sábado, 22 de abril de 2023

LUZ EN LA NADA (ED. RENACIMIENTO, 2023)

Ha tardado en llegar, pero ahí está. Después de varias idas y venidas, el repartidor dio al fin con la calle, con el número, con el piso y con la puerta, pulsó el timbre, requirió desganadamente una firma, hizo la entrega y se fue por donde vino. Al sacarlo de su envoltorio y rozarlo con mis dedos por vez primera me ganó una sensación extraña, paradójica, a medio camino entre el orgullo y la renuncia y la indiferencia, como si se hubieran roto los lazos que tanto nos unían hasta ayer mismo, como si los cincuenta y un poemas que lo sustentan ya hubieran dejado de pertenecerme. Lo puse con delicadeza junto a sus hermanos, en el hueco previsto de la estantería, y me esforcé en encontrarles algún parecido, alguna señal de estirpe que fuese más allá del nombre y los apellidos del padre, porque es claro que cada uno de los cinco se gestó y nació de una madre bien distinta. Hace un rato, al bajarlos de su altar y ponerlos ahí para la foto, los he notado más unidos que nunca, y, pese a mis recelos iniciales, he observado que toleraban y aplaudían el protagonismo circunstancial del recién llegado.

viernes, 13 de enero de 2023

NADA DE LAFORET

Transcurrieron treinta y nueve años entre el primer impulso de leer Nada, de Carmen Laforet, y la determinación de hacerlo. En el instituto y después en la universidad, como alumno, y más tarde en los sucesivos trienios como docente, me rondó varias veces una voluntad que poco a poco se difuminaba mientras deslizaba sobre mi conciencia cualquier excusa. Satisfice esa deuda de lectura, al fin, entre el 22 y el 25 de agosto de 2022, y fue verosímilmente porque manoseé al azar una edición barata cuya nota introductoria de diez páginas venía firmada por un tal Eduardo Theirs. ¿Theirs, Theirs Whitton, Eduardo Theirs Whitton? Indagué unos minutos en Internet y... sí, se trataba, en efecto, de aquel profesor argentino que me regaló verdaderas clases de literatura en el lejano Curso de Orientación Universitaria (COU), un maestro al que le había perdido la pista en algún recodo de la vida. Así que aquella complicidad ahora renovada se me impuso como una obligación que disfruté intensamente: nada descubro si añado que Nada, la novela de 1944, sorprende por la madurez de su entonces joven autora, y que aquella obra se instaló ya para siempre como documento imprescindible en el itinerario de la narrativa española de posguerra. Transcribo algunos fragmentos:

"¡Cuántos días sin importancia! Los días sin importancia que habían transcurrido desde mi llegada me pesaban encima, cuando arrastraba los pies al volver de la Universidad. Me pesaban como una cuadrada piedra gris en el cerebro".

"Aquel iba a ser un día de esos que en apariencia son iguales a los otros, inofensivos como todos, pero en los que, de pronto, una ligerísima raya hace torcerse el curso de nuestra vida en una época nueva".

"La vida volvía a ser solitaria para mí. Como era algo que parecía no tener remedio, lo tomé con resignación. Entonces fue cuando empecé a darme cuenta de que se aguantan mucho mejor las contrariedades grandes que las pequeñas nimiedades de cada día".

"Tal vez el sentido de la vida para una mujer consiste únicamente en ser descubierta así, mirada de manera que ella misma se sienta irradiante de luz. No en mirar, no en escuchar venenos y torpezas de los otros, sino en vivir plenamente el propio goce de los sentimientos y las sensaciones, la propia desesperación y alegría. La propia maldad o bondad..."

"Me parecía que de nada vale correr si siempre ha de irse por el mismo camino, cerrado, de nuestra personalidad. Unos seres nacen para vivir, otros para trabajar, otros para mirar la vida".

"Si aquella noche -pensaba yo- se hubiera acabado el mundo o se hubiera muerto uno de ellos, su historia hubiera quedado completamente cerrada y bella como un círculo. Así suele suceder en las novelas, en las películas, pero no en la vida... Me estaba dando cuenta yo, por primera vez, de que todo sigue, se hace gris, se arruina viviendo. De que no hay final en nuestra historia hasta que llega la muerte y el cuerpo se deshace..."

"Bajé las escaleras, despacio. Sentía una viva emoción. Recordaba la terrible esperanza, el anhelo de vida con que las había subido la primera vez. Me marchaba ahora sin haber conocido nada de lo que confusamente esperaba: la vida en su plenitud, la alegría, el interés profundo, el amor. De la casa de la calle de Aribau no me llevaba nada. Al menos, así creía yo entonces".


martes, 10 de enero de 2023

DEFENSA DE SÓCRATES

Leí la Defensa de Sócrates, de Platón, en traducción de Francisco García Yagüe, entre los días 7 y 8 de marzo de 2021. Subrayé fragmentos con azul y otros con rojo, según mi costumbre y criterio; he aquí un manojo de ellos:

"En efecto, temer la muerte no es otra cosa que creer ser sabio sin serlo, pues es lo mismo que creer saber lo que no se sabe: nadie sabe ni siquiera si la muerte es para el hombre el mayor de todos los bienes, y, no obstante, la temen como si tuvieran la certeza de que sea el mayor de todos los males. Y en verdad, ¿cómo no va a ser una especie censurable de ignorancia la que consiste en creer saber lo que no se sabe?"

"Hombre de Atenas, la ciudad de más importancia y renombre en lo que atañe a sabiduría y poder, ¿no te avergüenzas de afanarte por aumentar tus riquezas todo lo posible, así como tu fama y honores, y, en cambio, no cuidarte ni inquietarte por la sabiduría y la verdad, y por que tu alma sea lo mejor posible?"

"[...] que no nace la virtud de la fortuna, y, en cambio, la fortuna y todo lo demás, tanto en el orden privado como en el público, llegan a ser bienes para los hombres por la virtud".

"Ni Meleto ni Anito pueden ocasionarme perjuicio alguno; ni siquiera sería posible, pues no creo que la justicia divina permita que un hombre de superior condición sea dañado por otro de inferior".

"[...] necesario será que el que quiera verdaderamente luchar en defensa de lo justo, si pretende sobrevivir algún tiempo, por poco que sea, actúe en privado y no en público".

"¿Creéis, pues, que yo habría vivido tantos años si me hubiese dedicado a la política; si, atendiendo a ella como corresponde a un hombre bueno, hubiese acudido en ayuda de lo justo, y hubiese tenido esto, como es debido, en mi mayor estima? Ni mucho menos, atenienses. Ni ningún otro hombre".

"[...] que el mayor bien para el hombre consiste en hablar día tras día acerca de la virtud y acerca de las restantes cuestiones con relación a las cuales me oís discurrir y examinarme a mí mismo y a los demás, y que, en cambio, la vida sin tal género de examen no merece ser vivida".

"Y mucho me temo que no sea esto lo difícil, atenienses, rehuir la muerte, sino que resulte mucho más difícil escapar de la maldad, que es cosa que corre más ligera que la muerte. Y ahora yo, por ser lento y anciano, he sido alcanzado por la más lenta, mientras que mis acusadores, fuertes y rápidos, han sido atrapados por la más ligera, la maldad".

"es posible que lo que me ha ocurrido sea un bien, y en modo alguno discurrimos rectamente cuantos consideramos que el morir es un mal".

"La muerte es una de estas dos cosas: o es como no ser nada y no tener ninguna sensación de cosa alguna, o, de acuerdo con lo que se dice, es un cambio y una migración del alma de este lugar a otro. Si no existe sensación alguna, sino que es como el sueño del hombre que, dormido, no sueña en absoluto nada, admirable ganancia sería la muerte".

"[...] hay una cosa cierta, y es que al hombre bueno no alcanza ningún daño, ni en la vida ni en la muerte, y que sus asuntos no son descuidados por los dioses. Tampoco este desenlace mío de ahora ha sobrevenido de manera casual; lejos de eso, yo veo claro que el morir ya y quedar libre de trabajos era mejor para mí".

"Y no digo más, porque es hora de partir; yo he de marchar a morir, y vosotros a vivir. ¿Sois vosotros, o soy yo quien va a una situación mejor? Eso es oscuro para cualquiera, salvo para la divinidad".


lunes, 25 de noviembre de 2019

18XI2019
Imagen: Mi padre, con la cabra que le regalaron a los seis o siete años.
Texto: Hay personas cuyo trato nos reconcilia a cada instante con la vida. Seguramente porque se muestran como son, sin estridencias ni falsos heroísmos, ebrias de un sentido común que ya no se estila, hechas a sí mismas, con esa inusitada virtud que cotiza a medio camino entre la humildad y el orgullo. Solo por haberlas conocido, por dejarnos asistir al cotidiano ejemplo de su discreta sabiduría, de su autenticidad y su honradez, sentimos que mereció y que aún hoy merece la pena este mundo.
Me refiero, ahora, a mi padre; pero a él nunca le he dicho lo que aquí estoy diciendo.

19XI2019
Imagen: Dos sombras que parecen abrazarse.
Texto: Parecen dos cuerpos que se palpan en la noche, la silueta de un abrazo lento y el beso eternizado al que se entregan. Pudo ser hace días o semanas, meses o quizá años que muy pronto se medirán por lustros y quién sabe si también por décadas. Sucedió entre dos cuerpos, entre dos bocas que tal vez se acercaban con la punta respectiva de sus lenguas. He aquí su certeza prolongada: donde yacen las sombras, reinó la luz.

20XI2019
Imagen: Instante de circulación en hora punta.
Texto: Cada mañana es la repetición de la anterior, salvo que toque sábado o domingo o la semana traiga una tregua extraordinaria. La misma hora y el mismo circuito y tal vez las mismas detenciones, los mismos coches con las mismas matrículas, las mismas prisas. Por un lado evaluamos el sinsentido de este ritmo que nos envuelve y nos mata, nos quejamos del semáforo y del tiempo que se emplea y del ruido y la contaminación que provocamos; por otro, nos alivia que todo sea igual, casi calcado en sus minucias, ningún percance, ninguna concesión al azar, la sacrosanta puntualidad de todos los días.

21XI2019
Imagen: Mancha multiforme en el tronco de un árbol.
Texto: En cuanto lo vi acaparó mi atención poderosamente. Era lo que era y nada más, un enigmático producto de la propia naturaleza, una amalgama de colores vivos que hubiera hecho las delicias del azar en la brocha de un pintor de la más rabiosa vanguardia. Pero su relieve, su textura expresiva -la fuerza de la sugerencia o la mera superstición-, hubieran podido remitir a otros fenómenos más improbables si el mío fuese un espíritu predispuesto al delirio religioso y a las necedades de la fe: un rostro, por ejemplo, el rostro ensangrentado de cualquier profeta.

22XI2019
Imagen: Mi propia sombra en una pantalla mientras la fotografío con el móvil.
Texto: La obsesión de la imagen es ya, en los mundos que nos habitan y en esos futuros sin porvenir que se vislumbran, una certeza inversamente proporcional a la obsesión de la lectura como fuente de placer. A más imágenes y formatos que las reproducen -inmediatos e intuitivos, fáciles y egocéntricos-, menos inquietud textual, menos índice de inmersión en la extraordinaria cultura del libro, menos ganas y menos fe en desentrañar el íntimo y secreto encuentro -intransferible y radical- con la imaginación literaria. Y las pedagogías innovadoras no saben nada de Platón ni de lo que significa su caverna. Más razones aún para el escepticismo y el silencio.

23XI2019
Imagen: Visión de la calle desde la puerta de la casa donde nací.
Texto: A mi derecha está la puerta de la casa de la que acabo de salir, y a mi izquierda el corral donde encierra sus cabras un vecino. El suelo que piso es de cemento, no de adoquines, y la distancia entre las dos aceras se me antoja más amplia porque yo soy pequeño. La Dolores la Virgen barre su escalón y la Anica la Trapitos el suyo. Ahora llamaré a mi primo Fede, que vive ahí, y juntos bajaremos la cuesta, giraremos a un lado y a otro, compraremos un dulce en la tienda de la Carlota y luego atravesaremos todo el pueblo por la calle Mayor para llegar al colegio. Vivimos en marzo de 1972; hace un par de noches que nació mi hermana.

24XI2019
Imagen: Escalinata de París, con turistas y gente que mira su teléfono móvil.
Texto: Mi resistencia a esta y a otras redes de mensajería cruzada -múltiple, global- se había mantenido incólume, a raya, hasta comienzos del último verano. Fue entonces cuando caí en la dulce tentación y me apliqué a colgar a diario, disciplinadamente, sin una sola mella, esa imagen y ese texto que se exigen entre sí y se retroalimentan, procurando no sucumbir del todo -o eso entiendo, pero quién sabe- al vasto surtido de frivolidades y de vanos narcisismos que acompañan a este medio. Hasta hoy...
Fuera de la pantalla, al fondo, abajo, a nuestra espalda, el maravilloso pulso de la vida, la realidad que fluye y se escapa, ciudades para andarlas y sentirlas y mirarlas. Como París.

lunes, 18 de noviembre de 2019

11XI2019
Imagen: Luz matutina desde una ventana con barrotes.
Texto: Se mire desde donde se mire, e incluso aunque no se mire, el Sol suele aparecer todos los días del mundo con puntualidad cósmica, felizmente ajeno a nuestros velos y desvelos, a nuestros aires y desaires, a nuestro vivir y a nuestro sinvivir. Ilumina y calienta las mismas extensiones de ayer y de siempre, las mismas que alumbraba y calentaba cuando no había un solo cuerpo humano sobre la Tierra. Ahí está de nuevo, al otro lado de los barrotes, posándose en el paisaje y en las cosas con vocación de eternidad, ebrio de luz cálida como el primer día. Lo que pasa es que hay días... y días.

12XI2019
Imagen: Nota manuscrita: "Una coartada para el fracaso".
Texto: Aunque mis voluntades tienden al orden y a la aplicación de un cierto criterio de simetría, la evidencia -acuciante y terrible para mí, lo sé- es que cada día soy menos dueño, no ya de mi espacio y de mi tiempo, sino sobre todo de mis textos, de lo que escribo y extravío y olvido casi sin transición. Mi mente, creo, se ha dejado arrastrar por el torbellino de la inmediatez, lo que le impide someterse a la constancia de cualquier método o disciplina.
Revolviendo en mis papeles me sorprende un absurdo bazar de títulos probables, de recortes que juzgué necesarios, de atisbos que no prosperarán, de versos inconclusos y aislados, de notas crípticas sin fecha de nacimiento ni estirpe que las reclame. Y es abrumador.

13XI2019
Imagen: Visión de mi madre, con la mirada ya perdida entre el suelo y el cielo.
Texto: La vida es lo que fuimos o creemos haber sido, lo que aún seremos o el sueño que nos resta, ese paréntesis de luz entre dos cifras; y es también lo que oímos y vemos y nombramos, cuanto nos ama y cuanto amamos. Sin ella -sin la vida- no obraría en nosotros la conciencia del tiempo y su milagro, el misterio íntimo de una fuga enloquecida que más pronto que tarde devorará el olvido. Sin embargo, el ahora que somos siempre acaba encontrando su razón.
Es urgente regresar al silencio.

14XI2019
Imagen: Aula vacía.
Texto: En la ciudad que elegí o me eligió para ver crecer a mis hijos, dos de cada diez electores han votado a la ultraderecha. En una cafetería, en un paso de peatones, en la cola del supermercado, en un atasco circulatorio, en una sala de urgencias, en un concierto de música, en el ascensor de mi edificio y, potencialmente, en cualquier aula de un centro de secundaria, dos de cada diez ciudadanos y vecinos han votado la xenofobia y la homofobia, la intolerancia fascista, el nacionalismo excluyente y la nostalgia del franquismo, el machismo, el racismo, el rechazo y la criminalización de la pobreza, el odio... O acaso uno de cada diez ha votado eso y el otro ni siquiera sabe muy bien lo que ha votado. Últimamente miro más alrededor y hago cálculos inquietantes: no es improbable que dos de cada diez me odien simplemente porque tengo nómina de funcionario público. Últimamente me pregunto en qué saco roto han caído mis sueños y desvelos por enseñar a leer a varias generaciones de alumnos.

15XI2019
Imagen: Gaviotas en Essaouira, en la costa atlántica de Marruecos.
Texto: La amplitud del cielo es a menudo la mejor alegoría de la libertad. Los poetas del mundo lo saben y lo cantan, pero son las gaviotas las que lo experimentan con su batir de alas o el planeo grácil sobre la superficie marina en busca de comida.
Algunas veces, sin embargo, todo cobra de repente un tono plomizo, todo se impregna de augurios malos y de turbias señales, y el trasiego de las aves enloquece y se torna caótico, se ensaña con la luz y con el propio espacio, y rasga el aire su escándalo de alas que amenazan.
Entonces es legítimo el miedo, y es noble guarecerse.

16XI2019
Imagen: Escalera metálica con niño en lo más alto.
Texto: Si el tiempo nos hace adultos, la vida que lo contiene nos adultera sin remedio. Poco poco nos salimos de nosotros, nos apartamos, nos alejamos, nos disfrazamos de otro, extraviamos la perspectiva de aquella inocencia primigenia en la que tal vez aún persista la verdadera identidad. Y llega un día en que querríamos regresar pero no damos con las señales, se han borrado o no sabemos verlas porque vivimos aturdidos. ¿Cuántos peldaños hemos de subir para volver a ser nosotros, para ser al fin el rostro inconfundible que nos dieron?

17XI2019
Imagen: Dentro del vagón, en una línea del metro de Madrid.
Texto: Las infraestructuras de transporte masivo de pasajeros fueron y serán un fascinante campo de experiencias para la imagen fotográfica. Todo cabe en ese marco detenido que captura con su dedo el azar, y todo cobra en ese marco un repentino prestigio de metáfora viva, de verdad efímera. La poesía evocadora de un simple raíl y la innegable sugestión de objetos en movimiento preconiza el vértigo inmediato, la incertidumbre colectiva, la dulce promesa de mudar de sitio para -oh ingenuos- creernos convertidos en otros. La velocidad hace el resto.

viernes, 15 de noviembre de 2019

04XI2019
Imagen: En el retrovisor, los dos picos de la sierra de los Frailes.
Texto: Me fui del pueblo a los dieciocho, y desde entonces no hago otra cosa que regresar para volverme a ir. Llevo casi dos tercios de mi vida yéndome y volviendo, volviéndome y yendo, arrastrando conmigo emociones cada vez más contradictorias pero rigurosamente lógicas, como en aquel verso cuyo ritmo se instala en mi cerebro cuando tomo la primera curva a la izquierda y necesito echar un último vistazo por el retrovisor: "Me voy, me voy, me voy, pero me quedo"... Hay paisajes que viajan en nosotros.

05XI2019
Imagen: Esqueleto de un modesto rascacielos que no llegó a concluirse. 
Texto: Hice esta fotografía como casi todas las que hago: guiado por el generoso impulso de la intuición, sin plan previo ni discurso que desencadenase mi objetivo, pero con la ligera certeza de que detrás de esa estructura detenida en sus veinte plantas de cemento acechaba un determinado ánimo, una emoción secreta y contenida, un disgusto íntimo. Ahora la contemplo de nuevo y sé que, inconscientemente, cuando la hice, en realidad estaba justificando una palabra que no acababa de encontrar: "sórdido", "sordidez".

06XI2019
Imagen: El libro más antiguo de mi biblioteca, en Cátedra.
Texto: Este ejemplar de "Verso y prosa" en edición de su autor, Blas de Otero, fue, si no me engaño, el primero que entró de mi mano en la casa paterna, el que inauguró mi modesta biblioteca allá por el año 1979. Poco a poco fueron llegando más, al principio con moderación presupuestaria, después con avaricia de bibliófilo, compulsivamente, y desde hace un tiempo con renovada sobriedad y criterio. De aquel libro aún me emociona tocar su cubierta, acariciar sus páginas. De él podría recitar unas cuantas estrofas de memoria.

07XI2019
Imagen: ¡Buenos días, buenos días!
Texto: Recuerdo con bastante pulcritud que estaban jugando sobre la jarapa de su cuarto, verosímilmente a finales de 2001. A Helena la tumbé de espalda, y Federico, que aún no se mantenía en pie, se lo senté encima con la advertencia de que lo tuviera bien sujeto. Busqué el ángulo propicio, les dije que me miraran y apreté el botón de aquella cámara traída desde Tenerife. Ahora esa fotografía impremeditada y esos ojos de entonces que me miran y sonríen son los que me saludan cada mañana, cada despertar, cuando se hace la luz en el lado izquierdo de la cama.

08XI2019
Imagen: Escalera de acceso a un parque de Turín.
Texto: Es un misterio la inspiración -esa eterna aliada de la oportunidad y del talento-, pero lo es más su permanencia sostenida. En alguna página de Kafka y en alguna nota autobiográfica de Pessoa se desvela el trance definitivo de cierta noche irrepetible, el delirio perfecto de unas pocas horas en que, sin transición, se insinuó la idea y se gestó la obra.
Hoy, con fulgor inefable, mientras preparaba desayunos, se me encendió una luz con hechuras de novela: no una trama, no aún, sino una tesis simbólica que solo aguarda la excusa de unos personajes que la ejecuten, de una peripecia digna. Como aquella otra que imaginé hace lustros y que no me decido a escribir, también esta merecería el pulso y la tenacidad, o tal vez la ciega convicción, de algún Saramago.

09XI2019
Imagen: Parra podada de la casa de mis padres, figurando cornamenta.
Texto: Me preguntas si votaré mañana, y qué voy a votar. Te digo que sí, que votaré mañana, y que depositaré mis papeletas con mucha más inquietud que otras veces. Creo que la madurez política se logra cuando uno termina de saber dos cosas que ya intuía: de qué mundo viene, en lo personal y en lo social, y qué mundo y qué clase de país sueña para sus hijos.
Así que votaré, y lo haré según principios que para mí son o deberían ser universales. Votaré contra la intolerancia y la exclusión, contra los privilegios sin escrúpulos, contra la falacia identitaria, contra el totalitarismo represivo y regresivo, contra la sospecha y la amenaza y la persecución, contra la ignorancia bárbara, contra la fuerza bruta. Votaré contra los muros, contra las alambradas, contra el horror y contra el miedo. Votaré contra el olvido.
Votaré, sí, aunque solo sirva para, por unas horas, contrarrestar mi pesimismo.


10XI2019
Imagen: Lámpara esférica en un restaurante de moda.
Texto: La realidad tiene demasiadas caras, demasiados puntos de vista, ángulos, perspectivas, recovecos, lagunas, pliegues, apariencias, engaños, invenciones. No se muestra tan fácil, no se quiere fija en un lugar concreto, y a menudo incluso se camufla en la ficción, su mejor aliada. O quizá existe en todas partes a un tiempo y se alimenta de sus mil matices, de sus contrastes y antagonías, de sus íntimas contradicciones, de la excitante amalgama de promiscuidades que, al cabo, inopinadamente, la consagran como Verdad.

lunes, 11 de noviembre de 2019

28X2019
Imagen: Dos ciervos en la transición del día a la noche.
Texto: Parecían sombras chinescas sobre la línea horizontal del suelo, mostrándose a contraluz en el lienzo celeste de un anochecer de otoño. De repente sentí mi cuerpo atravesado por el frío amable de la creación, suspendido en la nostalgia de la eterna quietud, esa que siempre fue anterior a mí y que será, también, sucesora de mi ser, para siempre. Tomé la cámara, apunté al objetivo, posé el índice, se oyó un chasquido lejano y ajeno.

29X2019
Imagen: Cometa típica moratallera, fabricada por mi padre.
Texto: Todo era artesanal, todo fabricado a mano y con materiales baratos y sostenibles.
Cuando llegaba la época de las cometas (creo que a finales de agosto, pero no lo hago cierto), los muchachos buscábamos las cañas, las arreglábamos a medida y las armábamos con hilo bramante; luego, en la tienda, comprábamos papel de color, lo cortábamos y lo adheríamos cuidadosamente con una masa de agua y harina; por fin, le añadíamos flecos de adorno alrededor, le anudábamos una larga cola de jirones de tela pesada y, con una buena madeja de hilo enrollado en un palo, peregrinábamos al cerro más próximo.
Y volaban, ya lo creo. A veces se alejaban cientos de metros y permanecían horas en lo alto, serenas y orgullosas; o bien cesaba el viento de repente y teníamos que correr a la contra para elevarlas y que no cayeran.

30X2019
Imagen: Esperando a mi hijo.
Texto: Las horas muertas.
La silenciosa espera delante de una taza, de unos ojos ausentes, de un libro olvidado de poemas, de un paisaje sin alma.
La suma exacta de los sucesivos tiempos envasados al vacío, de los tiempos quirúrgicos y ajenos, de los tiempos incautados a la nada, de los tiempos que nunca vuelven, de los tiempos que por su peso caerán en saco roto, de los tiempos perdidos a conciencia y sin excusa, de los tiempos que sueñan a rebufo del destiempo, de los maravillosos tiempos sin tiempo.
Las horas muertas que, jugando, se pueblan de palabras.
Las horas vivas.

31X2019
Imagen: Luces de neón: "La città era piena di rumore"...
Texto: El ruido está en todas partes, cada vez más ensordecedor, más incisivo y más déspota. Se cuela por cualquier rendija, con permiso o sin él, huracanado o susurrante, y todo lo contamina y lo pervierte. Está en las calles, en los platós de televisión, en cada post de cada red social; pero también existe al margen del sonido, en las miradas, en las manos, en los gestos obscenos. A veces, sutilmente, se adueña del silencio, lo chulea y lo prostituye, lo devora como un cáncer, lo maneja y lo anula. El ruido se instaló hace tiempo muy dentro de nosotros.

01XI2019
Imagen: Desde la arcada del horno techado, en el huerto de mis padres.
Texto: Me gustaría que, cuando deje de ser, cuando mi respiración no se nutra de este oxígeno y mi cuerpo abandone por siempre su espacio en este mundo, alguien se encargue de reducirme a ceniza y que esa ceniza se mezcle de nuevo con la tierra de algún lugar que me sea próximo; por ejemplo, con la tierra de este huerto de modestas vistas que inspira buena parte de mis afectos y memorias.
Me gustaría ahora, sí, mientras lo pienso. Pero sé ciertamente que desde el instante en que deje de ser ya todo me dará lo mismo; es decir, nada, o incluso menos que nada.

02XI2019
Imagen: A los abogados asesinados en la calle Atocha, con balcón.
Texto: Me apena esta hornada de jóvenes cuya mejor disculpa es que son hijos de sus progenitores.
Caminan enredados en cables de auricular, como zombis de un tiempo errático; todo lo encuentran a mano y todo les entretiene y todo les aburre; víctimas de los incontables reclamos, su pereza neurológica y su apatía apenas conciben el adoctrinamiento consumista al que son sometidos, el tramo fronterizo entre la verdad y la mentira, el factor anestesiante de su mundo virtual. Por no hablar de su desmemoria histórica, de su orgulloso desdén del pasado, de su ignorancia satisfecha y complaciente.
Y los padres, sí, somos cómplices necesarios de su extravío irremediable.

03XI2019
Imagen: Paisaje de carretera con curva y nubes.
Texto: Nubes de ayer, nubes de otoño ya; sin embargo, la templanza preside días confusos y ambiguos, días que no terminan de definirse en el calendario de las estaciones. Pero ese intenso azul y esos cúmulos algodonados que amenizan el horizonte, y esta luz que cae sobre los olivos en el principio de la tarde, son ya un anuncio del cambio inmediato, un guiño de la naturaleza que se respira en cuanto vemos y escuchamos, la pudorosa sinestesia que hará suya cualquier observador de la belleza, cualquier artista receptivo, cualquier poeta.

miércoles, 6 de noviembre de 2019

21X2019
Imagen: Estatua de Pío Baroja en lo alto de la cuesta Moyano, en Madrid.
Texto: Visto así, parece un estratega o un soldado de cualquier bando que hubiese combatido en la primera o en la segunda gran guerra o, acaso más verosímil, en la contienda entre españoles de las dos Españas, y que hubiera sobrevivido al terror de los bombardeos y a las cunetas de la vergüenza; pero no, se trata apenas de la efigie de un viejo vasco y cascarrabias, de un hacedor de personajes que dialogan, de un hombre pesimista y escéptico que escribió a mano millares de páginas que otros leerán y otros les practicarán su autopsia analítica y otros memorizarán sin entusiasmo para rendir cuentas en el examen de pasado mañana.

22X2019
Imagen: Mi boletín de calificaciones de 2º de BUP.
Texto: Qué fácil es hoy sospechar de cualquier desliz, publicitar sin reparo aquel lejano devaneo seguramente inoportuno, denunciar ante las hienas del mundo una solicitud vergonzosa, una indiscreción sin cálculo, un error ya olvidado, una falta prescrita. Se acusa y se condena en un mismo instante, sin que medie ningún trámite, sin que asista una pizca de empatía, sin piedad.
¿Quién no guarda un recuerdo indecoroso? ¿Quién no lleva una mancha en su expediente más secreto?

23X2019
Imagen: Mujer mirando el cristal fijo de la ventanilla, en un vagón de tren.
Texto: La ventanilla del vagón es un vivero de imágenes y mundos, un lienzo constante de paisajes que no cambian de sitio, de reflejos interiores que llevan al cristal la magia evocadora y la poesía. La vida que transcurre está impregnada de fugacidad y quietud al mismo tiempo. El afuera y el adentro se resuelven en un plano único, inclusivo.
No es lo que miras: es lo que piensas, lo que sientes...

24X2019
Imagen: Composición con reloj-despertador y disco "La Mandrágora".
Texto: Escuché que españoles Franco ha muerto cuando yo tenía ocho años. A los dieciocho descubrí y escuché La Mandrágora, aquel disco, aquella letra de un tal Joaquín que versionaba el entierro apoteósico del caudillo y dictador por la gracia de Dios: "Adivina, adivinanza".
Impasible, hoy el mismo reloj dibuja sus horas.
El tiempo esgrime, siempre, sus razones.

25X2019
Imagen: Mis padres, de espaldas, caminando hacia el olivar.
Texto: Entre luces y sombras, la vida sigue su camino, a veces recto y liso como una pista de velocidad, otras intrincado y pedregoso como una prueba de obstáculos; y sin que nos demos cuenta se va adentrando, recodo a recodo, pasito a pasito, en esos paisajes de otoño que tan lejanos nos parecían. El sentido último, como quería Machado, solo se encuentra caminando. Caminando, tal vez, de la mano de alguien.

26X2019
Imagen: Flecha de azul recortada por tres edificios.
Texto: Cuando alguien ve o cree ver una señal del cielo, yo apenas intuyo, aprecio y, en su caso, constato un fenómeno de la naturaleza, el desenlace simple o complejo de mi percepción, de mis sentidos. Y si no me asiste la ciencia, me doy un generoso margen de ignorancia o descreimiento o de mero escepticismo. Definitivamente, ando muy perdido en el camino de la fe; mucho me temo que arderé en cualquiera de los infiernos de este o del otro mundo.

27X2019
Imagen: Panorámica del Paseo Alfonso X de Murcia, ahora peatonal.
Texto: Importa menos lo que se mira -desde un paisaje a un objeto, incluso si se trata de una persona y de su rostro- que la perspectiva que adoptamos, el ángulo que buscamos al mirarlo. Y entonces nuestra percepción inventa otro rostro, intuye o crea otro objeto, descubre otro paisaje. Así, como otra manera de mirar lo mismo, entiendo el arte en cualquiera de sus formas.

martes, 5 de noviembre de 2019

14X2019
Imagen: Entramado de ramas y cables con la torre de la Mole de Antonelli.
Texto: De las ciudades en las que estuve, Turín es la única a la que siempre estoy queriendo volver -y solo he vuelto dos veces en veinticinco años-, aunque sepa de antemano que se trata de una vuelta enfermiza, morbosa, casi ficticia, henchida de toda la inmadurez y de todas las contradicciones que hoy, en la distancia de los años, me atraen como un abismo. Allí fueron el tormento de Salgari, la locura de Nietzsche, los suicidios de Pavese y Primo Levi..., pero también mi cumbre de soledades, mi melancólico oasis de libertad.

15X2019
Imagen: "La fiscalía del TSJ investigará la muerte de miles de peces".
Texto: Cuando de repente algo se convierte en noticia -y sube a las cabeceras de los telediarios y a las portadas de los periódicos y a las pantallas nerviosas de los móviles- eclipsa la realidad, la tergiversa, porque su ser insaciable rápidamente la sustituirá mañana por otra y atemperará el estupor, o -insensibles consumidores de noticias- nos la acabará haciendo tolerable. Tiempo al tiempo, parece decirnos entre líneas, casi con una sonrisa cínica en los labios. La actualidad corre más rápido que la verdad, aunque no llegue tan lejos.

16X2019
Imagen: Alfombra de hojas secas en un parque de Turín.
Texto: Los parques, sobre todo si son urbanos, fueron pensados para pasearlos en otoño, a una hora quizá vespertina, sintiendo el crujir de hojas secas bajo las suelas y un rumor de soledades en los bolsillos, testigos de un silencio solemne que tal vez, si nos acompaña la magia, se impregnará de versos muy leídos hace tiempo -de Rubén o de Machado, o acaso de Hölderlin, o acaso de Leopardi-, y de otros novísimos, impredecibles, versos humildes que pugnan y se arremolinan a nuestros pies.

17X2019
Imagen: Primer fotograma de la película Mientras dure la guerra (2019).
Texto: Entrar a una sala de cine y salir de ella, dos horas después, sobrecogido por una lúcida desazón, ebrio de un extraño regocijo intelectual, devuelto a esa paradójica gratitud de las emociones más primarias, como si en ese paréntesis suspendido entre imágenes bárbaras y adhesiones cerriles, entre discursos incendiarios y estruendos y miedos y fantasmas del ayer que no cesa, se hubiera renovado en mí un discreto baño de convicciones.
Extraordinario pulso a la Memoria y a la Historia.
Sutilísimo Amenábar.

18X2019
Imagen: Cientos de libros adosados en un stand al aire libre.
Texto: Cuando a un escritor respetado por la actualidad le entregan un cheque de 601.000 € a cambio de una novela que ha escrito y, con astucia y alevosía, se apresura a decir que es "el primer premio literario al que me presento", miente dos veces; o miente una (porque al menos a este no se ha presentado en competencia con nadie) y desahoga una ridícula vanidad en la otra (porque a nadie le importa ya si antes se presentó a premios).
Es un misterio el éxito; qué poco tiene que ver con la posteridad o con la gloria, casi nada con el prestigio o con el mérito.

19X2019
Imagen: Castillo de Moratalla visto desde la casa donde nací.
Texto: La casa donde nací tenía un bajo y dos plantas. En la más alta, en un humilde cuarto de techos inclinados, estuvieron mi cama de adolescente y mi mesita de estudio y mis primeros libros. Cuando me asomaba al ventanuco veía el tejado de enfrente y la terraza de un vecino, y si giraba la cabeza a mi izquierda, al fondo, la mole perpetua del castillo. Los días de tormenta mi madre y yo nos acurrucábamos para mirar desde ahí cómo caía el agua de las canaleras, mientras ella le rezaba a santa Bárbara y entre los dos nos comíamos los terrones de flores con azúcar (en la ciudad lo llaman palomitas de maíz, pero no es lo mismo) que había preparado para gozar del espectáculo.

