Me gusta el olor de las tomateras
que aún cultiva mi padre en su huerto lejano; pero no me gusta el tufo de
colonia cara en una fiesta de famosos que recaudan fondos contra la pobreza.
Me gusta el chapoteo de la lluvia
cuando salpica en la ventanita abierta de mi alma dormida; pero no me gusta el
ruidillo triste que importuna al silencio cuando la soledad se queda a solas
conmigo.
Me gusta contemplar las altas
palmeras de mi ciudad, pues rivalizan con las farolas y con las torres de
cemento; pero no me gusta acercarme y rebasar con mi coche el montículo
sanguinolento de un animal atropellado a ciento veinte kilómetros por hora en una carretera secundaria.
Me gusta cómo sabe el pan que sabe
hacer mi madre, porque sabe a pan, y porque sé que un día la ausencia de mi madre
tendrá también ese sabor; pero no me gusta la aspereza turbia que me dejan en
la boca la mentira o la envidia o el odio, ni las pequeñas venganzas que yo
mismo practico en secreto.
Me gusta el amparo breve y definitivo
de las manos de mis hijos cuando los dedos míos se me enfrían sobre el teclado
angustiado de la vida; pero no me gusta el peso ajeno de mi reloj si señala la
hora exacta en que trece corazones sin patria perecerán ahogados a menos de dos
millas de la costa española.
miércoles, 27 de noviembre de 2013
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1 comentario:
Me gustan tus gustos como me gustan tus disgustos...
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