sábado, 25 de enero de 2014

LOS PUTOS DIÁLOGOS DE LA PUTA INDUSTRIA DEL PUTO CINE

Tiempo atrás, los ambiciosos productos de la filmografía norteamericana solían reservar el estilo zafio y decididamente soez de sus diálogos para esos guiones de heroísmo patrio protagonizados por aguerridos muchachos y ambientados en geografías hostiles, en cualquiera de los múltiples escenarios de su historial bélico en el último medio siglo, desde Vietnam o Camboya hasta el mismísimo Irak. El lenguaje cumplía su función psicológica -o terapéutica, también para el espectador-, descargaba tensiones en ese caos sobrehumano de trincheras y emboscadas, de selvas y pantanales exóticos, de misiones suicidas, de bombas de racimo y de paisajes dantescos que ha de ser la verdad más franca e inmediata de una guerra, de cualquier guerra con recursos destructivos modernos. Otra cosa bien distinta es permanecer tres horas en la butaca, en la mejor disposición para digerir el sinsentido cotidiano pero impregnado de magnetismo de la jungla financiera de Wall Street, sus sutilezas feroces y sus comprensibles excesos paranoicos, y tener que soportar desde la primera toma la ametralladora complaciente de la vulgaridad (el puto y la puta, adjetivos, se repiten y se repiten hasta saciar al más habituado de los oídos), casi en todas las escenas, en boca de casi todos los personajes. A uno, entonces, mientras cunde la orgía de drogas y palabros y mujeres de diseño, se le ocurre que para contar el ascenso y el descenso del gran hombre de negocios en el mítico país de las oportunidades pudo haber otros caminos, otras referencias ilustres en la propia filmoteca norteamericana, y que no hacía falta exagerar el paroxismo un tanto caricaturesco de los actores ni rebajar tantos putos puntos los putos índices donde todavía cotiza el buen gusto y el talento creativo, frente a las enormes fauces de ese cine fast food que se devora a sí mismo, aunque gane millonadas en taquilla o lo condecoren con algún óscar de Hollywood.  

2 comentarios:

jose f kosta dijo...

Pedro, tranquilízate que te pierdes! Scorsesse es Dios!

Anónimo dijo...

El puto Dios...