sábado, 2 de junio de 2018

Incapaz de propiciar un ámbito que se someta a las actuales exigencias de tiempo y espacio. Sensación de interinidad permanente, de energías hipotecadas o, lo que es peor, de desgana golosa, liberadora casi. Reincide la terrible certeza de no ser yo, no aún yo, no aquel yo que irremediablemente estuvo llamado a pertenecerme. Temo al día en que un rostro anacrónico me reproche desde el espejo el tamaño de mi despilfarro.

1 comentario:

Alejorro Rosa dijo...

Bravo por la frase final, temo ...mi despilfarro... Bravo!!!