20X2019
Imagen: Tablón vertical para colgar llaves.
Texto: Donde algunas personas solo vemos un surtido abundante de llaves que cuelgan de un panel numerado, otras presentiremos de inmediato el misterio que desprenden aquellas que no están, la aventura insensata de las llaves que acaso alcanzó una mano temeraria; y ahora cualquiera de esas llaves, o una muy concreta, abrirá la cerradura de una puerta prohibida, chirriante, y el silencio denso de dentro se mezclará con la luz intrusa de fuera, y un cuerpo sin culpa avanzará confiado en la penumbra, y de repente el sollozo de una sombra sin cuerpo...
En las llaves, quién lo duda, alienta un ebrio caudal de fantasía.

viernes, 1 de noviembre de 2019

07X2019
Imagen: Visitantes en un zoo, observados desde dentro de la celda acristalada.
Texto: Aquí paso mis días y mis noches. Aquí descargan a diario toneladas dosificadas de comida, un macho me busca y me encuentra en época de celo, ciertos doctores revisan mi cuerpo y me ponen inyecciones. No tengo que preocuparme de la caza ni de defender un territorio ni de proteger a mis crías. Cuando me apetece tomo el sol, o bien me sumerjo en el estanque. A veces vienen grupos de personas que me señalan con el dedo y hacen gestos de asombro desde el otro lado del cristal. La vida pasa lenta aquí.

08X2019
Imagen: En la terraza de la casa de los padres.
Texto: Cada cual tiene su atalaya, un paisaje propio que despliega la modestia de sus alas, el punto exacto desde el que solemos celebrar cuanto nos fue dado. Para los otros no significará mucho, apenas nada, una baranda y tras ella una calle y unas casas y unos cables eléctricos, y luego unos árboles y el atisbo de una sierra y un cielo que oscilará entre el azul radiante y el gris plomizo, entre la dicha de ser -de estar aquí, de haber vuelto- y el dolor que a veces trae la vida. El alma se regocija de este espacio.

09X2019
Imagen: Fotografía de mi rostro en una carta de póker.
Texto: Nunca supe si las cartas están marcadas, si hay una conciencia que las baraja y las reparte dejándonos a nosotros, tristes mortales, la ilusión del azar, de los hados favorables, de la diosa Fortuna. Lo llamamos Fatalidad y, en algunos casos, Destino, que no son sino dos maneras de humillarnos frente a la nostalgia de un orden supremo, premeditado e insobornable, escrito en las estrellas con mano firme. Tal es el tamaño de la superstición, a la que tal vez habría que poner, también, la mayúscula.

10X2019
Imagen: Calle estrecha con arco moruno y niños jugando.
Texto: En una callejuela de Marrakech, en los primeros años del siglo XXI, dos niños juegan a la pelota. Entonces un turista con trazas de turista se asoma a ese espacio de silencio prehistórico y capta la imagen.
Yo pude ser cualquiera de esos chicos y de algún modo lo fui, hace ya cuatro décadas, en una calle sospechosamente familiar, angosta como esta pero con leve inclinación, curvada por las fachadas aleatorias de las casas vecinales, con zócalos. Era la calle del Palomar, en un pueblecito de Europa con raíces también árabes, en un recóndito enclave fronterizo al sureste de la Península Ibérica.

11X2019
Imagen: Cartel pegado en el interior de la puerta de un retrete de hombres.
Texto: Demasiado a menudo, el mensaje que leemos no se corresponde con la realidad que percibimos en la lectura; y entre esa realidad  intuida y el yo que mira e interpreta las palabras suele interponerse una imagen paralela, amable o no, un mundo oculto y soterrado al que continuamente nos remite. La literalidad nunca es óptima. Lo referido siempre puede ser otra cosa.

12X2019
Imagen: Bandera española ondeando en un esablecimiento a pie de playa.
Texto: Puedo entender el deseo de pertenencia de algunos, la turbia amalgama de azares que sustenta el principio de identidad colectiva, el acopio emotivo de vivencias y memorias y olvidos que condensa lo que soy y lo que somos en un himno común, en un símbolo que ondea sobre una tela de colores pactados. Lo que no me cabe en la cabeza es la ostentación gratuita y cerril, el regodeo cómplice, la fanfarronería exclusiva, esa especie de orgullo patrimonial que algunos gastan y que, además, me exigen a mí como garante de lealtad.
¡Ay, las banderas...!

13X2019
Imagen: Retrato de juventud, con barba, y libro de Cernuda en las manos.
Texto: Me desconozco, no parezco yo, pero verosímilmente lo soy, debo serlo, detenido en el umbral de una década -los noventa- tan decisiva como todas, con el pelo en punta y una barba que nunca me he tolerado más allá de dos meses. En mis manos, abierto tal vez al azar o tal vez por una página premeditada, "La realidad y el deseo" de Luis Cernuda, ese volumen del Fondo de Cultura Económica que había recibido en préstamo, de manos amistosas, y que luego se quedó a vivir conmigo, habitando conmigo las casas que yo habito.