sábado, 29 de julio de 2017
En sí mismo, el orden no es nada, nada significa. Lo que importa es el criterio adoptado para determinar un orden, cualquiera que sea. Si no hay criterio, entonces tampoco habrá coherencia ni sentido, no habrá una base lógica que lo legitime, y será fácil vincularlo con el ancho mundo de las obsesiones y las manías. El desorden, en cambio, es naturalmente anárquico, su reino es el del caos, ya que ni sabe ni quiere someterse a criterio.
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