 1999 ha emitido el que probablemente sea su último estertor, y se le ha ocurrido escenificarlo justo en el recinto adonde lo había trasladado a media mañana para someterlo a su chequeo anual obligatorio; los técnicos no han llegado a tiempo y se me ha devuelto el importe exacto de la inspección frustrada del vehículo. Luego, la espera bajo el sol, la sordidez de los trámites, mi absoluta indiferencia ante esa película mugrienta y aceitosa que se adhiere a cada conducto y a cada pieza de un motor que no desea renacer. Todo eso sin contar la llamada intempestiva, la que por teléfono rescata viejos rencores para sumarse a los reproches nuevos. Maldito.
jueves, 2 de julio de 2015
miércoles, 1 de julio de 2015
Algo más de sesenta minutos con Joan Margarit, de quien hace un año no sabía casi nada. Leo de un tirón todos los poemas de Joana, el volumen que escribió durante la enfermedad y muerte de su hija. Leo: "Se daba cuenta, ante el sofá sin nadie, / de que no le quedaban, / de que nunca le iban a quedar, / suficientes recuerdos para fingir la vida". El aire acondicionado mantiene la sala a una temperatura discreta, soportable. Sigo leyendo: "ya ha empezado el olvido, / ya no existimos lejos de nosotros". A intervalos, los nueve meses de Darío se aseguran de que permanezco tumbado en el sofá, hasta que poco a poco se adormece en su hamaca. Leo aún: "y yo de pronto siento miedo y lástima / por si este orden fuese el gran bostezo / con el cual el futuro nos devora". Lágrimas de poesía, lágrimas limpias, lágrimas...
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