martes, 8 de abril de 2014

POR SENDEROS IMPENSADOS

El destino nos lleva por senderos impensados. El día de ayer, todavía con el color de París en la retina, se me ocurrió despachar un texto de Julio Cortázar en que responde a las preguntas de una revista norteamericana y aprovecha para no dejar títere con cabeza, empezando por la propia revista y continuando con el neocolonialismo yanqui, que tan a menudo se disfraza de otras cosas para servir a la causa suprema del capitalismo, “triste paraíso de unos pocos a costa de un purgatorio cuando no de un infierno de millones y millones de desposeídos”. Más adelante ya sí habla de literatura, de su compromiso literario en el contexto latinoamericano del año 1969, de su visión desmitificadora del fenómeno bautizado como boom, de la libre y respetable versión cinematográfica que hiciera Michelangelo Antonioni de uno de sus cuentos (lo que a mí me descubre que casualmente tengo el DVD de Blow up en el estante y que nunca supe que hubiera surgido de Las babas del diablo y que esa película me apetece verla ya), del futuro de la novela (que por cierto le “importa tres pimientos; lo único importante es el futuro del hombre, con novelas o televisores o todavía inconcebibles tiras cómicas o perfumes”) y de su marginalidad sin ninguna pretensión de hacer carrera, actitud expresada en algún pasaje como este que no quisiera extraviar de mi modesto horizonte: “Un escritor de verdad es aquel que tiende el arco a fondo mientras escribe y después lo cuelga de un clavo y se va a tomar vino con los amigos. La flecha ya anda por el aire, y se clavará o no se clavará en el blanco; solo los imbéciles pueden pretender modificar su trayectoria o correr tras ella para darle empujoncitos suplementarios con vistas a la eternidad y a las ediciones internacionales”. La tarde se fue apagando en un tórrido desguace de automóviles al que por primera vez en mi vida no tuve más remedio que acudir, en busca de un faro.

No hay comentarios: