jueves, 27 de marzo de 2014

VUELVO EN UNOS DÍAS

Superado por la inminencia infatigable de las cosas, atolondrado ante la serie de acontecimientos que me va deparando la vida, reo de un ímpetu y de un presente siempre en fuga y de una velocidad que me son extraños y que contradicen mi naturaleza y mi espíritu, de trecho en trecho he de detener el paso y sentarme en un recodo a mirar en torno; o bien, cerrar los ojos y adentrarme en las galerías del silencio, en soledad conmigo, para sentir en lo más íntimo que sigo siendo yo (es decir, que aún me habita algún rescoldo de quien soñé ser cuando el sueño se forjaba en la inocencia), que la densa nube que me arrastra en su cielo con su inercia cotidiana no me ha desposeído del todo, todavía no, de aquellos principios y voluntades que me justificaban frente al mundo.

No hay comentarios: